Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Cuba, Castro, Poder

Cuba, fin de una estirpe (II)

Segunda y última parte de este texto

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Díaz-Canel

Juan Juan Almeida ha estado al tanto que esta movida se viene preparando hace algunos años. Dice: “Raúl es un cadáver político. Le consultarán al principio, pero le ocurrirá como a Fidel, irán cercenando los conductos al mando”. Añade, “pocos han analizado bien el cuadro de poder, pero la persona clave para observar es Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas. La famosa GAESA que dirige Rodríguez López Calleja depende completamente del MINFAR. Tengamos claro una cosa: Rodríguez López Calleja no es muy querido dentro del Buró Político, sobre todo por personas como Teresa Amarelle Boué. Todavía el general de brigada depende del aval de su exsuegro Raúl”.

Al terminar el VIII Congreso tratamos de comunicarnos con la Misión Cubana ante Naciones Unidas. Nuestros intentos telefónicos por correo electrónico y por fax quedaron sin respuesta.

Hablamos con el senador Bob Menéndez, jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y nos dijo: “mientras el Gobierno de Cuba continúe una política de intercambio de sillas y funcionarios, el gobierno de Estados Unidos mantendrá firme su promesa de apoyar al pueblo cubano en su lucha por la libertad. Nuestra política está centrada en impulsar los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Agregó el demócrata: “Solo cuando se celebren elecciones libres y justas podrán al fin los cubanos comenzar la ardua tarea de reconstruir sus valores democráticos con el respeto para los derechos humanos, políticos y civiles”.

La tercera parte de la población cubana recibía remesas de familiares y amigos en el extranjero en una cifra comparable al salario medio de $264 al año. Antes de la gestión Trump, la cantidad que recibía Cuba en este renglón sobrepasaba $3,6 mil millones, porcentaje sustancial del Producto Nacional Bruto. Al limitarse esta entrada de divisas (cayeron un 54 % en 2020), Caritas de la Iglesia Católica viene operando 11 centros diocesanos, 600 centros de ayudas parroquiales que reciben alimentos y medicinas de instituciones, laicos comprometidos, órdenes religiosas y otros grupos.

El bloqueo

Hablamos con Arturo López Levy, profesor de la Universidad Holy Names en California. Con López Levy hicimos un convenio: limitar nuestra conversación a su labor como politólogo. De nuestro diálogo quedaba eliminada cualquier referencia a su primo Luis Rodríguez López Calleja y la actividad del profesor en el grupo Cuban-Americans for Engagement (CAFÉ). Poner sobre el tablero su actividad política en CAFÉ y sus nexos familiares resulta necesario porque el quehacer del catedrático no es en materia extra-política cosa que haría el comentario innecesario. Mantuvimos fuera de la entrevista su formación en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa en La Habana.

Su bibliografía se dedica primordialmente al bloqueo. Adolece de una falta de análisis económico del comercio internacional. No vemos referencias a la liquidez, deuda nacional, ganancias bilaterales del comercio. Jamás se le escucha discutir la teoría de ventaja comparada de otros países, la tendencia estadounidense de delegar la manufactura a otros países, la caja de Edgeworth en el comercio de Cuba con otras economías.

La posición tradicional “antibloqueo” cae en el “yanquicentrismo”. Para aquellos que fuera de una discusión acalorada apoyan la ley Helms Burton, López Levy no responde cómo la ley de un país puede legalmente imponer barreras al comercio con Iraq y no con Cuba. No clarifica las objeciones al comercio con la Sudáfrica del apartheid y no con Cuba. Tampoco vemos claro el conflicto con la ley internacional si las restricciones emanan de consideraciones de estrategia, cuotas o aranceles proteccionistas. Para muchos en la prensa popular, el “bloqueo” se reduce al ron y al tabaco. Lo que la poco ilustrada prensa o intelectuales dejan de mencionar es que las ganancias por distribución de estos productos se quedan en los cofres de dos megaempresas europeas —por supuesto con participación de élite cubana— que manejan las más conocidas marcas de ron y habanos.

Se observa otra posibilidad: una simbiosis entre el “anti-bloqueo” y el capitalismo imperialista. El discurso se vuelca contra sí. Ninguno de estos autores nos habla de las multinacionales, el dominio hegemónico del primer mundo sobre las naciones menos desarrolladas (Cuba entre ellas), el efecto de la globalización. Ni López Levy ni los politólogos del “antibloqueo” se han planteado los patrones de explotación —evidentes en el turismo— que vienen con esta apertura. Aquí hace falta recordar a los economistas y politólogos como López Levy y sus colegas en Cuba la desigualdad en poder de negociación, la subordinación y el colonialismo. Conviene recordarles a los veteranos como Paul Baran, Galtung y Samir Amin. Como politólogos y economistas no piensan tampoco en la uniformidad cultural impuesta por la globalización primermundista. No parecen tampoco estar al tanto de los estudios poscoloniales que bien pudieran consultar.

Sin una posición crítica, sin haber estudiado la Escuela de Fráncfort ni López Levy ni sus colegas pueden percatarse de las presuposiciones y categorías con que funcionan dentro de la “academia” americana. Ausente la auto reflexión y auto crítica, la derecha e izquierda están sujetas a un discurso totalizante y rígido del cual cualquier desavenencia se paga con ostracismo, inmovilidad en ascenso de status y puertas cerradas en el mundo de las casas editoriales profesionales.

El profesor nunca analiza las desventajas para Cuba de un comercio con economías neocolonialistas. Si López Levy tira un vistazo al debate político norteamericano puede observar las críticas a las megaempresas en materia de salario mínimo, más cuando operan en el extranjero. Con una ceguera “antibloqueo”, Cuba parece olvidar los casos de maltrato y explotación al obrero dentro y fuera de Estados Unidos. López Levy permanece callado como si esta situación no pudiera afectar al trabajador cubano también enajenado. Se antoja su posición contradictoria.

En Huffpost escribió “la discusión política interna de Cuba es hoy más abierta que nunca desde 1961, excepto en el tema del sistema de partido único. Existe una sociedad civil ampliamente difundida de intelectuales, comunidades religiosas y publicaciones de segunda cultura, grupos de expertos y defensores de los derechos interesados en expandir responsablemente la representación y competitividad del sistema político”. Fue precisamente el año de su nota cuando Human Rights Watch escribía: “El gobierno de Raúl Castro continúa reprimiendo el disenso y desincentivando la crítica pública. Mientras que, en años recientes, el gobierno cubano ha apelado con menos frecuencia a sentencias prolongadas para castigar a sus críticos, en el mismo período se incrementó significativamente la cantidad de detenciones arbitrarias por períodos breves de defensores de derechos humanos, periodistas independientes y otros críticos.

A su favor hemos de apuntar a sus declaraciones a NACLA: “Al mismo tiempo, al transferir a un presidente de la república las funciones previas del Consejo de Estado, la nueva Constitución fortalecerá el poder individual del alto ejecutivo. Esto podría abrir la puerta a episodios de caudillismo latinoamericano por el camino”. En la misma entrevista, López Levy afirma “el objetivo de la élite cubana es mejorar el carácter colectivo del liderazgo y la sostenibilidad del sistema unipartidista. Hay una nueva generación de líderes en ascenso en Cuba, pero no hay pruebas que sugieran que desmantelarán el monopolio del Partido Comunista Cubano (PCC), establecerán un sistema judicial independiente o adoptarán voluntariamente una prensa libre”.

López Levy hace distingos entre el tipo de liderazgo Fidel, Raúl y Miguel Díaz-Canel. Nos dice: “A nivel cultural, el seguidor de Fidel no lo hace necesariamente por sus posturas políticas ni por su rol institucional, Fidel era un líder carismático. Siguen al líder por quien es. No es así con Raúl cuyo liderazgo es fundacional. Raúl aparece en la fundación del partido y del MINFAR. Díaz-Canel, sin embargo, viene a un mandato como cabeza de un sistema, por desempeño, como jefe de una institución que tiene reglas del juego establecidas. Si Fidel tenía mayor latitud al tomar decisiones, las reglas procesales tienen vigor y Díaz-Canel tiene que ‘jugar’ con ellas”.

Respetamos su objeción a hablar de su primo Rodríguez López-Calleja. Luis Alberto, sancionado por el gobierno estadounidense, según fuentes fidedignas, se ha encontrado con un rencor palpable dentro de la cúpula de poder. Los observadores comentan que el General de Brigada mantiene su posición por voluntad del exmandatario y exsuegro. Otros alegan que GAESA ha desviado fondos que benefician a figuras claves que aún mantienen altos cargos militares.

El gobierno cubano y Luis Alberto Rodríguez López-Calleja se vieron implicados en los “Panama Papers” cuando en los documentos del bufete Mossack Fonseca se descubrieron documentos relacionándolo a 25 empresas secretas inscritas en Bahamas, Panamá y las Islas Vírgenes Británicas. La actividad alucinante iba de venta de petróleo ruso hasta turismo de pesquería. Los “Panama Papers” involucran también a un hermano del general de brigada, un ciudadano cubano de nombre Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja. En este momento Ana Guillermina Lastres está al frente de compañías de maletín en Panamá y Londres fachadas para los recursos financieros de GAESA.

Racismo y problemas ecológicos

Raúl deja también un problema que viene estudiando el profesor Alejandro de la Fuente, director del Instituto de Investigaciones Afro-Latinoamericanas de la Universidad de Harvard. Existe un problema racial que la revolución no ha solucionado. Coincide con quejas expresadas por disidentes como Manuel Cuesta Morúa. De la Fuente estudia datos del censo y otros índices que manifiestan la desigualdad en la calidad de la vivienda, el tipo de trabajos, representación en los medios de comunicación y hasta en el número de matriculados en la universidad.

Nos explica que, aunque exista una paridad salarial, es la población blanca la que tiene ingresos reales más altos por tener acceso a las remesas que llegan de familiares en Estados Unidos. Existen para el profesor estructuras de poder que excluyen el acceso y que reproducen la desigualdad en la distribución de bienes y oportunidades. Los espacios permitidos fuera de los sectores estatales son excluyentes para los afrodescendientes.

La “negritud” en Cuba es una “fantasía exotizante” para los turistas y “eroturistas” del primer mundo. De estos últimos ha escrito la periodista colombiana Silvana Paternostro. Aún en el sector turístico, controlado por empresas mixtas o extranjeras, el racismo se hace evidente. Al manejar capital europeo, Cuba no ha manifestado la voluntad de integrar a los afrodescendientes en las negociaciones o el manejo cubano de estas firmas.

El profesor De la Fuente y Juan Juan Almeida analizan las cifras de afrodescendientes en el Buró Político: 2 de 14 y en el Secretariado, 1 de 6. De la Fuente agrega algo que se ha pasado por alto y ha empeorado: la mínima representación de la mujer en los cuadros de poder. Se ven 3 de 14 en el Buró Político. No hay mujeres en el Secretariado del Partido Comunista Cubano.

Existe un área de grave preocupación para las conciencias ecológicas. La Estrategia Nacional Ambiental no se aprobó hasta 1997 y ha surtido un impacto limitado. El propio gobierno ha reconocido que la tierra a consecuencia de fertilizantes, pesticidas y residuos industriales muestra niveles peligrosos de azufre, plomo y arsénico. Apuntan también a la contaminación de los alimentos con toxinas. Reconocen una situación de “estrés hídrico”. Señalan la criptosporidiosis y la giardiasis, enfermedades causadas por el protozoo en aguas infectadas. Aguas albañales inundan con frecuencia el abastecimiento de agua a los barrios habaneros sin que el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos pueda hacer algo al respecto. El gobierno cubano ahora muestra preocupación por la pérdida de la diversidad biológica en las zonas de los archipiélagos por fragmentación y destrucción de hábitat y ecosistemas por cambio de uso, sobreexplotación de recursos, degradación y contaminación y, sobre todo, insuficientes mecanismos regulatorios.

Inversiones

A medida que se atraiga capital extranjero podría notarse una mejora en la economía cubana. Para el profesor Richard Feinberg, afiliado a la Brookings Institution, “existe liquidez para inversión extranjera y sobre todo a largo plazo si el clima resulta atractivo y existe una estructura para repatriar las ganancias. El gobierno cubano tiene que buscar el modo de eliminar cualquier apariencia de incertidumbre para el que busca una inversión directa. Se tiene que ir borrando cualquier vestigio de ortodoxia en busca de una cultura tecnócrata y de eficiencia”. Feinberg señala a Manuel Moreno por la labor desempeñada en el área de turismo.

El profesor Henken es cauteloso porque observa a un sector privado no-gubernamental, sin indicios de pronta recuperación o aceleración en productividad. Añade que han tenido que combatir un cuadro donde los factores de producción y la infraestructura están “en crisis crónica, en estado disfuncional”.

Henken presta atención algo que otros analistas del “cuentapropismo” no mencionan: la conciencia reflexiva del cubano de hoy. “A través de la red, tienen narrativas alternativas a los medios oficiales y están al tanto de lo que ocurre en otros puntos geográficos del país”. Por supuesto —y en esto está de acuerdo con la periodista Annie Bardach— puede salir de la red otro San Isidro y movimientos contestatarios. Henken ve el internet como aliado a la apertura.

En este momento, a nivel internacional se sigue el caso del artista disidente Luis Manuel Otero en huelga de hambre. Lo importante a observar es que publicaciones serias de arte como MoMA Magazine han recogido en sus páginas la situación de los artistas disidentes en la isla. La historiadora de arte neoyorquina Coco Fusco ha escrito ampliamente sobre la lucha de los artistas radicados en la isla al margen de la comercialización de galerías primermundistas. El propio MoMA ha dado difusión a la represión sufrida por la artista Tania Bruguera.

Nos acercamos al profesor José Gabilondo, decano asociado de la Facultad de Leyes de la Florida International University. Gabilondo está por publicar “Socialismo 2.0: Reconstruyendo la Economía Poscastro”.

Gabilondo está de acuerdo con el profesor Feinberg en que una inversión en Cuba puede considerarla alguien interesado en establecer relaciones a largo plazo. No nos aclaran los catedráticos cómo es que Cuba no aparece como mercado emergente en los sistemas analíticos de la banca privada importante. No hablamos aquí de fondos mutuos. Feinberg menciona que Cuba efectivamente se ha abierto a la posibilidad de proyectos empresariales con la diáspora.

Consultando al abogado Michael Rodríguez, experto en arbitraje y litigio comercial internacional, nos hace ver que hay en pie tratados bilaterales de inversión ideados para la protección de los dueños de capital. Existen otros que él llama “megatratados” a los cuales Cuba es signataria mediante los cuales se pueden traer disputas a foros jurídicos internacionales. Gabilondo explica que los laudos, válidos y efectivos, no ofrecen transparencia ni se pueden utilizar como precedente.

Gabilondo dice que una rama judicial independiente donde se puedan hacer cumplir los contratos es de vital importancia para atraer empresas extranjeras. La Tarea Ordenamiento (unificación de la moneda) es un primer paso y ha dado mayor facilidad a inversionistas no-cubanos en evaluar riesgos.

El miércoles, en un paso para reintegrar a Cuba a los mercados de capital, la CRF Limited de Londres, con una cartera de notas de préstamos vencidos, en “default” desde la época de Fidel Castro, ha propuesto convertir la deuda en un préstamo de cupón cero sin pagos hasta el 2026. Esta oferta filtrada a la cadena Bloomberg fue dirigida al presidente Miguel Díaz Canel y a diplomáticos cubanos.

Cuba anacrónica

El historiador Rafael Rojas al observar el VIII Congreso del Partido y el retiro de Raúl con slogans como “firmeza ideológica”, apunta: “el Partido Comunista Cubano es incapaz de trazar una ruta a largo plazo… No encuentra la forma de adaptar el sistema político de la isla a las condiciones de la expansión del capitalismo y la democracia en la era global… Se resiste a una transición a la democracia, pero también es reacio a un avance a cualquier modelo autoritario del siglo XXI, sea el de China o Rusia. Su meta es de corto plazo: preservar el sistema y conservar el poder de la cúpula”.

La Cuba que deja Raúl, volviendo García Márquez, es un “pavoroso remolino de polvo y escombros”. Tirar una mirada atrás buscando entender con modelos, estadísticas, estudios demográficos y ensayos es re-relatar, reconstruir, re-novelar. El aparato académico no es más que el esfuerzo por alcanzar infructuosamente algo que se desdobla y se escapa y se va descifrando apresurados, sobre la marcha, así como el que se enfrenta a los pergaminos de Melquíades el gitano de Cien años de soledad.

La batalla de Cuba es una batalla contra el tiempo. “Recuerdo mi llegada a casa de Raúl Castro”, nos dice Juan Juan Almeida. “Tenía cinco años. Llevaba una mochilita al hombro. Al salir del elevador, un imponente reloj de salón, retumbaba en campanadas marcando horas desconocidas. El reloj no tenía manecillas. Cuba es como el reloj de Raúl, anacrónica, se escuchan las campanadas, pero le faltan las manecillas”.


Justo J. Sánchez, analista cultural, se ha desempeñado como periodista en Nueva York y como profesor universitario en la Florida y en Italia. El autor agradece a Los Angeles Times en Español.

Versión original publicada en Los Angeles Times en español, el 2 de mayo de 2021.

Agradecemos los permisos necesarios (nota del autor del trabajo).


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