Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Eloy Gutiérrez Menoyo, Castro-salud

Gutiérrez Menoyo opina que la era de Castro no ha terminado

'Yo no dudo que Castro va a retomar las riendas, porque no las ha soltado', dijo el opositor.

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El controvertido opositor cubano Eloy Gutiérrez Menoyo opinó que la era de Fidel Castro no ha terminado y el gobernante retornará al poder que ocupa desde 1959, informó Reuters.

Gutiérrez Menoyo, uno de los ex comandante de la lucha armada que llevó a Castro al poder, cree que pese a que cumplió el miércoles 100 días alejado de sus funciones por razones de salud, el gobernante volverá.

"Yo no dudo que Castro va a retomar las riendas, porque no las ha soltado", dijo. "Lo que no creo es que pueda hacerlo plenamente, con la misma energía que lo ha caracterizado (…) Si no está apto para hacer una aparición largometraje, lo hará de cortometraje", comentó.

Castro, de 80 años, entregó temporalmente el poder el 31 de julio a su hermano Raúl, mientras se recupera de una operación intestinal.

El gobierno prepara un desfile militar para celebrar el 2 de diciembre, en diferido, su 80 cumpleaños. Los cubanos esperan para ese día la reaparición pública del gobernante.

Pero el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, dijo esta semana que la reincorporación de Castro en diciembre es un tema que no se puede "aventurar".

"En mi opinión ni siquiera ha delegado el mando, como han dicho (…) Fidel, sin duda, sigue queriendo regir todos los destinos de este país. Es una personalidad autoritaria cien por ciento", dijo Gutiérrez Menoyo, de 71 años, en declaraciones a la agencia Reuters.

Tras liderar un frente independiente en las montañas del Escambray, en el centro de Cuba, Gutiérrez Menoyo se decepcionó con el rumbo que tomó el régimen instaurado por Castro y se marchó en 1961 a Estados Unidos.

En 1964 regresó clandestinamente a Cuba decidido a lanzar un foco guerrillero para derrocar a Castro, pero fue arrestado y pasó 22 años en la cárcel.

Liberado en 1986, gracias a la intervención del ex presidente del gobierno español Felipe González, volvió a Miami, esta vez para crear el grupo político Cambio Cubano.

En 1995 regresó temporalmente a Cuba y se entrevistó con Castro. "Le pregunté por qué no retomaba aquella revolución que no era sinónimo de dictadura. Contestó que la confrontación con Estados Unidos se lo impedía", dijo.

En el 2003 volvió a la Isla de vacaciones y se quedó, según dice, para luchar por un espacio político, que todavía ha obtenido.

Hoy vive de prestado en un modesto apartamento del barrio de La Lisa y su estatus legal es una incógnita. No tiene siquiera carné de identidad pues, sostiene, reconocerle sus derechos civiles implicaría reconocerle también sus derechos políticos.

El régimen cubano considera a Gutiérrez Menoyo y otros disidentes "mercenarios" a sueldo de Estados Unidos. Él se describe como un "opositor independiente".

El gobierno provisional de Raúl Castro, un general de 75 años con fama de pragmático al que muchos atribuyen un espíritu reformista, despertó expectativas fuera de Cuba.

"Raúl pudiera tener una forma de actuar pragmática, si Fidel no existiera (…) Los cambios acelerados chocan con la propia personalidad de Fidel", dijo Gutiérrez Menoyo.

"En el gobierno hay gente que espera, para poder actuar, que se muera Fidel", indicó.

El opositor aseguró que en privado los cubanos anhelan un cambio en el sistema.

"El 90 por ciento de los cubanos son reformistas y quieren un cambio. Por lo tanto, el terreno para poder trabajar dentro de la oposición independiente es inmenso", dijo.

Gutiérrez Menoyo rechaza la etiqueta de contrarrevolucionario que le puso el gobierno cubano.

"Soy revolucionario, sin discusión alguna. Toda mi vida he defendido la revolución que proclamó Fidel en 1959, una revolución tan cubana como las palmas", dijo.

No obstante, reconoce que recordar lo entristece.

"Era una revolución muy bonita, no le debíamos absolutamente nada ni a la Unión Soviética ni tampoco a Estados Unidos", dijo.

Castro, sostuvo, debería aprovechar estos meses de reposo para reflexionar y darse cuenta de que podría jugar un papel clave en la democratización de Cuba.

"Tiene la capacidad, pero no la vocación. Su espíritu de poder absoluto es lo que entorpece que pueda, aún a última hora, contribuir a una solución pacífica y a cerrar con broche de oro una página de la historia", dijo.

"Si hiciera eso, yo lo propondría para premio Nobel de la Paz", añadió.