Actualizado: 29/04/2024 14:55
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Helms-Burton, Crisis, Cambio

La ley Helms-Burton sigue vigente

De producirse en Cuba un cambio fraude, el reconocimiento y/o apoyo de la Casa Blanca está proscrito por la legislación del país

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El 12 de marzo de 1996, William J. Clinton promulgó la Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba, conocida como Helms-Burton. Han pasado 38 largos años, Cuba ha cambiado hasta el punto de enfrentar hoy una crisis generalizada. El estado protector socialista ha llegado al extremo de no poder garantizar el mínimo la alimentación básica racionada y el suministro de electricidad a los hogares.

Las manifestaciones populares en las calles van tornándose recurrentes, algo impensable en un país cuyos líderes políticos proclamaban con arrogancia: “Las calles son de los revolucionarios”. En las cárceles sobreviven a duras penas más de mil presos políticos, entre ellos los opositores de mayor renombre que han escapado de la muerte, incomunicados, sometidos a condiciones carcelarias extremas. Es inminente una respuesta gubernamental, aunque ningún experto pueda predecir los acontecimientos.

Sin embargo, todo observador del panorama político cubano debe coincidir en una cosa: no se aprecia dentro de la Isla el protagonismo de organizaciones opositoras, menos aún de líderes capaces de guiar a los manifestantes en sus afanes por el cambio, cuya expresión es la combinación de los reclamos Comida y Electricidad con Libertad, Patria y Vida.

Desmembradas las organizaciones disidentes, el escenario apunta hacia los uniformados (Ejército y Ministerio del Interior) como única fuerza real capaz de iniciar y respaldar la imperiosa necesidad de hacer reformas efectivas. Es de notar que en los altos mandos se unen la pertenencia a la cúpula del Partido Comunista con las jerarquías militares. De paso, las familias de los hermanos Castro se han constituido en una casta privilegiada intocable, cuando aún sobrevive y manda desde la sombra Raúl Castro.

Una conclusión es obvia, cambios “desde arriba”, es decir, desde el poder, auguran el paso a un sistema que no va a renunciar a los privilegios y poderes de quiénes dominan hoy en Cuba. Los comentaristas recurren a ejemplos conocidos: Vietnam, China, La Rusia de Putin con los oligarcas o tal vez combinaciones peores, cercanas a la tenebrosa Corea del Norte.

Pero Cuba tiene enfrente a solo 90 millas a los Estados Unidos, donde viven más de 2 millones de cubanos. La actitud del gobierno norteamericano, así como del exilio cubano, son factores de poder inobjetables. El exilio muestra casi por unanimidad su rechazo al cambio fraude. En cuanto a la Casa Blanca, las dudas surgen al constatarse el historial de ambigüedad con que han enfrentado a la dictadura comunista del Caribe diversas administraciones en la Casa Blanca.

Surge la pregunta: ¿Puede aceptar un gobierno norteamericano, demócrata o republicano, el aludido y posible cambio fraude, disfrazando con nuevos matices la dominación de los herederos del castrismo? La respuesta es NO, debido a la vigencia de la conocida Ley Helms-Burton.

Recordando el momento, dialogamos con el politólogo cubano Frank Calzón, graduado en Georgetown, uno de los prominentes activistas del exilio ligados directamente a la realización de este empeño legislativo:

Nos comenta Calzón: “La ley Helms-Burton se inició como un esfuerzo de los congresistas cubano-americanos para codificar y convertir en leyes las regulaciones y decretos ejecutivos, de sucesivos gobiernos federales, que cualquier presidente puede suspender sin tener que conseguir aprobación del Congreso. Las leyes son mucho más difíciles de cambiar. La ley Helms-Burton resultó de un consenso bipartidista, pero había dudas de que el presidente Clinton la iba a firmar.”

Un peligro por su apoyo al terrorismo

-¿Qué motivaciones había en 1996 para lograr el consenso necesario en ambas cámaras del Congreso?

Calzón: “La cuestión cubana: su alianza con Rusia, la implantación del modelo soviético, su dimensión estratégica y los derechos humanos en la isla eran parte de la agenda. Los cubanos americanos en la Florida y otros estados, mantienen informados a sus representantes en Washington. Cuba es un peligro por su apoyo al terrorismo, porque es un portaaviones ruso, hoy se han sumado otros enemigos, que no se puede hundir a 90 millas de los EEUU.”

-Dos semanas antes de firmar la Ley, el 24 de febrero se produjo el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate en aguas internacionales. Mueren 4 tripulantes, ninguno armado, derribados por Cazas de combate Mig, según órdenes de Raúl Castro. ¿Este hecho influyó en la decisión de Clinton, un demócrata, para finalmente refrendar la ley?

Calzón: “Sí, Madeline Albright, la secretaria de estado, denunció el crimen en Naciones Unidas donde presentó pruebas irrefutables de que el derribo ocurrió en el espacio aéreo internacional sobre el Estrecho de la Florida.

“El presidente consideraba esta ley una medida muy dura. La política demócrata se ha caracterizado por no aumentar presión sobre La Habana. En ese momento tumban los aviones. Entonces los cubanoamericanos, de ambos partidos, le exigen al gobierno acciones duras, algunos pedían hasta bombardear los aeródromos de donde partieron los cazas agresores, no olvidar que tenía además la presión de la opinión pública porque las víctimas eran ciudadanos norteamericanos. Ante las disyuntivas, Bill Clinton optó por firmar.”

Por si alguien tiene dudas de las precisiones derivadas de la Helms-Burton en cuanto a reconocer un futuro gobierno llamado democrático, la Sección 205, título segundo es bien clara: “Para los efectos de esta ley, un gobierno de transición en Cuba es un gobierno que cumple los siguientes requisitos: ha legalizado toda actividad política; ha liberado a todos los presos políticos y permite inspecciones de organismos internacionales en las cárceles; ha disuelto el actual Departamento de Seguridad del Estado del Ministerio del Interior, los Comités de Defensa de la Revolución y las Brigadas de Respuesta Rápida; se ha comprometido públicamente a convocar elecciones libres y justas para un nuevo gobierno que no incluyan a Fidel Castro ni a Raúl Castro, y que se celebrarían no más de 18 meses después que el gobierno de transición haya asumido el poder.”

Un cambio fraude, si se trata del reconocimiento y/o apoyo de La Casa Blanca, está proscrito por la Ley.


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