Dime qué lees y te diré quién eres
Alex Fleites confiesa que básicamente lee novelas policiales. Necesita saber que tiene cosas atractivas a la mano, y por eso amontona libros para que no le entre la angustia de “la noche en blanco”
Apunta Alex Fleites que es muy vago para escribir y que lo que le gusta es leer. Afortunadamente, su pereza no le ha impedido dedicar también tiempo a la escritura. Desde que en 1974 se diera a conocer con el poemario Primeros argumentos, su bibliografía se ha ido enriqueciendo con más de una decena de títulos, fundamentalmente de poesía. Algunos de ellos son A dos espacios (Premio UNEAC, 1981), El arca de la serena alegría (Premio 13 de Marzo, 1985), De vital importancia (1989), Ómnibus de noche (1995), Un perro en la casa del amor (2004), La violenta ternura (2005), Alguien enciende las luces del planeta (2015) y Ángel con ala rota (2019). Compilador de varias antologías, ha sido incluido a su vez en compilaciones aparecidas en Estados Unidos, México e Italia. Asimismo, su obra poética ha sido traducida parcialmente al inglés, francés, ruso, chino, serbio, macedonio, portugués, italiano, cebuano, vietnamita y alemán. En 2011 hizo su primera incursión en la narrativa con el volumen de narraciones Canta lo sentimental, que cuenta con ediciones en México, Cuba y España. Graduado de Filología en la Universidad de La Habana, en la actualidad es escritor independiente y colabora con diversas revistas especializadas en Literatura y Arte. Como lector, comenta que abandona lo que encuentra aburrido, previsible, mal escrito o tramposo, y también lo que ofende su sensibilidad. Y para escoger las lecturas, se orienta por las opiniones de aquellos amigos que son excelentes lectores, y que generosamente lo abastecen de libros.
¿Qué tipo de lector(a) eras de pequeño? ¿Qué libros o autores de la infancia recuerdas?
Antes que lector fui oidor. Mi padre me leía en las noches poemas de Andrés Eloy Blanco y de Nicolás Guillén, dos de sus autores preferidos. Esto fue en la ciudad venezolana de Maracaibo.
Luego, al trasladarse mi familia a La Habana, fuimos a vivir a un apartamento muy cerca de la Casa de las Américas, que en ese tiempo tenía una biblioteca infantojuvenil (fea palabra) que a mí me pareció prodigiosa. Literalmente la arrasé. Leí compulsivamente a Verne, Salgari, Alejandro Dumas, Mark Twain, Selma Logerlöff, Edgar Rice Burroughs…
¿Recuerdas el primer libro que leíste?
Puede que no haya sido el primero, pero sí el que primero me cautivo de una manera que aún no se ha apagado: El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de la Logerlöff.
¿Qué libros tienes actualmente en tu mesilla de noche?
Básicamente novelas policiales. Amontono libros para que no me entre la angustia de “la noche en blanco”. Necesito saber que tengo cosas atractivas a la mano. Ahora mismo están en fila El enigma de china, de Qui Xiaolong; Cuando sale la reclusa, de Fred Vargas; La forma del agua y El olor de la noche, de Camilleri; Yo soy Charlotte Simmons, de Tom Wolfe, y La muerte del comendador, de Murakami.
De un tiempo a esta parte leo también en Kindle, a razón de tres novelas por semana. Cazo todo lo que haya por ahí en formato electrónico de un autor determinado, e intento agotarlo. Ahora la he cogido con Gore Vidal.
¿Qué te influye a la hora de escoger un libro? ¿El boca a oreja, las críticas, la opinión de un amigo de confianza?
Las opiniones de aquellos amigos que son excelentes lectores, y que generosamente me abastecen de libros.
¿Qué libro se supone que debía gustarte, pero no te gustó? ¿Qué clásico o autor famoso detestas?
No me gustaron el Fausto de Goethe ni Las Luisiadas de Camoes. No detesto a ningún autor. Simplemente no leo lo que no me atrae.
¿Recuerdas el último libro que abandonaste? ¿Qué te hace abandonar la lectura de un libro?
No hago la lista de los libros “abandonados” para no herir susceptibilidades. Abandono lo que encuentro aburrido, previsible, mal escrito o tramposo. Abandono también lo que ofende mi sensibilidad.
¿Qué libro te gustaría haber escrito?
Ninguno. Soy muy vago para escribir. Lo que me gusta en realidad es leer.
Debería escribir una novela que tengo en el disparador desde hace años, aunque solo sea para aplacar las críticas de mi hija mayor.
¿Con qué personaje te gustaría tomar un café mañana?
Soy cafetómano. Si de tomar café se trata, me viene bien cualquiera. Mañana me gustaría reunir alrededor de una mesa a Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Alberto Caeiro y Bernardo Soares, para tomar café fuerte y hacer cuentos de Pessoa.
¿Cuáles son los géneros que más te gusta leer? ¿Y cuáles intentas evitar?
Los géneros de mi preferencia son la poesía y la novela. No puedo leer un buen poemario de un tirón, pues es una experiencia que me deja exhausto; lo intercalo entre otras lecturas. En la mesa de noche de la derecha acumulo los libros de poesía a los que vuelvo siempre, y también las novedades.
No leo ciencia-ficción ni libros “fantásticos”. Es una incapacidad mía.
¿Prefieres leer obras nuevas o releer?
Hago las dos cosas. Aunque “lo nuevo” no es para mí sinónimo de “lo bueno”. Recientemente releí casi completo a Tom Wolfe, y fue una experiencia memorable.
¿Cuándo y cómo te gusta leer?
Leo acostado, al mediodía y a la noche. Si se trata de un libro apasionante, puedo leer el día entero o varios días seguidos. Pero siempre acostado.
¿Libro impreso o e-book?
Ambos. Me gusta el olor del papel, la cosa táctil. Me resistí por años a los e-books, pero al final sucumbí ante las ventajas prácticas de esta modalidad.
¿Lees por la mañana o por la noche? ¿Un libro cada vez o varios de manera simultánea? ¿Lees con música de fondo?
Necesito silencio absoluto para leer. Y sí, llevo varios libros a la vez, de géneros distintos.
¿Has robado libros alguna vez?
Muchos, de las librerías; en la etapa de estudiante universitario.
¿Tienes algún héroe ficcional favorito? ¿Y antihéroe o villano?
Simpatizo un montón con Holden Caulfield y con Bartleby, personajes de Salinger y Melville, respectivamente. Ya sé que no les encaja la etiqueta convencional de héroes, pero para mí lo son.
Si organizaras una cena literaria, ¿a qué tres escritores, vivos o muertos, invitarías?
A Juan Gelman, Antonio Cisneros y Roque Dalton. Aunque, cuatro botellas de vinos después, termináramos la velada a los pescozones.
¿Qué libros te gustaría ver adaptados al cine?
Ninguno. Prefiero las historias expresamente escritas para cine. Adaptar una obra literaria es traicionarla.
Si hubiese un libro que ha hecho de ti quien eres hoy en día, ¿cuál sería?
Son tres: Las cuitas del joven Werther (Goethe), Romeo y Julieta (Shakespeare) y Poemas humanos (Vallejo).
¿Qué autor te gustaría que escribiese la historia de tu vida?
Mi vida es “normalita”, no tiene grandes cumbres ni grandes caídas. No es materia literaria.
¿Hay escritores cubanos que no han sido traducidos tan internacionalmente como deberían? ¿Cuáles recomendarías?
No estoy al tanto de cuáles son los escritores cubanos que se traducen más. Muchas veces esta atención depende del canon que trazan los capataces del “gusto”, y que los tontos dóciles asumen sin chistar. Tengo la percepción de que Virgilio Piñera no ha sido “atendido” como se merece por el mundo académico. Ojalá no sea así.
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