Actualizado: 23/04/2024 20:43
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¿Desunidos y pagados?

La unidad y el financiamiento de la oposición interna, temas favoritos de la prensa extranjera y el gobierno.

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Eso equivaldría a sustituir un paternalismo por otro. Pese a la necesidad de refundar la nación, este es un proceso, no un acto; y por tanto, requiere de un período más prolongado que el que precisan los cambios económicos.

En un caso similar se encuentra el tema de las elecciones. Sólo cuando se recuperen los espacios de libertades cívicas, cuando la población tenga acceso a la información, cuando se legalicen las alternativas políticas que hoy se mueven en Cuba en el peligroso limbo de la trasgresión y se puedan divulgar ampliamente sus programas, los cubanos tendrán la opción de elegir, sin que ese ejercicio responda a un reflejo de inercia, disimulo o simple simpatía por algún político más o menos carismático. Demasiado daño han hecho ya los engañosos carismas y la falta de cultura cívica.

Maldito dinero

Es casi absurdo considerar lo tocante al financiamiento de los opositores, que tan sugestivo resulta a La Habana. Sólo algunas preguntas y breves comentarios al respecto: ¿alguna vez el régimen ha rendido cuentas por las fuentes de financiamiento que apoyaron al movimiento que derrocó a Fulgencio Batista? ¿Acaso no recibieron entonces apoyo financiero del exterior?

Todos, absolutamente todos los opositores de todos los tiempos, han recabado el apoyo económico, no sólo de sus nacionales en el exilio, o de los simpatizantes extranjeros, sino también de muchas instituciones y organizaciones sociales, y hasta de muchos gobiernos. ¿Qué factores y quiénes son los sujetos que determinan la legitimidad o no de una fuente de recursos?

No tengo la intención de mostrar simpatía por los 80 millones aprobados por el gobierno de Estados Unidos para "acelerar la democratización de Cuba", pero me cuestiono la legitimidad de los petrodólares con que el gobernante venezolano mantiene hoy, de manera artificial, la vida de esta entelequia que llaman "Revolución cubana"; como la mantenía antaño la difunta hermana Unión Soviética, por sólo citar dos ejemplos.

Un gobierno que se sostiene mendigando sobre la base de una mal entendida solidaridad y exprimiendo a sus nacionales, incluidos los cubanos que desde el exterior apoyan con sus recursos a sus familiares de la Isla y que son inescrupulosamente multados con un 20% de gravamen so pretexto de un mentido incremento del valor de la moneda cubana; un gobierno que niega la posibilidad de trabajar a quienes se atreven a disentir, salvo casos excepcionales, no tiene derecho a cuestionarse las fuentes de financiamiento de los opositores.

¿De qué se supone viven los disidentes? ¿Cómo se podría hacer política sin recursos mínimos para sostenerse? Justamente por esta causa, el gobierno ha mantenido siempre al pueblo en el límite de la indigencia. Quienes están perennemente ocupados en la supervivencia, no tienen tiempo ni disposición para hacer política.

Los opositores no tienen acceso al "mercado del trabajo", con independencia de sus capacidades y calificación. Un opositor es una suerte de excomulgado que, no obstante, al recibir algún financiamiento, contribuye indirectamente al sostenimiento de las arcas del régimen, puesto que también lo que recibe desde el extranjero sufre el gravamen que permite al gobierno escamotear "legalmente" una parte significativa de esas contribuciones. Sin contar el hecho de que es dentro de Cuba donde se gastan esos fondos, cerrándose así un ciclo que, se quiera o no, acaba por beneficiar también al gobierno.

Así pues, ¿de qué se quejan? Más les valdría ser discretos y continuar recogiendo silenciosamente su parte, en tanto las circunstancias lo permitan.


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