Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Cuba, Disidencia, EEUU

Negociaciones Cuba-EEUU

Aunque el proceso de negociaciones no haya sido el ideal, el mismo puede abrir nuevas oportunidades a favor de la libertad de Cuba

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Creo que el escrito de Antonio Rodiles titulado “Hablar con la misma voz“ es de gran utilidad para organizar los intercambios entre cubanos sobre las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos y me gustaría contribuir los siguientes puntos:

  1. Primeramente debo plantear inequívocamente que mis objetivos para el futuro de Cuba son que el país se llegue a regir por: un sistema democrático de gobierno, el predominio de los derechos civiles de los cubanos, el imperio de la ley y una economía de mercado.
  2. Aunque el proceso de negociaciones no haya sido el ideal, el mismo puede abrir nuevas oportunidades a favor de la libertad de Cuba.
  3. Dadas las condiciones imperantes en la Isla y en el ámbito internacional y la falta de otras alternativas realistas, dichos objetivos pueden y deben perseguirse mediante una combinación de negociaciones y presiones internacionales sobre los gobernantes de Cuba.
  4. Estos comentarios tienen el propósito de ayudar a que mediante un intercambio organizado de ideas, fundamentado en un examen riguroso de la realidad, los opositores cubanos que luchan por una democracia puedan formular una estrategia exitosa en el proceso de negociaciones que se avecina.
  5. El comienzo del proceso de negociaciones anunciado por el presidente Barack Obama el 17 de diciembre de 2014 es un hecho consumado. Aplaudirlo o no, apoyarlo o no, es en este momento académico. Creo que es necesario reconocer que los términos del juego (hablando en sentido estratégico) han cambiado después de muchos años de inmovilismo, y seguramente seguirán cambiando en la medida en que el proceso de negociaciones avance. En estas condiciones creo que es recomendable que la oposición cubana se enfoque en los nuevos términos del juego para influenciar y sacarle el mayor provecho posible a las negociaciones.
  6. La oposición en Cuba se enfrenta en estos momentos a una disyuntiva crítica: tratar de utilizar el proceso de negociaciones para influenciarlo o dejar de participar en él. Antes de decidir cuál de estos dos caminos seguir debe tenerse en cuenta que además de los jugadores en el proceso de negociación hay tres grupos de espectadores del proceso, a saber: los ciudadanos cubanos, los ciudadanos estadounidenses y los de los demás países del mundo. Todos ellos habrán de formarse opiniones y apoyar o no acciones futuras a partir de lo que observen de los argumentos y de las acciones de los jugadores durante el proceso.
  7. Hay que tener en cuenta que en las negociaciones están en juego los intereses de EEUU independientemente de los intereses cubanos a favor de la democracia. Sería un error táctico que la oposición cubana no se mostrara consciente de tales intereses. Sin embargo, aunque hay intereses estrictamente comerciales por la parte de EEUU, creo que es aconsejable suponer que el gobierno de EEUU también tiene interés en que haya un cambio en Cuba hacia una democracia.
  8. En este proceso hay dos jugadores principales con el poder de cambiar los términos de la relación Cuba-EEUU; el gobierno de Estados Unidos y Raúl Castro. En este punto evito a propósito decir el gobierno de Cuba o el gobierno de Raúl Castro para reconocer explícita y categóricamente que Cuba está gobernada por un régimen unipersonal.
  9. Hay un tercer jugador, el conjunto de opositores, que lo voy a suponer como uno solo formado por todos aquellos cubanos que compartan los objetivos arriba enumerados. Este tercer jugador en el corto plazo no tiene el poder de los otros dos jugadores, pero si se organiza y puede hablar “con una sola voz” sí tiene el poder de influenciar el proceso con base en la calidad de sus argumentos en favor de la libertad de Cuba, argumentos cuya fortaleza y poder de persuasión dependen de la credibilidad de los cubanos que los expongan y defiendan.
  10. Como las negociaciones van a ser muy difíciles, creo que no es práctico esperar que se haga una “hoja de ruta” para las mismas. En el manejo diestro de conflictos mediante negociaciones, las partes llegan a acuerdos por trayectorias erráticas e impredecibles, guiadas por sus objetivos iniciales que incluso pueden cambiar en el proceso. En estas condiciones los cubanos opositores deben estar organizados y preparados para influenciar el proceso y luchar porque los objetivos de EEUU y los acuerdos a que lleguen oportunamente no sean contrarios a los de una democracia en Cuba.
  11. No hay una base y por lo tanto no es realista esperar que concesiones económicas unilaterales de EEUU a Raúl Castro o el aumento en el turismo habrán de propiciar un cambio automático hacia la democracia en la Isla. De hecho una negociación sobre esta premisa traicionaría los intereses de la democracia contribuyendo a la prolongación de la dictadura en el país.
  12. Creo que no hay mucha utilidad en debatir si las negociaciones entre EEUU y Raúl Castro tienden a legitimar el régimen. Aunque el mundo parece haber sido indiferente, se sabe que el régimen gobernante en Cuba es ilegítimo. Bien conducidas y aprovechadas por una oposición cubana organizada, las negociaciones pueden servir para recalcar esa ilegitimidad de manera convincente y coadyuvar a la formación de un movimiento internacional de solidaridad con la democracia en Cuba, de manera similar a lo que ocurrió en Africa del Sur en el rechazo del apartheid.
  13. La primera fase de tales negociaciones consiste en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU. El primer desafío que así se presenta es que EEUU pueda establecer su embajada en Cuba con suficiente acceso a los cubanos, en especial a la oposición. O sea, la “normalización” de relaciones diplomáticas debe crear de manera inequívoca e irreversible un mecanismo que elimine el aislamiento actual de la población cubana y su sociedad civil.
  14. En esta coyuntura la parte estadounidense se podría enfrentar a la disyuntiva de aceptar las demandas de Raúl Castro a cambio de una apertura expedita de la embajada en La Habana. Y es en este punto donde la oposición cubana, el tercer jugador del proceso, podría ejercer su influencia en favor de un acuerdo congruente con sus objetivos democráticos.
  15. Hay que tener en cuenta que Raúl Castro comenzará las negociaciones bajo fuertes presiones, porque enfrenta condiciones económicas precarias y un creciente descontento de la población que también tiene esperanzas de que una nueva relación con EEUU pueda mejorar las condiciones de vida en el país.
  16. La normalización de las relaciones diplomáticas no incluye la normalización de las relaciones económicas. En ningún caso el levantamiento del embargo de EEUU debiera ser parte de esta primera negociación.
  17. En una fase posterior al restablecimiento de relaciones diplomáticas puede esperarse que hayan negociaciones sobre el levantamiento del embargo a la economía de los Castro. Tal levantamiento no es aceptable a menos que se levante el embargo interno o verdadero bloqueo de los Castro a la economía de los cubanos, como he argumentado por muchos años. El embargo de EEUU a la economía castrista es el principal instrumento que tiene EEUU y los cubanos para mejorar las condiciones de vida en Cuba y propiciar un cambio democrático.
  18. Es importante reconocer y evaluar que este proceso de negociaciones entre Cuba y EEUU enfrenta a Raúl Castro con desafíos y peligros a los cuáles él no está acostumbrado.
  19. Bien llevadas, estas negociaciones podrían servir para avanzar la causa de la libertad de Cuba, además de poner en evidencia frente al mundo que los únicos responsables de la debacle cubana han sido los hermanos Castro.
  20. Las vulnerabilidades del régimen cubano deben ser estudiadas cuidadosamente y tomadas en cuenta en las estrategias futuras de los cubanos, especialmente a la luz de la próxima desaparición de los Castro y de las dificultades que tendrán sus sucesores en mantener una dictadura que siempre dependió del carisma de un caudillo.

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