Actualizado: 28/03/2024 20:07
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El muro del exilio

¿Qué culpa tienen de la permanencia de Castro en el poder quienes se benefician con las veinte mil visas? ¿Por qué negarles un derecho que otros ejercieron?

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Alguien en Miami por fin ha encontrado la clave para acabar con el régimen de Fidel Castro: suprimir las veinte mil visas que cada año entrega el gobierno norteamericano a los cubanos. Por eso, la noticia de la nueva crisis entre la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y el gobierno instalado en la Plaza de la Revolución lo llena de entusiasmo.

Si se cierra esta oficina consular, los habitantes de la Isla tendrán de nuevo que recurrir a terceros países, costosos trámites y largas esperas para poder reunirse con sus familiares en Estados Unidos, a no ser que decidan lanzarse al mar en una balsa o paguen los servicios de un contrabandista. Piensan estos "líderes del exilio" que llegó la hora de poner freno a otras alternativas: o acaban con Castro o la pasan bien difícil para irse.

¿Qué culpa tienen de la permanencia de Castro en el poder quienes se benefician con las veinte mil visas anuales? ¿Qué responsabilidad mayor puede caer sobre sus hombros, por encima de los reproches discutidos una y otra vez entre los miembros del exilio, cansados ya de inculparse mutuamente por el triunfo revolucionario?

¿Son más responsables que los auténticos, ortodoxos, batistianos y revolucionarios de la primera, segunda, tercera y cuarta generación? ¿Hicieron algo peor que los que no hicieron nada? ¿Cuál es su "pecado original"?

Inmoral, injusto y disparatado

Algún motivo contundente debe existir para que aquí en Miami algunos quieran que los futuros inmigrantes se queden en Cuba y resuelvan lo que no han podido o querido resolver tantos y tantos que vivimos exiliados desde hace más o menos años.

Si se les preguntara si buscan un éxodo desesperado, miles de compatriotas sometidos a la injusticia de la medida de "pies secos/pies mojados" y el panorama de cadáveres flotando sobre las aguas, responderían inmediatamente que no. Castro es el responsable de que tantos quieran irse. Es cierto. Pero ese mismo Castro estaba en el poder cuando ellos se fueron. ¿Por qué negarles a los demás un derecho que ellos ejercieron?

Alentar desde afuera esta negativa a que otros abandonen el país es inmoral e injusto, pero también disparatado. De una forma o de otra, Castro ha logrado que Cuba nos abandone a todos. Y no se le puede negar a un ciudadano común y corriente que vive en la Isla el derecho de intentar recobrar sino la patria al menos la vida en el exilio.

Para entender los intereses que se mueven detrás de esta intención de cerrar puertas en Miami, no hay que olvidar su lugar de origen. Esta es la ciudad de los "anticomunistas de posición vertical" y de los "combatientes de línea dura", quienes desde que amanece salen a la calle dispuestos a inventar cualquier combate que les sirva para justificar su papel de guardianes ideológicos del exilio —desde una remesa familiar a un libro infantil.


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