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Actualizado: 23/04/2024 20:43

Egipto, Cuba

Paisaje después de la batalla

Lo que los cubanos deberíamos aprender de los egipcios


Con los días va pasando la euforia de los egipcios por la expulsión de Hosni Mubarak y se impone la realidad: más allá de deshacerse del faraón, el resto son promesas y tareas pendientes, expectativas y esperanzas.

Afortunadamente, la protesta popular no tuvo un matiz fundamentalista ni religioso, sino básicamente por reivindicaciones políticas y sociales: derrocar la dictadura, terminar las detenciones arbitrarias, las torturas y la ley de emergencia, realizar elecciones y respetar las libertades de expresión y asociación: no es poca cosa, pero constituye solamente la punta del iceberg.

Fidel Castro, en una reciente “reflexión”, con inaudito cinismo, otorga a los egipcios lo que lleva medio siglo negando a los cubanos: “Apoyamos al pueblo egipcio y su valiente lucha por sus derechos políticos y la justicia social”. Pero se expresa como si los cientos de miles de egipcios, musulmanes, coptos, cristianos, estudiantes, obreros, desempleados, campesinos, que salieron a las calles, no lo hubieran hecho por el hambre, el desempleo, la miseria y la falta de oportunidades en su vida, sino por preocupaciones sobre cambio climático, producción de biocombustibles, o un eventual déficit mundial dentro de treinta años de agua dulce o alimentos.

Con el regreso a la normalidad en todo Egipto comienzan a escucharse otros ruidos más espeluznantes: un país de 82 millones de habitantes donde el analfabetismo sobrepasa el 28%, la mortalidad infantil el 26,2 por mil, más del 20% de la población vive por debajo de los límites de pobreza, que a pesar de contar con casi cincuenta millones de personas entre 15 y 64 años de edad, su fuerza laboral no sobrepasa los 26 millones de personas (incluyendo funcionarios y burócratas), y la tasa de desempleo alcanza el 9.7%.

A pesar de la superpoblación en El Cairo y Alejandría, el 57% de la población del país es rural, y la economía, aún creciendo alrededor del 5% anual, no está en condiciones para soportar un promedio de 3,01 hijos por madre ni de ofrecer adecuados niveles de atención sanitaria y de educación a toda la población, donde casi treinta millones de personas son niños menores de catorce años o adultos de más de sesenta y cinco. La emigración es casi nula en el país, por lo que la caldera social sigue ganando presión continuamente.

Su producción de petróleo es inferior a su consumo, por lo que no es fuente significativa de ingresos como en otros países árabes; sin embargo, su industria turística es la más significativa de la región, basada en sesenta siglos de historia que el país puede mostrar al visitante, y sus ingresos por el Canal de Suez oscilan en dependencia de la economía mundial.

Los salarios promedio son extremadamente bajos (con excepción de las fuerzas armadas), la inflación aumenta a un ritmo cerca del 12% anual, la deuda pública sobrepasa el 80% del Producto Bruto, y tiene un saldo comercial negativo de alrededor de 25 mil millones de dólares anuales. El crecimiento de su economía no se reflejó de manera proporcional en las condiciones de vida de la población.

Ante estas realidades, derrocar al dictador parecería un juego de niños: no es lo mismo plantarse valientemente en la Plaza Tahrir proclamando no retirarse hasta que el faraón se fuera del Gobierno, que pretender hacerlo hasta que se elimine la rampante corrupción y la venalidad de los tribunales, desaparezca el analfabetismo, se reduzca el desempleo, mejoren las condiciones sanitarias y educacionales, y se eleve el nivel de vida real de la población.

Terminar con la dictadura era condición necesaria, pero no condición suficiente: aunque las fuerzas armadas cumplan al pie de la letra sus promesas de reforma y liberalización política, y el país no derive en un futuro previsible al fundamentalismo representado por la poderosa Hermandad Musulmana, lo que queda por delante no se puede acometer con demostraciones populares, banderas en alto, declaraciones, cánticos, Internet, twitters y mensajes de texto.

Mubarak fue derribado en una gesta de dieciocho días, pero dieciocho años no bastarán para cambiar sustancialmente las condiciones económicas y sociales que atenazan al país y acumulan males y problemas de siglos. Aunque los egipcios estaban listos a expulsar al dictador, pocos lo están ahora para construir un país próspero, moderno y justo.

Egipto necesita invertir cuantiosos recursos en infraestructura y educación, salud pública, ciencia y tecnología, industrialización y servicios sociales, y a la vez crear un sistema judicial honesto y capacitado, afianzar la democracia con sus peculiaridades nacionales, lograr estabilidad social, y garantizar un mínimo Estado de Derecho que cree condiciones aceptables a la inversión extranjera y nacional y el funcionamiento de la economía.

No son temas de capitalismo, socialismo, comunismo, laicos o fundamentalistas, sino de modernidad, progreso, desarrollo, justicia, democracia, prosperidad, libertades básicas y oportunidades para todos

Ha habido demasiadas “revoluciones” en el mundo musulmán limitadas al cambio de clanes en el poder, sin transformaciones sociales. Satrapías con barniz “democrático”, caricaturas de elecciones, mínima tolerancia, consignas “antiimperialistas” en abstracto y llamados a la guerra santa: Egipto, Argelia, Siria, Libia, Yemen, Irak, Irán, Afganistán, Mauritania, Sudán, Pakistán, Bangla Desh, Indonesia. Y casi lo mismo en América Latina y África.

Egipto tiene la oportunidad esta vez de hacerlo en serio y enrumbar el país por caminos del progreso y el desarrollo, respetando toda su historia, cultura y tradiciones. No necesita “occidentalizarse”: simplemente modernizarse.

Si no es capaz de hacerlo, nada garantiza que en un futuro a medio plazo no veamos de nuevo al pueblo en la calle, pidiendo la renuncia del nuevo líder que pretende aparecer como gobernante “democrático” y “revolucionario”.

Los cubanos nos sacudimos una dictadura autoritaria de siete años para caer atrapados en una totalitaria que lleva cincuenta y dos, y en total son casi sesenta años sin poder decidir nuestro destino, porque los iluminados pretenden hacerlo por nosotros.

Cuando la biología o la política nos ofrezcan la oportunidad, que ya no debe tardar tanto, debemos ser capaces de crear una sociedad donde nunca jamás sean posibles Fidel Castro ni Hosni Mubarak, fanáticos ni comandantes.

De lo contrario, los mereceremos para siempre.

© cubaencuentro

5 Comentarios


5 by Oscar Peña (Usuario no autenticado) 20/02/2011 18:41

Mi Comentario Por Oscar Peña Me pregunto y me respondo: ¿Ha cambiado mi opinión de desear para Cuba, después de un proceso largo y complejo de tres generaciones viviendo bajo la tutela de una dictadura, una evolución de cambios organizados, graduales, pacíficos y pactados entre todos los cubanos de dentro y de afuera? No. Siempre he remado dentro de Cuba y en el destierro por ese escenario. Uno de los más salvajes actos de repudio oficiales del régimen, encabezado por Robertico Robaina, Felipe Pérez Roque y teledirigido por Fidel Castro tuvo lugar en 1990 (H y 15 Vedado) saliendo de la casa del histórico luchador contra dictaduras Gustavo Arcos Bergnes, después de firmar y hacer público nuestro llamado a sentarnos entre cubanos de los dos bandos en una Mesa Nacional a debatir los problemas de Cuba. No. !C... Caracoles! Yo no he cambiado. Son los totalitarios los que no salen de sus refugios a debatir con cubanos que no aceptan ser siervos. ¿Será por ese atrincheramiento, ese miedo e intransigencia del régimen a reconocer que hay una cantidad considerable de cubanos en desacuerdo con el sistema vigente, que he estado pensando en otros escenarios para forzar una apertura en la Isla? Sí. Ellos han provocado que defendamos nuestros derechos frente a los Ventura y los Carratalá de esta época por otras vías, mediante la exigencia cívica, sin recurrir a la violencia. ¿Estamos justificados como pueblo para hacerlo? Mucho. Cuando no hay opción, cuando no se oyen los clamores, dolores e ideas de la mayoría del pueblo, y sólo se hace obra de teatro con falsos y cobardes diputados y un congreso de militantes que vota con las dos manos en alto todo lo que le presenten, estás obligado a levantar la cabeza. Del pueblo cubano depende todo. No hay países pobres, hay seres humanos pobres de alma y espíritu. No creo que ningún país sea mejor que otro. Si otros se han quitado el yugo, ¿por qué los cubanos no? Me pregunto ―a título personal― por qué no ponemos a prueba al ejército y al Minint de nuestro país. Comprobemos si serán fieles a su pueblo, como ocurrió en Egipto, o fieles a la dictadura. Sentémonos medio millón de cubanos durante dos días en la Plaza, frente al busto de Martí, reclamando la renuncia de los faraones cubanos para comenzar, entre todos, una apertura nacional.

4 by Esopo (Usuario no autenticado) 16/02/2011 10:00

Yañés, muy buen análisis, volviendo al mono-tema, como tu bien dices “Cuando la biología o la política nos ofrezcan la oportunidad, que ya no debe tardar tanto, debemos ser capaces de crear una sociedad donde nunca jamás sean posibles Fidel Castro ni Hosni Mubarak, fanáticos ni comandantes”. Por eso hay que seguir insistiendo que llegado ese momento tenemos que implantar una verdadera democracia pluripartidista y desde ahora mismo empezar a aprender y practicar la democracia, porque si no aprendemos a ser demócratas, podemos caer en eso mismo que tu tan bien has resumido, ejemplos recientes tenemos, como es el caso de los nuevos teócratas latinoamericanos que con un ropaje democrático aspiran a convertirse en los nuevos Fidel Castro o los nuevos Hosni Mubarak.

3 by cheo el feo (Usuario no autenticado) 15/02/2011 17:40

Separacion de poderes, esa es la clave.

2 by lalode afuera (Usuario no autenticado) 15/02/2011 17:20

Los egipcios no han emigrado como todo cubano inconforme, eso es lo que hay que aprender a no tener miedo, todos los cubanos quieren irse y despues decir que los que estan alla tienen miedo y que teniamos o tenemos los que estamos fuera, somos unos cobardes y egoistas por eso, estamos tan jodios.

1 by Rudy (Usuario no autenticado) 15/02/2011 17:20

MUY ATINADO SU ARTICULO , SR; YAN`EZ , precisamente hace mas de 60 AN`OS que CUBA no puede acudir A UNAS ELECCIONES POLITICAS verdaderamente DEMOCRATICAS, LIMPIAS MULTIPARTIDISTAS y sobre TODO LIBRES.Y hace mas de medio SIGLO que CUBA VIVE BAJO EL MANDATO DE UN GOBIERNO AUTORITARIO UNIPERSONAL Y GOBERNADO POR UNA ELITE MILITAR DE UNA "MONARQUIA COMUNISTA", CON TODO TIPO DE VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS, CON UNA DESTRUCCION ABSOLUTA DEL PAIS Y UN MODELO ECONOMICO QUE HA DESVASTADO A LA NACION Y QUE HA DEMOSTRADO SU INVIABILIDAD e INEFICENCIA Y TOTAL FRACASO, SOLO MISERIA HA TRAIDO ESTE "GRUPO GOBERNANTE". POR TANTO SE REQUIERE UN CAMBIO, RADICAL Y MAS PRONTO QUE TARDE, PARA LA SALVACION DEL PAIS, Y SU BIENESTAR FUTURO.Gracias por su articulo EXCELENTE ! ,....... Rudy

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