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Actualizado: 17/05/2024 1:04

Cambios, China

China, la realidad bajo el tapete

La situación insostenible de la economía nacional y el descontento popular obligaban a los dirigentes a vendernos la idea de otro posible futuro luminoso y es así como apareció China

El artículo que redactara Fidel Castro, China, gran potencia económica del futuro, en la primera mitad del 2009 por la conmemoración de los 60 años de la proclamación de la República Popular dio inicio a una campaña mediática interna.

El PCC contaba ya en ese momento (desde 2007) con todas las opiniones que se había permitido dar el pueblo sobre las problemáticas del país, después del llamado del General de Ejército a debatir sin miedo, y se cocinaba entre bambalinas los lineamientos para el muy esperado VI Congreso.

La situación insostenible de la economía nacional y el descontento popular obligaban a los dirigentes a vendernos la idea de otro posible futuro luminoso y es así como apareció China en el panorama de la Isla.

El extenso texto de Fidel señalando los avances económicos del gigante asiático dio luz verde a los medios de prensa oficiales para poner a China como centro de atención para los cubanos.

Un ejemplo claro del bombardeo periodístico son los más de 24 artículos informativos y de opinión divulgados por el Granma relacionados con China en los meses de junio y julio de este año, incluidos textos completos del Diario del Pueblo (periódico oficial del Partido Comunista de China).

A la realidad que palpa día a día el cubano de a pie, que compra productos chinos en las tiendas de recaudación de divisas y aborda ómnibus de una de las empresas de ese país, se suman los artículos que nos hablan del aumento del turismo en China, de las 20 misiones espaciales que realizará en 2011 y los miles de kilómetros de vías para los trenes de alta velocidad.

Pero con la propaganda el PCC no intenta convencernos únicamente de que durante las últimas décadas China ha sido uno de los países con mayor crecimiento económico, sino que todo el desarrollo se debe a la labor del PCCh, y a su sistema “marxista”.

El pasado 13 julio el partido cubano celebró un homenaje al Partido Comunista de China, donde mencionó que la presencia de esta organización frente a los destinos del país durante más de seis décadas ha permitido que China se consolide como una nación socialista moderna y estable[1].

¿Qué se esconde tras las adulaciones? Nada más que las intenciones de los burócratas de la Isla de, sino seguir los mismos pasos del PCCh, coger por el mismo camino.

El camino hacia la restauración del capitalismo pero con un férreo control político del país.

Los lineamientos aprobados en el VI Congreso nos hablan de la apertura al capital extranjero pero no hay ni una línea que apunte hacia el inicio de un proceso de democratización, aún no tenemos ni la posibilidad tan básica y necesaria de que los ciudadanos puedan elegir y revocar en cualquier momento a los que desempeñan los cargos públicos.

Los grandes burócratas cubanos no quieren perder el poder y por eso se les ha hecho imprescindible dormir al pueblo con cantos de sirenas (chinas), propósito que han logrado en grupos nada despreciables de la población.

Los resultados poco agradables de la apertura de la República Popular los esconden debajo del tapete y siguen planeando el destino del país.

La prensa nacional adolece de noticias como que China es la sociedad más desigual de Asia con el mayor mercado de marcas de lujo, como por ejemplo Ferrari, mientras más de 170 millones de sus ciudadanos viven con menos de un dólar al día[2].

En el contexto actual de la Isla, donde el VI Congreso del PCC ha decidido reducir las inversiones en servicios como la salud, educación y cultura, la prensa prefiere no mencionar que en el país que nos están poniendo de modelo ejemplar en 2007 solo se gastó un 5,5 % de su PIB en salud pública por debajo del 8,9 % que es la media para los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) [3].

Que el órgano oficial de PCC no critique la imposibilidad de los trabajadores chinos de formar sindicatos independientes y de hacer huelga al menos de forma legal (el derecho a huelga fue retirado de la constitución en el 82) nos habla muy claramente que no se pretende tampoco flexibilizar la situación de los trabajadores cubanos y que el total control estatal continuará siendo el método en práctica.

Por otra parte, no se puede calificar de menos que manipulación y violación del derecho a la información que deben tener los cubanos que los medios nacionales omitan que en China desde julio pasado y en los días que van de agosto se han realizado más de seis huelgas de miles de trabajadores pidiendo mejoras laborales y aumentos de salario (huelgas de los taxistas, camioneros, de los trabajadores de una fábrica de producción de bolsos de lujo, etc.).

Los cubanos no debemos engañarnos, no debemos secundar a los burócratas del patio en convertir en ejemplo un sistema que solo ha logrado el éxito económico mediante la explotación de sus trabajadores y la ausencia de derechos democráticos.

Cuba no necesita de las actualizaciones y reformas que solo parecen encargase de acomodar a los sectores privilegiados de la sociedad (como ha sucedido en China) con el consiguiente deterioro de las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos, nuestro país necesita una auténtica revolución política que desaloje a la burocracia del poder y cree una democracia de trabajadores.


© cubaencuentro

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