En fechas recientes algunos intelectuales cubanos residentes en la Isla han expresado opiniones críticas acerca de distintos procederes de la dictadura, a la que ellos, claro, no llaman dictadura. Debemos tomar en cuenta que son críticas, digamos, “constructivas”; de ningún modo denuncias o condenas. Es decir, son “críticas” para perfeccionar la tiranía, no para abogar por su desaparición. Pero aun así, esto les suena bonito, novedoso, a ciertas personas que tienen acceso a estas manifestaciones expresadas en medios oficialistas, a las que no tienen acceso los cubanos de a pie.

Estos nuevos críticos del castrismo desde “adentro”, quienes de una manera u otra medran dentro del sistema, decía, al parecer nos quieren hacer ver que las tiranías son perfectibles; o sea, que los regímenes despóticos deben afinar su perversidad para que así puedan subsistir por mucho tiempo, aun hasta la eternidad.

Las críticas “desde adentro” de estos intelectuales a los que me refiero se enfocan en nimiedades para fortalecer la “democracia” en la Isla o hacer más llevadera la miseria eliminando obstáculos burocráticos. De ningún modo reclaman la libertad de expresión, el derecho a elegir libremente entre candidatos de distintos partidos políticos o, menos aún, denuncian —bueno, ya dije antes que no son denuncias— las golpizas que siguen recibiendo las Damas de Blanco o dan fe de los disidentes muertos por huelgas de hambre ante la sangre fría del régimen. Digamos que son críticas “amorosas” que le vienen muy bien al castrismo para así dar la impresión de que en el seno de la sociedad cubana existe el debate; críticas “dulces” que por momentos parecen gestadas por la propia dictadura. Veamos, críticas “plegadas” que, no les veo otro objetivo, están encaminadas a acicalar la iniquidad.

Estos intelectuales críticos residentes en la Isla, no debemos dudarlo, son de lo mejor con que cuenta el castrismo: hacen el personaje que le falta a la obra y que tanto necesita la puesta en escena. Elemental: si usted no cree en una causa, toma partido para que esta desaparezca; si usted cree en una causa, toma partido para que cada día se fortalezca, o al menos se maquille —lo que están haciendo estos “críticos”, precisamente.

No deben quedarnos dudas de que estos intelectuales críticos “cubanos de Cuba”, como suelen decir los izquierdistas latinoamericanos para referirse a los castristas cubanos residentes en su tierra, son justamente eso, castristas. Porque “desde adentro” solo critican los “revolucionarios”. Los demás, los que no lo son, condenan, denuncian, desmienten, y van a la cárcel.

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