La reunión de jefes de Estado y de Gobierno, de la VII Cumbre de las Américas, ha resultado un evento histórico porque ha mostrado el consenso entre el Norte y el Sur sobre la necesidad de construir una nueva relación interamericana.

La generalidad de las propuestas y valoraciones realizadas por los mandatarios se encaminaron a la búsqueda de este propósito. Sin embargo, todos reconocieron que el nuevo camino que se abre exige del empeño, de la buena voluntad y de la capacidad de concertación entre las partes implicadas.

El espíritu que emanó de la cita colocó a Cuba en el centro mismo de esta inflexión. El presidente Barack Obama, en un gesto de apertura sin precedentes, llegó a afirmar que el éxito de las relaciones de cooperación de su país con el hemisferio pasará por el afianzamiento del proceso de normalización de relaciones con Cuba.

Por su parte, el presidente Raúl Castro, en un honesto y emotivo discurso, mostró las causas y las consecuencias del diferendo entre ambos países y, a la vez, señaló las posibilidades que podría ofrecernos la distensión.

Los mandatarios de las Américas, de diferentes signos políticos, conscientes de la trascendencia de este momento, respaldaron el proceso de normalización de las relaciones entre ambos Estados y se ofrecieron para aportar a su consolidación. En tal sentido, también esbozaron un conjunto de propuestas que pudieran erigirse en pilares de esta nueva relación continental. Esto constituye un desafío para los líderes políticos, los gobiernos y los actores sociales.

En lo que respecta a Cuba, el Gobierno tiene el reto de empeñarse tenazmente en continuar transitando esta senda marcada por el desmontaje de los mecanismos de confrontación y por el fortalecimiento de la distensión sociopolítica. Así mismo, nuestra sociedad, llamada a ser protagonista de la integración latinoamericana y de la concertación hemisférica, está obligada a discernir y a comprender el rumbo que le indican los signos de los tiempos.

Las circunstancias creadas en torno a la participación de ciudadanos cubanos en el Foro de la Sociedad Civil ha sido una expresión sintomática de cuánto debemos continuar trabajando para desterrar las pesadas cargas de la historia y consolidar así mejores caminos para el entendimiento, la cooperación y la paz.

Rita María García Morris, directora del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba.
Roberto Veiga González, coordinar general de Cuba Posible.
Lenier González Mederos, vice-coordinador general de Cuba Posible.

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