Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Cuba y la muerte de Filiberto Ojeda

¿No quedamos en que todos los terrorismos son malos?

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El 23 de septiembre pasado, los puertorriqueños conmemoraban otro aniversario del Grito de Lares (1868), mientras agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) cazaban al "terrorista fugitivo" o "luchador por la independencia" Filiberto Ojeda Ríos, de 72 años, en un rancho de Jaguitas (municipio Hormigueros, al oeste de San Juan).

Granma publicó tres cables de Prensa Latina sobre la caída del comandante del Ejército Popular Boricua (EPB-Macheteros). Uno afirmó que "el dirigente izquierdista logró la libertad condicional hace 15 años" (San Juan, septiembre 24) y otro, que "murió desangrado, prácticamente asesinado" (San Juan, septiembre 25). El último refirió que había sido "condenado en ausencia a 55 años [por] su presunta planificación" del robo a Wells Fargo (1983) en West Hartford, Connecticut (Washington, septiembre 27).

Los gritos

Hace 15 años, Ojeda no logró su libertad condicional, sino que profirió su versión personalísima del Grito de Lares: el 23 de septiembre de 1990 pasó a la clandestinidad tras quitarse el grillete electrónico requerido para gozar de la libertad concedida en 1988, bajo cuantiosa fianza, por el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito Judicial de los Estados Unidos (Nueva York).

Según la viuda, Elma Beatriz Rosado, una llamada telefónica advirtió ahora sobre la presencia de agentes federales. Su esposo pudo aun vestirse con uniforme de camuflaje y botas de guerrillero, así como quemar documentos e inutilizar teléfonos móviles. Agrega que el FBI se negó a negociar la entrega y abrió fuego primero.

No es fácil imaginar cómo pudo ella salir después (sana y salva) ni qué podría él negociar. Lo que sí pudo hacer el septuagenario machetero fue alcanzar con sus disparos al agente James Tabbs en la pelvis y a otros dos en el casco y el chaleco antibalas, respectivamente. La autopsia reveló que un francotirador impactó a Ojeda debajo de la clavícula derecha y el proyectil atravesó el pulmón. El médico Héctor Pesquera (Movimiento Independentista Nacional Hostosiano) puntualizó que había muerto desangrado y habría sobrevivido de recibir atención médica inmediata.

El jefe del FBI en San Juan, Luis Fraticelli, explicó que hacia el 20 de septiembre había recibido informes sobre el paradero de Ojeda y procedido a ejecutar la orden de arresto pendiente desde 1990. Casi a las 4:30 de la tarde, los agentes se aproximaron a la casa campestre por el frente. Ojeda abrió la puerta y disparó. Se respondió al fuego, pero no se tomó enseguida la vivienda por asalto previendo que Ojeda siguiera la mejor tradición de Macheteros: usar explosivos. Al día siguiente arribaron refuerzos de la unidad especial y se allanó el domicilio, donde hallaron el cadáver y un arma de fuego.

Ojeda había sido arrestado por última vez el 30 de agosto de 1985. Desde su apartamento en el segundo piso del condominio Playa Azul (Luquillo, al norte de San Juan) recibió a los agentes del FBI con fuego de ametralladora Uzi provista de silenciador y gritos resonantes de: "si sube alguien, le vuelo la cabeza".


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