Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Benedicto XVI, PCC

El cocodrilo

En la Fuerza Aérea cubana surgió aquello de “¿Quién es el cocodrilo?” para determinar quién era el responsable de que algo hubiera salido mal o quién había creado el problema que ocasionó el desastre

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CIUDAD DEL VATICANO (AP) -- El papa Benedicto XVI recibió una rara visita durante su audiencia general: una cría de cocodrilo cubano, una especie en peligro de extinción.
Los funcionarios del zoológico romano de Bioparco presentaron al pontífice de 84 años una cría de cocodrilo al finalizar la audiencia del miércoles. El funcionario del zoológico Yitzhak Yadid sujetó en sus manos al saurio para que lo contemplara Benedicto XVI.
El cocodrilo cubano, de la especie Crocodylus rhombifer, ha sufrido en los últimos años una desaparición del 80 % y solo existe ahora en la Ciénaga de Zapata, en la isla de Cuba y en los cenagales de la isla de la Juventud.

En la vida militar y especialmente en la aviación, los pilotos que están en el servicio de guardia combativa disponen por norma de solo cinco minutos para estar en el aire en cuanto se da la orden de despegue. Estas obligaciones del servicio de guardia suelen convertirse a veces muy tediosas.

A la espera de la alarma de combate se puede estar días y hasta semanas que transcurren en veinticuatro horas de cuentos, estudios, lecturas, partidos de ajedrez y otras ocupaciones que permitan mitigar el aburrimiento.

En esos servicios han surgidos la mayoría de los cuentos y dicharachos que se convierten en emblemáticos en las instituciones militares.

En la Fuerza Aérea surgió aquello de “¿Quién es el cocodrilo?” para determinar quién era el responsable de que algo hubiera salido mal o quién había creado el problema que ocasionó el desastre. Porque si algo tiene la aviación es que los errores se pagan con la vida en la mayoría de los casos.

El origen de este cuento parece ser un extracto o un clip, como se le llama hoy día a los videos cortos, de Rebelión en la granja, de George Orwell, llevada a la escena criolla por la creatividad de los cubanos.

El cuento se desarrolla en una reunión del Partido Comunista entre las criaturas del pantano. Al castor que fungía como secretario general le habían llegado informaciones de sus chivatos en la ciénaga de que la rana robaba y se comportaba por las noches groseramente contraria a los lineamientos del partido y a las más elementales normas de convivencia.

El castor preocupado por aquello, no quería quemar su fuente de información y decide tratar el tema de forma coloquial en la reunión para que la rana se sintiera aludida y cambiara su actitud sin necesidad de una sanción. Era un castor bueno. Como se dice, no le gustaba machucar a sus compañeros.

— En este colectivo hay un compañero que su actitud deja mucho que desear de un militante del Partido. No voy a mencionar nombres y solo para alertarlos les puedo decir que tiene piel verdosa, vive en el agua pero sale a respirar, tiene cuatro patas, sus dedos están unidos por una piel que le facilita nadar y tiene los ojos saltones.

— ¡PAREDÓN PARA EL COCODRILO! —gritó inmediatamente la rana.

A partir del surgimiento de aquel cuento, para exigir responsabilidades, comenzó a escucharse con frecuencia, en boca de distintos jefes (yo incluido), la frase: ¡ME BUSCAN AL COCODRILO AHORA MISMO!

Ahora resulta que todas las meteduras de pata, los errores y los horrores que han cometido en medio siglo los batracios que han gobernado a nuestro país necesitan de un cocodrilo del tamaño de la Isla para justificar sus locuras. ¿Y no se ha dicho siempre que LA ISLA TIENE FORMA DE CAIMÁN?

— Ahí tienen, al cocodrilo —gritó alguien en el Buró Político— La Isla no es un caimán, es un cocodrilo y los responsables de las penurias, de la improductividad, de la destrucción económica y social son esos que viven dentro de él, es decir, de este lagartón, por vagos, por corruptos, por no haber aprendido nunca el sacrificio que ha hecho nuestro Partido para conducirlos a la victoria.

Y volvió a escucharse el grito de ¡PAREDÓN PARA EL COCODRILO!

Cuando leí la noticia de que el Papa recibió en audiencia al infeliz animalito quise creer que existía algo más que curiosidad. ¿Había la compasión del Santo Padre para protegerlo de las malditas ranas que continúan acusándolo?

Las Naciones Unidas por su parte, quizá conociendo que esos batracios saben más por viejos que por diablos han declarado al Crocodylus rhombifer especie en peligro de extinción.


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