Actualizado: 18/04/2024 23:36
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La balsa en el espejo

¿Quiere menos Washington a los 'pies mojados' cubanos que a los 'espaldas mojadas' mexicanos?

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Sin embargo, las nuevas medidas vuelven a mezclar la política, e incluso la demagogia, con las cuestiones puramente migratorias, al tiempo que ignoran que la situación en la Isla no ha cambiado en lo más mínimo, lo que sigue justificando la fuga.

Es más, estas normas tratan más bien de enfrentar el hecho de que muchos cubanos optan por la existencia del régimen como una vía que permite —e incluso facilita— el irse del país: no Castro, no visa. Al aumentar el número de visas dedicadas a la reunificación familiar, se establece que de ahora en adelante cada vez más serán beneficiados quienes cuentan con el providencial pariente en Miami o en otras partes de EE UU.

Sin embargo, esta actitud de tratar el proceso migratorio bajo una óptica familiar, y por lo tantos despolitizada, contrasta con el intento desestabilizador que representa el alentar la deserción de los médicos cubanos que cumplen misiones en el exterior.

Profesionales sí

Si bien está el interés encomiable de aliviar la injusticia que representa la norma castrista de negarle la salida a los médicos —sus estudios gratuitos caen dentro de los "logros de la revolución" y no deben ser utilizados como una forma de chantaje—, al mismo tiempo se establece un criterio selectivo que La Habana no dejará de catalogar de estímulo a la "fuga de cerebros", además del hecho de que se prioriza el abandono de la Isla de los ciudadanos que durante más tiempo han mantenido la "integración revolucionaria" necesaria para el logro de una carrera universitaria.

Señalar este último aspecto requiere de una aclaración: nadie debe ser condenado por participar en un proceso en el cual se le ha exigido el cumplimiento de normas y deberes políticos asociados a los estudios superiores. Igualar oposición o apatía hacia el régimen con bajo nivel de escolaridad es no sólo desconocer la realidad cubana, sino comportarse como un demagogo o un estúpido.

Pero este enfoque pragmático no debe presentarse bajo un disfraz ideológico: al preferir la inmigración de profesionales cubanos, EE UU no hace más que aplicarle a la Isla los mismos criterios que utiliza respecto a India y a otros países en relación con los especialistas en computación. Sólo que aquí pretende obtener una ganancia doble: recibir personal calificado y dirigir el ataque, desde el punto de vista político, hacia uno de los pilares de la estrategia castrista.

Desde ambos aspectos, el político y el económico, Washington está actuando de acuerdo con sus intereses nacionales; lo único que aquí se le plantea es ponerlos en claro.

Por último, debe señalarse que hay un aspecto dentro de las nuevas medidas que es injusto y discriminatorio hacia quienes intentan escapar de la Isla por una vía marítima no autorizada. "Cualquier cubano que intente entrar ilegalmente a EE UU [y sea capturado] perderá el derecho a recibir los beneficios comprendidos [en los casos de reunificación familiar]". Aquí los cubanos salen peor parados que otros que intentan entrar ilegalmente al país. No hay duda que Washington quiere menos a los "pies mojados" cubanos que a los "espaldas mojadas" mexicanos.

Durante muchos años la política migratoria ha sido utilizada como un instrumento político, por parte de EE UU y Cuba. Ello ha beneficiado a muchos cubanos, pero no sin pagar un precio por ello. La Habana y Washington siempre han ofrecido diversas respuestas frente al fenómeno de los inmigrantes cubanos. Dos países disímiles unidos por un problema común, mientras miles de desesperados continúan buscando un destino mejor.


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