El día después: Oppenheimer propone que en vez de hacer fiestas, se envíen alimentos a la Isla

Una fiesta muy inoportuna

"Tras leer en The Miami Herald que un comisionado de la ciudad propuso realizar un fiesta en el estadio Orange Bowl cuando Fidel Castro se muera, decidí llamar a varios opositores pacíficos en Cuba para preguntarles por sus reacciones. La mayoría me dijo que se trata de una idea espantosa…".

"…Oswaldo Payá, el líder del Movimiento de Liberación Cristiano (…), sugirió que la celebración de una fiesta será ofensiva para muchas personas en Cuba. 'Yo no celebro la muerte de nadie', me dijo Payá. 'Aunque muchos elementos del régimen ofenden, violan derechos y atentan hasta contra la dignidad de personas indefensas, creo que actos de celebración de la muerte de alguien ofenden a su familia y resquebrajan la dignidad del que lo hace (…) 'Creo que lo que valdría hacer es una celebración dentro y fuera de Cuba el día que Cuba sea libre, el día que iniciemos el camino de la reconciliación y la democracia... sin herirnos, sin atacarnos, y respetándonos todos en este concepto de gran familia que somos todos los cubanos'".

"Oscar Espinosa Chepe (…) me dijo que realizar una fiesta en Miami después de la muerte de Castro 'no tiene ningún sentido, y va a ser un escándalo internacional'. 'Yo entiendo la situación en Miami. Sé que son personas que han sufrido mucho, que han sido humilladas, y tienen todo el derecho de expresar sus sentimientos', dijo Espinosa Chepe. 'Pero las repercusiones que eso tendría en Cuba serían muy negativas' (…) Martha Beatriz Roque (…) fue menos crítica de la idea de una celebración. 'Hay una cosa cierta, y es que Fidel Castro le ha hecho mucho daño al pueblo cubano: hay muchas familias separadas, mucho dolor en el pueblo (…) Hay que respetar la forma de pensar de la gente'…".

"…Mi opinión: (…) En su lugar, los exiliados cubanos podrían realizar un servicio religioso en memoria de las víctimas de la dictadura cubana, y usar la ocasión para atraer la atención mundial sobre las desastrosas políticas económicas del régimen cubano mediante una recolección de comida para el pueblo de Cuba. De manera que aquí va mi humilde sugerencia para las autoridades de Miami: el día que Castro muera, organicen una recolección de comida bajo el lema 'una chuleta de carne para cada cubano'. Eso no sólo sería lo más inteligente —y decente— sino que también pondría a la dictadura militar cubana a la defensiva".

Andrés Oppenheimer, El Diario de Yucatán, México
2 de febrero de 2007

Un año negro para la prensa

"El año 2006 no sólo ha sido el más mortífero para los periodistas en el mundo desde 1994, con más de 110 asesinados, sino que ha estado marcado, según Reporteros sin Fronteras (RSF), por «la multiplicación» de las renuncias por parte de las democracias a defender la libertad de prensa. En su informe anual hecho público ayer, RSF manifestó su inquietud por cómo está evolucionando la situación en lo que llevamos de año, ya que sólo en enero han sido abatidos seis reporteros y cuatro colaboradores de medios de comunicación".

"…Cuba sigue siendo la «segunda cárcel de periodistas» del mundo por detrás de China con más de una veintena de detenidos…".

La Tribuna (Albacete), España
2 de febrero de 2007

El chándal

"La revolución cubana está ante la oportunidad de renovar su imagen algo anacrónica y adecuarla al mensaje global de las grandes marcas occidentales. El verde oliva, las boinas y las cananas, no lo vamos a negar, constituyeron un vestuario acertado en tiempos más incendiados, cuando se trataba de simbolizar a un puñado de barbudos con la guardia utópica siempre alta que tenían una disposición a la resistencia comparable a la de la aldea de Astérix…".

"…Hasta el más entregado de los intelectuales euro-idiotas, pongamos por caso un Ramonet, se sentiría ridículo si tuviera que presentarse en la tertulia de un café progresista vestido como un guerrillero de la Sierra (…) La solución pasa por consagrar el chándal que viste Fidel Castro, el coma-andante que diría Mª Elena Cruz Varela, durante las apariciones intermitentes con las que intenta demostrar que regresará de ese estado terminal que era el de la revolución misma".

"El chándal es de Adidas, cuya campaña más reciente jugaba a devolver la juventud y el vigor a algunos atletas ya extinguidos o decadentes bajo el eslogan de: Impossible is Nothing (…) Castro se suma al pelotón de espectros redivivos que en el anuncio trotaban detrás de Cassius Clay. Y a uno se le antoja pertinente que, a partir de ahora, en los carteles propagandísticos de La Habana, junto a la foto de Castro sosteniendo el Granma en chándal, el Impossible is Nothing comience a sustituir esas otras consignas, como Socialismo o muerte (…) Y con un chándal de Adidas puede uno significarse como revolucionario en el café sin temor a que le apliquen el derecho de admisión por confundirle con un ocupa".

David Gistau, El Mundo, España
2 de febrero de 2007

Cubanos sueñan con la extinción del 'camello'

"Los cubanos suelen comparar al camión de 18 ruedas que usan como autobús con una mala película de esas que la televisión estatal pasa tarde en la noche: hay sexo, violencia y lenguaje adulto, dicen (…) En un tórrido día tropical, el vehículo de hierro que rueda hacia los suburbios de La Habana cargado con más de 200 pasajeros es más parecido a un horno".

"'Se pasa mucho trabajo en el camello. Los bandoleros aprovechan para robar las carteras', dijo Mercedes, un ama de casa que hacía autoestop o botella en jerga cubana en la calle para regresar a su casa desde el mercado. Algunos hombres, explicó, aprovechan el amasijo para molestar a las pasajeras. Para el alivio de los habaneros, las autoridades comunistas de Cuba dicen que el camello tiene los días contados".

"El gobierno ha comenzado a sacar de circulación los vehículos más viejos, parte de su plan para solucionar las deficiencias del transporte público, que reconoce como uno de los problemas más acuciantes del país (…) El gobierno planea importar este año 400 nuevos autobuses urbanos de China y Bielorrusia (…) Los cubanos pasan horas en las esquinas, esperando el autobús o haciendo autoestop. Inspectores con silbatos en la boca intentan parar a los automóviles y camionetas del Estado para llenar los asientos vacíos con pasajeros. La alternativa es pagar 10 pesos cubanos (…) Alrededor de 60.000 viejos Plymouths y Dogdes, deportivos Buikcs y elegantes Cadillacs llenan el vacío del transporte público en las calles de Cuba. Este museo viviente se mantiene gracias a la pericia y el ingenio de los mecánicos cubanos…".

"…Mientras tanto, los cansados pasajeros imaginan ya los nuevos autobuses urbanos que reemplazarán a los camellos. 'Soy cirujano plástico y aquí estoy pidiendo botella', dijo Juan Antonio, que gana el equivalente a 30 dólares mensuales y no puede comprar un automóvil, una adquisición privada que requiere además una aprobación de alto nivel del gobierno. 'Un día va a mejorar', dijo".

Agencia Reuters, Gran Bretaña
2 de febrero de 2007

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