Raúl Castro, Reformas, La denuncia de hoy
Raúl Castro: “No se le puede dejar terreno al derrotismo”
Ya los pueblos de Latinoamérica aborrecen el “discurso ideológico”
La inclemencia de los castristas no tiene límites. Piden y piden sin cesar. Más de lo mismo digo: sacrificio, abnegación, entrega y tantos sinónimos más que hubieren para determinar el cinismo (que ya ha quedado claro que no es cierto eso de que “ellos creen que el pueblo los sigue”, como solían afirmar ciertos analistas en décadas pasadas).
Piden y dan poco. O nada.
Ya los pueblos de Latinoamérica aborrecen el “discurso ideológico”. Desde hace unos años el “voto ideológico” cerró su ciclo.
Las poblaciones de por acá no quieren alocuciones de barricada, banderas de combate enhiestas, tribunas pintadas de rojo y otras heces.
Desean resultados. El buen vivir. O el vivir mejor. O la clara posibilidad de que vivirán mejor. Y vivir mejor incluye la bondad material, sin la cual no es posible asimismo el bienestar espiritual.
Lo demás es cuento de cierto izquierdismo anacrónico.
Mas, a estas alturas, el mandatario cubano Raúl Castro se baja con una “muela” que sabe a fósil, a aquellos tiempos en que ellos, los comunistas de una y otra latitud, hablaban de la “redención de los humildes”, exhortaban a destruir el “imperio burgués”, a establecer, luego de no pocas décadas de sacrificio ejemplar, sudor y vidas por delante, el “paraíso terrenal”; para lo cual, y ahí está el detalle, sería menester establecer una dictadura.
Consta en la edición del periódico Granma (como toda la prensa autorizada en Cuba, en la nómina del gobierno) del 21 de diciembre de 2015, que Raúl Castro alienta “a que ante las dificultades no podemos dejar que el ánimo decaiga, hay que seguir combatiendo, como dijo Fidel el 18 de diciembre, un día como hoy pero de 1956, cuando nos reencontramos en Cinco Palmas y reunimos siete fusiles. ‘Él triunfó porque tenía ese espíritu siempre y a los 25 meses del desembarco entró a Santiago con el triunfo en la mano’”.
Claro que, en el caso de Cuba, “el ánimo ya decayó” y no hay quien lo levante. Decayó porque en 56 años la Isla está sumida en la miseria y el miedo impuesto por el régimen. Razones por las cuales hoy, entre otros logros, se ha convertido en un país de emigrantes.
Es muy triste lo que ha ocurrido, lo que ocurre en la Isla. Eso se sabe en todo el planeta.
Raúl Castro es un ser repetitivo, retórico, vacuo (valga la redundancia), pero más que esto, excesivamente torpe.
Porque bajarse ahora, 59 años después, con el cuento de Fidel Castro, los siete fusiles, Cinco Palmas, etcétera —lo cual ya a nadie le importa, porque los resultados han sido funestos— es torpeza de la real.
Pero debemos darle el estímulo de la duda. Su mente no da para más. Él siempre se ha caracterizado por explayarse en cuatro o cinco frases ampulosas, en algún trabalenguas y en no pocas expresiones manidas y por cierto de las más pueriles.
De modo que tal vez por ello debemos perdonarle eso de citar un triunfo, el de Fidel Castro y su grupo, cuando las condiciones históricas, sociales y políticas eran completamente distintas, para buscar analogías con la situación que atraviesa la Cuba de hoy, cuando el mundo, Latinoamérica incluida, ha cambiado sustancialmente.
Pero lo que ocurre, además, es que Raúl Castro es un buen hermano. Y un buen hermano evoca con constancia lo bueno o aparentemente bueno que realizara su hermano. Mas, aun así, lo cierto es que esa labia de cochero sin demanda, ya no hay quien la aguante.
Sin embargo, en algún instante de lucidez, según la nota del Granma, Castro expresa: “Las nuevas generaciones son diferentes a nosotros, recuerden que los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres, y a eso tenemos que prestarle mayor atención”.
Esto suena bonito, solo que: “Raúl se refirió además al trabajo ideológico, sobre todo con los jóvenes, con los cuales, indicó, hay que relacionarse con estilos novedosos”, dice la nota.
“Trabajo ideológico, sobre todo con los jóvenes”... He ahí la mentalidad de chinchal, de guardería, de capataz, mayoral, del superdotado que rige una legión de imbéciles que necesitan que los ideologicen, que les digan cuál es el camino correcto; valga aclarar: un solo camino, el del dueño.
Veremos cuáles son los “estilos novedosos” que les aplicarán a las mentes de los jóvenes cubanos de hoy residentes en la Isla; esos pobres muchachos que aún no han logrado cruzar el estrecho de la Florida, o en fin alcanzar la “Yuma” de alguna manera.
Cuba está repleta de problemas tanto en lo que se refiere a la sociedad, la política, la producción, las finanzas y la seguridad ciudadana, entre otros.
Así, según la información del Granma que nos ocupa: “El presidente Raúl Castro Ruz convocó en la más reciente reunión del Consejo de Ministros a enfrentar los problemas donde quiera que estén”, y expresó: “Hay que ir hasta allí, hay que conversar, no se le puede dejar terreno al derrotismo”.
Esto yo lo veo difícil. No se trata de “derrotismo”, sino de derrota.
Y por otra parte, de cuántos y cuáles países van a importar a tantos “revolucionarios” para que enfrenten “los problemas donde quiera que estén”, si en Cuba hay más problemas que gentes.
Nada, la bobería. El decir por decir.
Lluvia sobre mojado.
Para ver la información de Granma, haga clic aquí: http://www.granma.cu/cuba/2015-12-20/raul-donde-haya-un-problema-hay-que-enfrentarsele-sin-dejar-terreno-al-derrotismo-20-12-2015-23-12-28
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