cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Cuba, Disidencia, Oposición

La oposición cubana: El llamado de Glendower

¿Por qué tanta actividad fuera no se traduce en una movilización en el interior de Cuba?

Comentarios Enviar Imprimir

En la obra Enrique IV de William Shakespeare el guerrero Glendower advierte a su primo Hotspur que él no es “gente común” y que cuando nació temblores y volcanes sacudieron la tierra. Glendower dice: “Yo puedo evocar los espíritus del fondo del abismo”. A lo que Hotspur contesta: “También lo puedo yo y cualquier hombre puede hacerlo; falta saber si vienen, cuando los llamáis”.

A similitud de Glendower, los opositores cubanos de las giras post-reforma migratoria han llamado (“Por la otra Cuba”, “Por el paro nacional gradual”, “Por el levantamiento nacional”, etc.). El problema es que pocos acuden. ¿Por qué tanta actividad fuera no se traduce en una movilización al interior de Cuba?

Fácil es responsabilizar a la represión del gobierno que sin dudas tiene su papel. Hay por lo menos otras cuatro razones que deberían poner a pensar a la oposición cubana:

  1. El discurso de los opositores en gira ha sido más denuncia que anuncio. Han ratificado sus críticas bien sabidas al gobierno cubano pero sin anunciar propuestas viables sobre los problemas medulares del país, como el manejo de la economía, la relación cívico-militar o como piensan participar en el sistema político vigente.
    De hecho, los “nuevos” opositores en gira son un retroceso con relación a las previas propuestas socialdemócratas y demócrata-cristianas del recién fallecido Oscar Espinosa Chepe, del proyecto Varela de Oswaldo Paya y el movimiento Armonía liderado por Yndamiro Restano. En aquellos casos, con demandas concretas de la población, había una estrategia para ensanchar los límites del sistema vigente hacia mayores libertades civiles y políticas, preservando un estado de bienestar. La nueva oposición parece movida por la esperanza de que el gobierno escuche sus denuncias y los llame a dialogar porque tienen el apoyo de Estados Unidos. Cuba no funciona así.
  2. Ambigüedad y complicidad de los girantes con respecto al embargo y la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas: En lugar de promover una oposición leal, acorde a la cultura nacionalista cubana, que denuncie los rasgos totalitarios del gobierno pero compita y coopere repudiando el embargo por “plattista” (término injerencista que refiere a la continuidad entre el embargo y la enmienda Platt); los opositores en gira han mimetizando su visión a la del exilio tradicional. Han llamado a la dictadura de Batista (Berta Soler) una “tacita de oro”. En el mejor de los casos han moderado su previa oposición al embargo (Yoani Sánchez) y en el peor lo han respaldado (Antúnez y Antonio Rodiles). Ante la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas, Sánchez ha dado una respuesta tan poética como poco seria: la Isla debe permanecer allí porque “los Castro no han guardado las pistolas”.
    Tres excepciones, no por casualidad con menor relieve en la propaganda de Radio Martí son Manuel Cuesta Morua, Miriam Leiva y Oscar Espinosa Chepe, que si se oponen a la política de aislamiento y hostilidad. Aun después de fallecido Oscar Espinosa Chepe, los obituarios ocultan que el economista se opuso siempre al embargo estadounidense y al involucramiento del gobierno estadounidense en el manejo de las actividades opositoras, más allá de la ayuda humanitaria a las víctimas de represión o sus familiares.
  3. Las presentaciones en el exilio de los girantes han sido más propaganda y agitación que modelo de democracia. En lugar de dialogar con los que se oponen a sus posturas, el embargo (en el caso de Antúnez o Guillermo Fariñas) o la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas (Yoani Sánchez), los girantes han ignorado las mayorías existentes sobre esos temas en Cuba y la emigración. En lugar de organizar debates —como se hace en muchas universidades de EEUU sobre temas como el conflicto árabe-israelí, con diferentes puntos de vista—, las Universidades de Miami e internacional de la Florida (FIU) solo han estado abiertas para las visiones afines a los viajantes opositores, que repiten el discurso exiliado no ya sobre el gobierno cubano sino también sobre la sociedad civil cubana, incluyendo ataques contra la Iglesia Católica. Ante el más mínimo pedido de debate se argumenta la importancia de la unidad anticastrista para cerrar cualquier discusión abierta sobre los diferentes proyectos de país. En Columbia University los profesores Ted Henken y Mirta Ojito prepararon a Sánchez un agasajo, sin debates académicos ni ponencia alternativa. La única ocasión en que alguien pudo interpelar a Sánchez desde posiciones de mínima equidad, en el congreso brasileño, la bloguera dijo cosas de las cuales luego se desdijo.
  4. Los opositores girantes han tenido escaso impacto en Cuba porque sus giras, más allá de lo celebratorio, no han repercutido en la política estadounidense hacia Cuba. Frente a los que defienden el embargo y hasta el uso del terrorismo, los girantes evitan referirse a esas prácticas repudiadas por el pueblo de Cuba. A cambio de ese silencio, Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, y Bob Menéndez les han prodigado abrazos. ¿A qué político no le gusta que le repitan lo que quiere oír, sin discutir diferencias?

El grupo dominante en el exilio ha paseado a los opositores de la Isla por el congreso estadounidense pero cualquier diferencia de estos con sus preferencias le entra por un oído y le sale por el otro. Justo unos días después de haber recibido a Yoani Sánchez y antes de recibir a Guillermo Fariñas, Mario Díaz Balart volvió a presentar enmiendas para cortar los viajes familiares a Cuba.

Al exilio pro-embargo no se le ha ocurrido mejor cosa que usar a los viajeros para proclamar el mismo discurso fantasioso sobre “rebeliones militares” (un cuento que viene desde la invasión de Bahía de Cochinos) y “paro nacional gradual” (Si alguien sabe cómo se logra esta propuesta de Antúnez que la explique). Hablar de esas fantasías sin tener sindicato obrero alguno que los respalde o evidencia de movimientos castrenses a su favor, es alarde estéril. Las poses de radicalismo verbal que adoptan son el indicador mayor de su irrelevancia en la política concreta. Solo el que sabe que no está negociando nada, puede darse el lujo de sin capacidad de movilización alguna pedir metas maximalistas.

El mejor ejemplo de todo lo anterior es el grupo Estado de SATS, que combina una mala política con un mal nombre. ¿Qué quiere decir Estado de SATS? “Viene del teatro” —explica su fundador Antonio Rodiles— “Es el momento justo cuando el actor o la actriz van a romper a la escena” —para sintetizar el poder de su elixir salvador: “Queremos que Cuba llegue a ese momento donde rompa, donde explote“.

Con ese carromato cargado de juglares “milagrosos” llamando para que Cuba “explote y rompa”, no es extraño que el pueblo cubano no acuda. Después que la Isla explote y rompa, ¿Cómo se compone? Cuba no es un teatro ni está en las mil y una noches árabes. Hay pobreza y desesperanza expresadas en los números de emigración, pero el pueblo es más educado de lo que suponen los nuevos saltimbanquis. Es un país, donde sus fuerzas armadas controlan cada pulgada del territorio nacional, cuya edad mediana es 38,9 años, con una incorporación femenina altísima a la fuerza laboral, y una tasa de fertilidad bajísima, todos rasgos no dados a explosiones revolucionarias sino a evoluciones pacificas. Que esa evolución política pueda terminar o no en un sistema político multipartidista, con una oposición leal, es otro cantar. Por el momento, lo mínimo necesario, aunque no suficiente para parar el carrusel, pues tiene mucho money estadounidense malgastado, es mirar a Cuba como el país que es, con los balances de poder reales existentes. En política, llamar y andar de gira no es complicado, el problema es que los convocados acudan.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.