Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Política

Entre la conciliación y la polémica

' Consenso Cubano rompe con la tradición del exilio de buscar las diferencias en lugar de las coincidencias'. Una entrevista con Rolando Behar.

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La coalición Consenso Cubano, a la que pertenecen más de una veintena de organizaciones y partidos políticos, hizo público este lunes en Miami el documento “Propuesta de Agenda Humanitaria para la Familia Cubana”. Del documento sobresalen, por su impacto mediático, las únicas dos propuestas —de un total de trece— dirigidas a Washington.

Ambas apuntan a la línea de flotación de las restricciones implementadas por la administración de George W. Bush en 2004, dado que piden “la eliminación de las medidas decididas por el gobierno norteamericano que obstaculizan y limitan los viajes a Cuba por razones familiares o humanitarias”, y “la eliminación de las medidas restrictivas estadounidenses respecto al envío de remesas y paquetes a Cuba por razones humanitarias”.

A propósito del documento, que continúa generando polémica en los medios del exilio, Rolando Behar, integrante de Consenso Cubano por la Unión Liberal Cubana (ULC), respondió a las preguntas de Encuentro en la Red.

¿Qué opinión le merece el hecho de que el documento presentado por Consenso Cubano coincida con pronunciamientos emitidos desde Cuba?

La salida de nuestro documento coincidió con que el hecho de que los disidentes más conocidos dentro de Cuba (Martha Beatriz Roque, Vladimiro Roca, Manuel Cuesta Morúa, Elizardo Sánchez…), que tienen una serie de diferencias entre ellos —como las hay entre los miembros de Consenso—, también coincidían en el planteamiento de disminuir las restricciones.

Sin embargo, venimos trabajando en la “Propuesta de Agenda Humanitaria para la Familia Cubana” desde hace un año. Como todo en Consenso, cada palabra, cada oración, es consensuada. Entonces, hay que tener mucho cuidado con la manera en que se presenta cada pronunciamiento, para que todos podamos vivir con él. Algunos quisieran un matiz más oscuro en una zona, o más claro en otra, pero a lo que en definitiva aspiramos es al concepto norteamericano de “yo puedo vivir con eso”. No obtenemos lo ideal para cada uno de nosotros, pero podemos vivir con lo que obtenemos.

Entonces el documento coincide con los disidentes en Cuba, y coincide con la necesidad de los cubanos de dentro y fuera de la Isla de comunicarse, de ayudarse como se puede ayudar cualquier familia.

¿A qué atribuye la polémica desatada por el documento?

Algunos comentaristas radiales han atacado el proyecto, pero cuando escuchas las llamadas de los radioyentes a esos mismos programas, te das cuentas de que la opinión general es favorable. Es que es humano, estamos hablando de una agenda humanitaria.

Lo interesante aquí es que once de los trece puntos que contiene el documento están dirigidos al gobierno cubano, y solamente dos al norteamericano. ¿Por qué nos dirigimos también a Washington? Porque Washington puede contribuir a aliviar el problema, a agilizar las relaciones entre cubanos, levantando las restricciones tomadas en 2004 respecto a los viajes y la cantidad de dinero que puede enviarse a Cuba.

Hay que tener en cuenta que estamos hablando no sólo de la ayuda familiar, sino de la ayuda a la disidencia. Todo el mundo sabe que en Cuba quienes deciden convertirse en opositores tienen que salirse del sistema. El sistema, en la inmensa mayoría de los casos, les hace la vida difícil. Entonces el disidente, que necesita moverse, reunirse con gente para promover sus ideas, precisa de medios para poder hacer su trabajo. Toda la disidencia del este de Europea recibió ayuda en su momento.

Con una oposición famélica no se va a ningún lado. Lamentablemente, la gente empieza a pensar de la barriga hacia arriba. Muy difícilmente alguien que debe buscarle la comida a sus hijos dedicará tiempo a cuestiones más “importantes”. Lo más importante para cualquier ser humano es alimentar a sus hijos.

Por desgracia, recientemente ha habido una campaña en contra de la ayuda a la resistencia cubana, en contra de la manera en que estas ayudas se utilizan y distribuyen por las organizaciones del exilio.

Usted se refiere a los programas para promover la democracia en Cuba, bajo investigación de la Oficina Fiscalizadora del gobierno de los Estados Unidos. ¿Qué opina sobre la campaña?

Creo que un niño cubano también se merece un Nintendo. Creo que no hay ningún problema en que la gente se coma una caja de chocolates. Y una bicicleta es un medio de transporte en Cuba. Son cosas que se traen de los pelos. En un presupuesto de 33 millones de dólares, ¿qué significa una caja de chocolates de ocho dólares?

Nosotros, la ULC, Consenso, no recibimos ningún tipo de subsidio del gobierno norteamericano, pero me satisface que otros los reciban y empleen razonablemente. No hay nada malo en ello. Los guerrilleros de toda Latinoamérica recibieron durante años millones de dólares de Cuba y la Unión Soviética. Parece que el “internacionalismo proletario”, como le llamaban allá, es decente, legal, aceptable, mientras que el internacionalismo democrático no lo es.

¿Es que los demócratas no pueden ayudar a los demócratas? Los terroristas pueden ayudar a los terroristas, los subversivos a los subversivos… ¿y los demócratas? Los demócratas no tienen derecho. Es insólito.

¿Ha habido un acercamiento por parte de Consenso Cubano a aquellos sectores del exilio menos inclinados a suavizar las restricciones, o a los propios congresistas cubanoamericanos, por ejemplo?

Para empezar, Consenso Cubano es un espacio inclusivo. Nadie está exento de pertenecer a la coalición o de asistir a sus reuniones. Somos un espacio abierto a todos los cubanos.

Hemos hecho algunos contactos con nuestros congresistas, pero, lamentablemente, los resultados no han sido los más felices. Todo tiene su momento, todo tiene su tiempo. A la realidad es muy difícil oponerse, y la realidad es que desde 1994 hasta 2006 casi 250.000 cubanos han llegado a Estados Unidos. Muchos de estos 250.000 cubanos tienen a sus familiares en Cuba, y sus intereses y relaciones no son del mismo corte que los de quienes tuvieron la suerte de salir con toda su familia en los años sesenta.

Sé qué es eso. Estuve separado de mi madre por catorce años. Mi madre no podía ir a Cuba mientras estuve preso. Sé lo que se siente cuando uno está allá solo y no tiene un ser querido que lo apoye.

Los cubanos siempre hemos sido familiares, amistosos. Quien impuso la división fue el régimen en el poder, que llegó incluso a prohibirle a un hermano que le escribiera a otro hermano. ¿Cómo vamos nosotros a reproducir la misma mentalidad de un régimen opresor e inhumano? Nosotros, los demócratas, los que creemos en Dios, en la familia, en la amistad, no podemos coincidir con esa actitud. Por eso a veces me sorprenden las posiciones de alguna gente.

Vuelvo a anotar: Este documento le hace once exigencias al gobierno cubano y solamente dos al gobierno norteamericano. Este documento no trata en absoluto las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Este documento no habla del embargo, no lo aborda, no lo interpreta, precisamente porque es un tema sobre el cual en Consenso no hay consenso.

¿Pero estas dos exigencias a las que se refiere no van en la dirección de suavizar el embargo?

En absoluto. Tal vez van en la dirección de suavizar el embargo las medidas tomadas por la actual administración. Durante esta administración se ha llegado al nivel de miles de millones de dólares en intercambio comercial con Cuba.

No tocamos el embargo porque, repito, en Consenso no hay consenso sobre el tema. Nos dirigimos, única y exclusivamente, a la relación entre los cubanos y su familia, entre los cubanos y la disidencia.

Algunos críticos señalan, en lo que atañe a la eliminación de las restricciones a las remesas, que los dólares “excedentes” beneficiarían a la maquinaria represiva del castrismo. ¿No es cierto que el dinero en Cuba siempre acaba en las arcas del gobierno, que controla todos los bancos, empresas y establecimientos comerciales?

Es que es un derecho. Con mi dinero, que me gano yo y con el que pago los impuestos, tengo derecho a hacer lo que estime conveniente.
Pero eso de que el gobierno recibe todo el dinero es una verdad a medias. El mayor mercado en Cuba es el mercado alternativo, la llamada “bolsa negra”, que fundamentalmente se nutre del robo a las empresas del gobierno. Es decir, que rara vez el dinero que se mueve en bolsa negra va a parar al gobierno.

La mercancía que se vende en las tiendas en divisas convertibles usualmente es más cara, y de más baja calidad, que la que se vende en bolsa negra. La gente prefiere comprarle un vestido a alguien en la Güinera, que se lo trajo una prima de Hialeah, que comprar ese mismo vestido en la diplotienda. Comenzando porque a menudo la señora de la Güinera estará bajo sospecha en la tienda en dólares de Miramar. El racismo en Cuba es todavía una realidad, tal vez más acentuada que antes de la revolución.

El pueblo se siente mucho más cómodo trabajando, y comprando, en ese sistema de economía alternativa. Esa historia de que el dinero, en una proporción interesante, va a parar a manos del gobierno, es una verdad a medias. Por otra parte, las fuentes de ingreso más importantes del gobierno no son las remesas de los exiliados. Agarrarse a ese clavo caliente para atacar el documento no tiene mucho sentido.

¿De qué nivel de influencia goza Consenso Cubano en Washington?

La última vez que estuvimos en Washington fue el año pasado. Nos reunimos con los encargados del proceso de transición por el Departamento de Estado. Pero hablar de influencia es complicado. La influencia la da el poder, y el poder de Consenso Cubano radica en la razón, y la razón a veces no tiene toda la fuerza que posee el poder.

Hay momentos en que el poder y la razón coinciden. Cuando llegue ese momento, Consenso tendrá mucha más influencia de la que tiene ahora.

¿Qué actividades o proyectos tienen por delante?

Este lunes a las 11.30 de la mañana, en la Ermita de la Caridad de Miami, presentaremos una propuesta para la erradicación de la violencia en Cuba. Y tenemos pendiente una reunión con los cónsules europeos en la Florida para presentarles el documento. Después, muy probablemente viajemos a Washington para hacer lo mismo con los embajadores de la Unión Europea. Y en un futuro a corto plazo pensamos hacer algo a nivel de masas en esta ciudad. Queremos que la gente, tanto en Cuba como el sur de la Florida, se identifique con el proyecto.

En lo personal, viajo este mes a Europa para promover el proyecto del que hablaba, de erradicación de la violencia en Cuba.

¿Lo hará como representante de Consenso Cubano o de la Unión Liberal Cubana?

No puedo separar Consenso de la Unión Liberal. Siempre pienso que soy un director de la ULC, pero además un vocero del espacio de reflexión que es Consenso. No hay diferencias entre los acuerdos de Consenso Cubano y el pensamiento de la ULC. Consenso tiene la ventaja de que cita a las 25 organizaciones que lo integran para que se pronuncien en lo que coinciden. Hay diferencias, ciertamente, de métodos, de criterio en ocasiones, pero desechamos aquello en lo que diferimos y nos enfocamos en las coincidencias.

Es la belleza de este espacio, que rompe la tradición del exilio cubano de buscar las diferencias en lugar de las coincidencias. Todo lo que Consenso publica está de acuerdo con las ideas de la ULC, como está de acuerdo con las ideas de todas las organizaciones que lo conforman.