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Actualizado: 28/03/2024 20:07

EEUU, Trump, Monumentos

Un acierto de Trump

La historia no puede ser cambiada con medidas pueriles

Hasta las manecillas de un reloj roto dan la hora exacta dos veces al día. El 3 de julio el presidente estadounidense Donald Trump en mi criterio acertó al decir[1]:

“Nuestra nación está siendo testigo de una campaña despiadada para borrar nuestra historia, difamar a nuestros héroes, borrar nuestros valores y adoctrinar a nuestros hijos… Turbas enfurecidas están tratando de derribar las estatuas de nuestros Fundadores, desfigurar nuestros más sagrados monumentos, y desatar una ola de delitos violentos en nuestras ciudades. Muchas de estas personas no tienen idea de por qué están haciendo esto, pero algunos saben exactamente lo que están haciendo… Al derribar a Washington y Jefferson, estos radicales derribarían la herencia por la cual los hombres dieron sus vidas para ganar la Guerra Civil; borrarían el recuerdo que inspiró a esos soldados a morir…”.[2]

Quizás el tono no fue el más adecuado al acusar a la izquierda de fascista, tampoco lo fue el que pasara por alto la dramática situación que enfrenta el país con una pandemia que parece retornar con mayores ínfulas y letalidad, provocada evidentemente por los intentos de apresurar una apertura económica lo cual él bien sabe es un elemento decisivo para lograr un triunfo en las urnas en el próximo noviembre, de hecho el convocar a miles de personas a escuchar su discurso y observar fuegos artificiales sin el debido distanciamiento y la protección de mascarilla, tampoco es algo que merezca un aplauso.

Estas explosiones iconoclastas e inoportunas comenzaron desde mucho antes cuando en el Sur comenzaron a derribar las estatuas de generales del Ejército Confederado y otras figuras vinculadas a las posiciones secesionista y pro esclavismo. ¿Eran correctas esas prácticas? En mi criterio, no. Era intentar el negar hechos y personalidades que desempeñaron un papel erróneo y deleznable en la historia de Estados Unidos. Pero derribar esos monumentos no borraron de la memoria histórica a esas personalidades, ese para mí no es el camino y no da ninguna solución al verdadero problema que es la presencia en las mentes y corazones del erróneo ideario que esas figuras defendían.

La historia no puede ser cambiada con medidas pueriles, en realidad no puede ser cambiada de ninguna forma, está ahí inamovible, e influye de una manera u otra en el posterior devenir de la sociedad que pretenda pasarle la cuenta. Además, qué sentido tiene el juzgar a las figuras y hechos históricos con los parámetros políticos, culturales y sociales actuales.

Considero que es totalmente cierto el planteamiento que hace Trump de que la mayor parte de esa gente que pretende derribar los monumentos ni tiene idea del porque lo hacen, y es muy posible que los intereses de lo que sí lo saben estén muy alejados de los principios más saludables que han permitido a este país ser lo que es: el experimento de democracia más fructífero en toda la historia de la humanidad.

En Cuba se realizó esa misma tarea y se desmontaron monumentos como los de Tomás Estrada Palma, tanto el que se había levantado en Santiago de Cuba como el habanero en la Avenida de los Presidentes, pero la tarea de negar la Historia no se limitó a esto. Desde el inicio se intentó borrar a aquellos próceres que no se ajustaban a la ideología de los dirigentes y así gracias a sus pretensiones anti-burguesas que no concordaban con Carlos Manuel de Céspedes el mismo fue destituido como una efigie patriótica que asomaba su presencia en el billete de 10 pesos, y era considerado el “Padre de la Patria”, posición que jamás ha recobrado.

¿Qué ocurrirá en Cuba cuando el sistema actual haya finalmente desaparecido? Por suerte no han dejado muchos monumentos que derrumbar pero es posible que a alguien se le ocurra depositar el “seboruco” en las profundidades de la Fosa de Bartlett cuestión esta comprensible ya que las heridas están abiertas y sangrantes, pero semejante acción tampoco resolverá que el pueblo de Cuba se libere de las huellas que en su ser han dejado estas decenas de años de opresión e irrespeto a la condición humana, esto será un proceso que va a llevar varias generaciones.

POST SCRIPTUM

Al siguiente día de haber escrito el texto más arriba leí la noticia que Trump se había erigido en el representante directo de Clío en EEUU, decidiendo quien se merece y quien no tiene mérito para formar parte de los héroes y figuras históricas de este país. Como dice un viejo y muy racista dicho cubano: Si no lo hace en la entrada lo hace en la salida.


[1] Remarks by President Trump at South Dakota’s 2020 Mount Rushmore Fireworks Celebration | Keystone, South Dakota. Ver: https://bit.ly/3iwMHEQ

[2] “Our nation is witnessing a merciless campaign to wipe out our history, defame our heroes, erase our values, and indoctrinate our children… Angry mobs are trying to tear down statues of our Founders, deface our most sacred memorials, and unleash a wave of violent crime in our cities. Many of these people have no idea why they are doing this, but some know exactly what they are doing… By tearing down Washington and Jefferson, these radicals would tear down the very heritage for which men gave their lives to win the Civil War; they would erase the memory that inspired those soldiers to go to their deaths”

© cubaencuentro

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