Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Política EEUU

La política hacia Cuba: una excepción en el Gobierno de Obama

Judy Gross exige una solución con respecto a Cuba, mientras Obama se preocupa por alcanzar un compromiso con Sudán

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Hace algunos días el Miami Herald publicó una petición de Judy Gross, la esposa del subcontratista de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) detenido en Cuba durante 11 meses (bajo investigación y sin cargos hasta el momento), a los presidentes Obama y Castro para que “actúen de manera diferente a sus predecesores, modifiquen la corriente de las relaciones bilaterales”.

“Esta es mi petición a los presidente Obama y Castro: Actúen de manera diferente a sus predecesores, modifiquen el curso de las relaciones bilaterales. Hago un llamamiento al presidente Obama, en quien mi esposo ha depositado tanta confianza, para que no olvide su promesa de un “nuevo comienzo” en las relaciones con Cuba. Y demando del presidente Castro que continúe trabajando para mejorar el historial de derechos humanos en Cuba. A ambos les ruego: no conviertan el caso de Alan en una excusa para separarse aún más, sino en ejemplo de una nueva era en las relaciones cubano-estadounidenses”.

La petición de Judy Gross señala la decisión familiar de desvincularse de la inefectiva postura de “a mí no me mires” asumida por el Departamento de Estado. Por el contrario, la Sra. Gross ha decidido referirse públicamente a las causas fundamentales de la detención de su esposo: la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba (al contratar personas como su esposo para entrar en Cuba con visas de turismo y ofrecer equipos de alta tecnología de las comunicaciones —amigos en Cuba me dicen que llevaba BGANs (comunicación móvil vía satélite, N. del T.), que llamaría la atención en cualquier país del mundo, así como la profunda desconfianza mutua de ambos países.

Lamento muchísimo lo que le ha ocurrido a esta familia. No importa lo que hayan comprendido o no sobre los riesgos de viajar a otro país, subvencionado por el eterno enemigo de éste. Con toda seguridad, no contemplaron que Alan Gross pudiera perderse su 40 aniversario de bodas este verano ni que hubiera estado ausente en el momento en que más le necesitaba su hija (a la hija de 26 años acaba de diagnosticársele cáncer de mama). Y lo que es peor es que el Gobierno de EEUU, que con facilidad pudiera ofrecerles un gesto de buena voluntad a las autoridades cubanas, con la esperanza de propiciar la liberación de Alan Gross, ha hecho justamente lo contrario, ignorando al parecer el papel crucial que desempeña en este caso.

A menudo me he preguntado si la causa de la debilidad de la Administración Obama hacia Cuba no es algo que rebasa Miami. Después de todo, tras las elecciones legislativas a mitad del período presidencial, la postergación de nuevas medidas que promuevan los viajes académicos y culturales a la Isla, no sólo no ayudó a Joe García a hacerse con un escaño en el Congreso, sino que le debe haber perjudicado. García, que desde agosto venía comunicando una y otra vez a sus seguidores que las nuevas leyes sobre los viajes a Cuba estaban en camino, se vio barrido por la misma ola anti-mandatario que echó a un lado a decenas de otros candidatos demócratas. Pero respecto a Cuba, asumió una postura, para él, audaz, y el Gobierno lo dejó totalmente al margen, sin posibilidades para influir en la Casa Blanca sobre un tema de firmas a su favor. De manera que no me creo que la debilidad de Obama respecto a Cuba tenga que ver únicamente con proteger a los Joe Garcías que andan por ahí.

Cuando se revisan las aventuras en política internacional emprendidas por Obama en estos 18 meses, puede percibirse que casi todas (excepto una) guardan algo en común: una voluntad de negociación, de alcanzar un compromiso. La voluntad de renunciar a algo —algo que pudiera hacer daño, que pudiera hacer parecer al Presidente menos “duro”—, para obtener otra cosa a cambio. A continuación el último ejemplo:

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“El presidente Obama le ha comunicado a Sudán que si permite que se realice un referéndum políticamente coherente en enero y si acepta los resultados, EEUU procederá a borrarlo de la lista de Estados que promueven el terrorismo el próximo julio, declararon funcionarios de la Administración el pasado 7 de noviembre.

Esta oferta fue trasmitida a las autoridades de Sudán por el senador John Ferry, presidente del comité de Relaciones Internacionales del Senado, e implica suavizar de manera significativa el paquete de incentivos que el Gobierno norteamericano le ofreciera en septiembre a cambio de su cooperación en la votación.

…Funcionarios del Gobierno declararon entonces que no esperaban retirarlo (Sudán de la lista de estados terroristas) hasta finales de 2011 o 2012, según un funcionario, porque esto estaba también vinculado a una resolución sobre la violencia en la región de Darfur. Pero ahora el Gobierno lo ha supeditado únicamente al referéndum”.

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La política hacia Cuba constituye la única excepción en este enfoque de toma y daca. Se trata de una perversión del principio de ir de lo más sencillo a lo más complejo. Muchos analistas de política internacional, sobre todo Steve Clemons, fundador de The Havana Note (http://www.thehavananote.com), esperaban que, dado que la reforma de la política hacia Cuba supone tan pocos riesgos (y bastantes recompensas), la Administración se decidiera a dar ese paso. Sin embargo, al parecer el Gobierno percibe la política hacia Cuba como la única en la que puede continuar dándoselas de “duro” e “intransigente”, mientras negocia en cualquier otro sitio del planeta —porque no supone ningún riesgo.

Judy Gross teme que su esposo se ha convertido en peón de la partida en tablas que ya dura 50 años entre estas dos naciones. La realidad pudiera ser mucho peor que todo eso.



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