Actualizado: 29/04/2024 20:56
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Las claves del poder

Más militares, continuismo y centralización: Raúl Castro se arropa con la vieja guardia.

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Otros miembros de la "vieja guardia" son los generales Álvaro López Miera (65), viceministro primero del MINFAR y jefe del Estado Mayor, y Leopoldo Cintra Frías (67), jefe del Ejército Occidental. Como puede observarse, la edad de este grupo de importantes figuras del nuevo Consejo de Estado es avanzada y en algunos casos sugiere la posibilidad de que no alcancen a cumplir sus funciones en la actual legislatura o lleguen muy ancianos a la siguiente.

En contraste, el grupo de jóvenes dirigentes que encabeza Lage y que incluye al ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque (43), al primer secretario del Partido Comunista en Ciudad de La Habana, Pedro Sáez Montejo (55), y al asistente personal de Fidel, Carlos Valenciaga Díaz (35), es ciertamente minoritario y en todos los casos repiten legislatura como miembros del Consejo de Estado.

El mensaje claro de esta elección es que la "vieja guardia" y, sobre todo, los militares en activo o procedentes de la cúpula militar, cuentan con la confianza que asegura su probada lealtad. En este sentido se explica la elección de Machado Ventura para la primera vicepresidencia de ambos Consejos, en lugar de Carlos Lage, mucho más joven y quien ha tenido sobre sus espaldas la atención directa de la economía desde el gobierno, así como la inclusión de los dirigentes históricos y los militares de más alta graduación.

Todo atado

La tercera clave es la del mantenimiento de un alto nivel de centralización en las máximas responsabilidades. De acuerdo con la Constitución, el presidente del Consejo de Estado es al mismo tiempo titular del Consejo de Ministros. Sin embargo, la Constitución no estipula esa misma norma para la primera vicepresidencia, la que, sin embargo, ha recaído en una sola persona, Machado Ventura.

Cuando Fidel Castro era presidente, resultaba explicable que Raúl fuera el primer vicepresidente de ambos Consejos, toda vez que además era ministro de las Fuerzas Armadas. Difícilmente podría tener a otro dirigente por encima de él en el gobierno, excepto a su hermano.

Sin embargo, al pasar Raúl a la presidencia, podría haberse dado la circunstancia de que Machado Ventura, que evidentemente reúne condiciones de confiabilidad, así como capacidad organizativa para asumir la máxima responsabilidad en caso de desaparición o enfermedad del presidente, fuera elegido primer vicepresidente del Consejo de Estado, y otra persona, como Carlos Lage, pudiera desempeñarse como primer vicepresidente del Consejo de Ministros.

Sin embargo, ha querido darse la señal de que el poder sigue en manos de los dirigentes históricos y que, además, está altamente centralizado en la cúpula. A ello se une el hecho de que los ministros del Interior (Colomé Ibarra) y el nuevo de las Fuerzas Armadas (Casas Regueiro) ostentan ambos vicepresidencias del Consejo de Estado, con lo que se asegura la presencia de los máximos responsables de los órganos armados del país en el más alto nivel de decisión del Estado.

El propio Lage ocupa, junto a la vicepresidencia del Consejo de Estado, la secretaría ejecutiva del Consejo de Ministros y Esteban Lazo comparte su función de vicepresidente con la de secretario del Comité Central, a cargo de la ideología. Todos son miembros del Buró Político, el más alto nivel de decisión en el Partido Comunista.

El gran consejero

La cuarta clave, y no por ello menos importante, es que Fidel Castro, desde su aparente retiro, seguirá controlando los hilos del poder y tomando las decisiones más importantes. En primer lugar, conserva aún la posición de primer secretario del Comité Central del Partido Comunista, que en los países comunistas era la de mayor poder político cuando otras personas se desempeñaban como presidentes o primeros ministros.

Es sabido que Stalin fue sólo secretario general del PCUS entre 1922 y 1941, cuando además fue designado jefe del Gobierno. Mao, después de renunciar a la presidencia de la República en 1959, conservó todo el poder desde la presidencia del Partido Comunista Chino hasta el día de su muerte. Así, Fidel Castro, mientras sea primer secretario del PCC tiene la capacidad de presidir el Buró Político y, en consecuencia, el órgano de más poder en el país.

Sin embargo, es difícil que Fidel vuelva a presidir el Buró Político. Pero en virtud del acuerdo adoptado por la Asamblea Nacional, "las decisiones de especial trascendencia para el futuro de la nación, sobre todo las vinculadas a la defensa, la política exterior y el desarrollo socioeconómico" le serán consultadas por solicitud del propio Raúl.

Fidel pasa a convertirse en un "gran consejero", algo así como el papel que jugó Deng Xiao Ping en China, desde 1987 hasta su muerte en 1997. Así las cosas, Fidel siempre tendrá la posibilidad de intervenir en aquellas cuestiones "cruciales" e impedir los cambios con los que no esté de acuerdo.

Urgencia de cambios

La dirigencia ha querido enviar al mundo y al país un mensaje de estabilidad y control de la situación. Sin embargo, si se tiene en cuenta que una buena parte de los máximos dirigentes son septuagenarios u octogenarios, o están cerca de serlo, las dificultades que lógicamente impone la edad podrían dar al traste con la inmensa actividad que deberían tener estos líderes en un momento de cambios imprescindibles para solucionar las inmensas dificultades económicas y sociales del país.

Queda por ver si se abordan con resolución los urgentes cambios institucionales y económicos que reclama la situación del país o si sólo se producen cambios cosméticos.

Por ahora, sólo se ha anunciado que habrá cambios, tales como la eliminación de "prohibiciones excesivas", la reducción de ciertos trámites, la búsqueda de alternativas para estimular la producción agropecuaria, el análisis de la situación de la doble moneda. Y se ha advertido que todo se hará de forma gradual. Tendrá que ponerse en la balanza la urgencia de ciertas transformaciones con la capacidad política para realizarlas.


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