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Cuba, disidencia

Documento: 'Mensaje a la Nación'

Texto firmado por 72 organizaciones opositoras, un día después del discurso de Raúl Castro en Holguín.

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La Habana, 27 de julio de 2009

En esta hora límite de Cuba, donde todo lo aparentemente sólido se desvanece en el aire, enviamos el siguiente mensaje a la nación entera; dentro y fuera: Cuba es un país fallido; los cubanos, unos súbditos agotados y la burocracia, una máquina de incompetencias. Nada nuevo: solo que la nación ya no aguanta más.

Desde el desastre de la educación, pasando por el marcado deterioro de los servicios de salud, la insolvencia monetaria del Estado, el agotamiento de la economía, el hambre literal en muchas comunidades, la desnutrición de nuestros hijos, la hora cero de los valores, el abuso, prepotencia e insolencia policiales, hasta llegar a la falta de visión estratégica para el país, Cuba describe una acelerada caída en picada.

La magnitud del desastre sobrepasa, por primera vez en cincuenta años, el fértil y eficaz esfuerzo de imaginación de la propaganda positiva en torno a Cuba, avalada en muchos casos por gobiernos, personalidades y organismos internacionales algo irresponsables. Porque habría que ser moral e intelectualmente osado para negar, con independencia del optimismo infantil de las autoridades, la sensación sentida por la mayoría de que estamos sentados sobre una nación en ruinas. La pregunta clave que circula entre ciudadanos y la élite más responsable en el país es la de cómo Cuba pudo llegar a este estado de cosas.

Pero los límites de esta hora confusa dejan ver con claridad el error básico de partida: la identidad, altamente peligrosa, entre la nación, la llamada revolución y un Estado patrimonial. Ella nos ha colocado frente a un problema de seguridad nacional que es necesario desactivar con dedicación, cautela y responsabilidad.

Las consecuencias de esta identidad peligrosa han cristalizado una matriz imposible para desarrollar cualquier proyecto de nación, desembocando en una crisis estructural que atrapa a todos los sectores de la sociedad.

¿Qué tenemos?

Un país sin economía que, sin conexiones con la economía global, no está preparado para enfrentar las consecuencias de su crisis; un país sin visión, porque no busca horizontes; un país sin estrategia, que reproduce en círculo todas las políticas posibles del error; un país autofágico, que destruye sus legados; un país de ciudades y entornos deprimentes por los que no es recomendable transitar; un país anclado a las economías externas, que se supedita a la artificialidad de un proyecto como el chavismo, con su peligrosísimo tono imperial; un país que pervierte el sentido de la solidaridad cuando relega a los nacionales; un país que se niega a sus propias convenciones morales y legales, y a cumplir sus compromisos, y en el que se nos vende la picardía social y de Estado como regla suprema de convivencia y supervivencia; un país sin compasión, donde la crueldad se legitima al servicio supuesto del bien; un país improvisado en el que la seriedad es una excepción burocrática; un país que pierde la ética del respeto sobre el que erigir los valores necesarios; un país grosero donde la decencia del lenguaje y de los comportamientos se pulverizan de arriba hacia abajo; un país que convive sin sonrojo con la institucionalización constitucional del racismo, y que debe admitir un estilo y modelo de gobierno que está por debajo de la cultura, la diversidad, la experiencia e inteligencia de su sociedad. Un país en fin que, a pesar de los medios de comunicación oficiales y de los artistas e intelectuales del poder, se encamina a una desintegración segura y ordenada.

Los que suscribimos este Mensaje a la Nación comprendemos lo difícil que resulta para un gobierno como el actual lidiar con las dificultades de ese país, que desbordan su edad, su época, su lenguaje y sus límites estrechos. Su encierro guerrillero, en una Sierra Maestra simbólica, refleja su estrategia defensiva y militarizada, ya no frente al ejército de Fulgencio Batista, sino frente a la vejez y a la complejidad civil y cultural de Cuba.

Pero, más allá de la lógica del poder, ¿dónde quedan la lógica de las sensibilidades y la capacidad de comprensión del gobierno cubano? ¿Cómo no entender que, gracias a las tecnologías de la comunicación, Cuba va dejando de ser un archipiélago para vivir plenamente en un mediterráneo global? Si siete de cada diez cubanos quieren un cambio de modo de vida es porque un modelo fracasado ya no nos puede tupir.

El dilema de Cuba pasa por este debate: o predomina el poder por encima de los cubanos, o predominan las sensibilidades por encima del poder. El poder persiste en la lectura ilusoria de las duras realidades, insiste en mandar por su real gana, persevera en un dogmatismo sin ideología, intenta enmascarar la quiebra técnica de Cuba en la repetición de sus prácticas y discursos de coacción y represión; niega la posibilidad de un nuevo comienzo geoestratégico con Estados Unidos, Europa y América Latina, reafirmándose en una guerra fría solitaria; institucionaliza un país enmarañado en la corrupción; reinventa la mediocridad de Estado para esconder su insolvencia intelectual; pierde la oportunidad de unir creatividad y crisis, para ahondar esta última con su rigidez; disimula estoicamente la pérdida constante de lealtades auténticas; y, sobre todo, no ofrece el liderazgo imprescindible para imprimirle rumbos ciertos a lo que queda de esperanzas cubanas. Mientras tanto, nuestros compatriotas se fatigan y quiebran psicológicamente, antes de tomar su última decisión vital: abandonar el país, si pueden.

Sin embargo, frente al diagnóstico de nuestros agotamientos, siempre queda asumir con determinación nuestra responsabilidad por Cuba. Los momentos difíciles son también horas fascinantes para trabajar creativamente desde los fundamentos en la reconstrucción de nuestro proyecto nacional. Con la conciencia clara de estas gravedades, a las fuerzas democráticas nos queda mucho por hacer. Y esto lo podemos lograr animando una plataforma para el consenso entre todos.

El gobierno cubano, si decide pegar el oído a la calle, tiene aquí una opción: abrirse a dialogar con la sociedad cubana. Una sociedad que, pese a las angustias y violencias cotidianas a las que se ve obligada, y al malestar profundo por la acumulación de vidas frustradas, tiene una magnífica capacidad para el perdón y para el ejercicio pacífico de la controversia. En todo caso, no es ocioso recordar que Cuba pertenece a todos los cubanos.

Organizaciones que patrocinan Mensaje a la Nación

1. Partido Arco Progresista

2. Partido Solidaridad Democrática

Ámbito Cívico: conformado por:

3. Grupo Mediático Consenso
4. Límite Humano
5. Comité Ciudadano por la Integración Racial
6. Club de Escritores de Cuba
7. Cubabarómetro
8. Ciudadanos por el Estado de Derecho
9. Fundación por la Libertad de Expresión
10. Red de Bibliotecas Cívicas
11. Nuevo País

12. Centro de Salud y Derechos Humanos “Juan Bruno Zayas”

13. Partido Popular Joven Cuba

14. Centro de Documentación “Jaime Guzmán”

15. ONG “Identidad por Cuba”

16. Instituto Juvenil Cristiano de Estudios Sociales

17. Movimiento Viva Cuba Libre

18. Fundación Luisa María García-Toledo

19. ONG “Mensaje de Esperanza”

20. Coordinadora Socialdemócrata de Cuba

21. Coordinadora de Presos y Expresos Políticos

22. Delegación Nacional de Unión por Cuba Libre

23. Corriente Martiana

24. Fundación Isla de Pinos de Derechos Humanos y Fomento Territorial

25. Cooperativa Independiente Ceramistas Pineros

26. Comisión de Atención a Presos Políticos y sus Familiares

27. Movimiento Liberal Cubano

28. Delegación Nacional de la FLAMUR

29. Municipios de Cuba y Derechos Humanos

30. Centro de Información Hablemos Press (CIHPRESS)

31. Consejo Nacional por los Derechos Civiles en Cuba

32. Frente Feminista Aliadas Democráticas

33. Partido Republicano Renovación Ortodoxa

34. Frente Oriental Presidio Político “Pedro Luis Boitel”

35. Alianza Fraternal Martiana

36. Frente Democrático Oriental

37. Club de Presos y Expresos Políticos

38. Comisión Nacional de Derechos Humanos “José Martí”

39. Solidaridad de Trabajadores Cubanos

40. Partido Demócrata Cristiano de Cuba

41. Movimiento Cívico “Calixto García Iñiguez”

42. Círculo Democrático Municipalista de Velazco

43. Delegación Nacional del Partido Republicano de Cuba

44. Consejo Editor de la Revista “Renacer”

45. Proyecto Cultural Pinareño “Libertad”

46. Movimiento Feminista “La Rosa Blanca de Martí”

47. Centro de Distribución de Literatura y Prensa de Velazco

48. Buró de Información y Prensa adscrito a la Coalición Juvenil Martiana

49. Grupo de Apoyo a la Democracia “Quinto Patio”

50. Delegación Pinareña de la FLAMUR

51. Delegación de Velazco del Partido Liberal Cubano

52. Alianza Nacional Cristiana

53. Partido Acción Concertadora Democrática

54. Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba

55. ONG “Cubanos Libres”

56. Comisión de Atención a Presos Políticos y sus Familiares

57. Sindicato Independiente Cambio Regional de Pinar del Río

58. Centro de Derechos Humanos Jan Karsky

59. Atención al Preso Político de Pinar del Río

60. Sociedad Civil y Bibliotecas Independientes de Pinar del Río

61. Sindicato Independiente de Conductores de Bicitaxis

62. Sindicato Independiente de Zapateros

63. Sindicato de Trabajadores Independientes

64. Movimiento de Resistencia y Desobediencia Cívica “Mario Chanes de Armas”

65. Comisión Nacional Cuba

66. Colegio de Pedagogos Independiente de Cuba

67. Confederación de Trabajadores Independientes

68. Biblioteca Independiente “Hermanos al Rescate”

69. Partido Autónomo Pinero

70. Frente Democrático Libertad de Cuba

71. Movimiento Democrático Occidental 10 de Diciembre

72. Movimiento de Derechos Humanos Máximo Gómez


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