Chile

Fiesta de la democracia

Entre celebraciones y desafíos, Michelle Bachelet hace historia.

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Bachelet y los desafíos por venir

A pesar de que recibirá el gobierno con mayoría oficialista en las dos cámaras del Congreso, no será color de rosa el mandato de la Bachelet. En primer lugar, tendrá que impedir o aliviar los choques de las diferentes organizaciones que forman la coalición, cuando inicie la tarea de seleccionar su gabinete.

Aunque es lucha tradicional en la política chilena, podría lacerar la imagen de la primera mujer a la cabeza de La Moneda. El asunto ha procreado más expectativas que las usuales, porque la recién electa prometió un ejecutivo paritario de hombres y mujeres.

Si este es un objetivo a corto plazo, disminuir la desigualdad de ingresos en Chile —una de las más significativas del planeta— le provocará sudores sin cuento, ya que los sectores pudientes se convierten en un solo áspid, por ejemplo, cada vez que se habla de subir los impuestos.

Cuando los economistas diagnostican cotizaciones elevadas para el cobre y que el sector exportador contará con una situación internacional positiva, al menos en los primeros meses de su mandato, bajar el actual desempleo, que ronda el 9 por ciento, requerirá, no obstante, de una cuidada estrategia.

La lucha contra la delincuencia, incrementar la cantidad y calidad de los servicios de salud y educación, así como mantener la prosperidad mientras aumenta costos sociales y mejora salarios, se alzan entre los más salientes escollos para Bachelet. No resulta difícil imaginar las presiones que recaerán sobre ella.

A propósito, su desempeño tendrá lugar sin que los ecos del sexenio de Lagos no se hayan apagado, y las comparaciones que llevarán a cabo tirios y troyanos ocuparán muchas páginas en los medios informativos. Deberá velar la próxima presidenta, además, porque una coalición, que cumplirá 20 años en el poder en 2010, no caiga en los problemas de corrupción que han herido tradicionalmente la política en muchas naciones del resto del continente.

Un artículo aparte merecería el tipo de relaciones que establecerá La Moneda con los gobiernos populistas que se entronizan en el continente, teniendo en cuenta que, por algunas de sus expresiones, la Bachelet parece ubicarse a la izquierda de Lagos. ¿Cesarán las condenas de Chile en la ONU contra la violación de los derechos humanos en Cuba? ¿Continuará la cancillería el trato sin lisonjas a Hugo Chávez? Por ahora, dejemos las preguntas en el aire.

No es una sino muchas batallas, las que restan a la hija del general. De su trabajo dependerá la fecha en que otra fémina ocupe su cargo. La fiesta de las elecciones, como la flor de Malherbe, es fiesta de un día. Apenas con la mañana siguiente la vida torna a su cauce. Ojalá le vaya muy bien a Michelle Bachelet, ella y las mujeres chilenas se lo merecen.


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