Otro patinazo de Ricardo Alarcón
Ricardo Alarcón ha dado nuevamente muestra de su cinismo político apoyando la huelga de los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico
La excelente Universidad de Puerto Rico está cerrada.
Sus estudiantes protestan por los recortes presupuestarios que afectan algunos programas de becas y exenciones. Y cuentan con el apoyo de los sindicatos de profesores y de trabajadores no docentes, y evidentemente con las simpatías de una parte importante de la población. La huelga comenzó hace cerca de un mes en el principal recinto, Río Piedras, y se ha extendido a otros recintos menores. Aunque han existido algunas conversaciones, el conflicto se ha caracterizado por la intransigencia de las partes, principalmente de la administración que se ha empeñado en solucionar en los tribunales lo que no tiene otro remedio que solucionar negociando. Pero también de parte de los estudiantes, no importa ahora cuan justas puedan ser sus demandas.
Pero no es mi propósito analizar aquí el complejo curso de esta huelga, sino solamente un hecho periférico: el comunicado emitido por Ricardo Alarcón, el presidente de la Asamblea Nacional cubana (el cuasi-parlamento que se reúne dos veces en el año, por unos seis días en total) apoyando a los estudiantes huelguistas de la Universidad de Puerto Rico.
El documento llama nada más y nada menos que a la “rebeldía” en respuesta a lo que Alarcón percibe como un atropello abominable contra los derechos estudiantiles y en general de la sociedad boricua. Según Alarcón, se trata de una huelga en que los estudiantes y sus partidarios han sido “cercados y asediados por la policía”, “privados de agua y electricidad”, “golpeados brutalmente y arrestados”, y cuyo heroísmo ha sido “silenciado por los medios”, todo ello por defender la “universidad pública”.
Creo que este comunicado es otro patinazo político de Alarcón. Uno más en una larga carrera política donde igual ha patinado ante el difunto Mas Canosa que ante los estudiantes de la UCI. Considerado en algún momento como una figura política relevante para propiciar cambios democráticos en Cuba, Alarcón ha ido descendiendo en el zoológico político nacional a una posición muy poco envidiable, donde únicamente es rescatable su relativa sofisticación intelectual. En consecuencia, Alarcón es sospechoso de saber exactamente que está diciendo. Es, en pocas palabras, un cínico de consagración cotidiana.
Ante todo, debo aclarar que la universidad pública que reclaman los estudiantes, profesores y organizaciones sociales en PR no es la universidad estatal que hay en Cuba, y a la que Alarcón pareciera querer presentar como modelo. La Universidad de Puerto Rico es una universidad de alto refinamiento académico, con un ranking universitario muy superior a la Universidad de la Habana. Se basa en la libertad académica y en un intenso debate público y pluralista, que tiene lugar en las aulas y fuera de ellas. Es realmente una universidad pública, la mejor universidad de Puerto Rico. Y por eso es tan importante conservarla aun cuando cueste mucho dinero, sencillamente porque lo vale: sólo un necio, decía Machado, confunde valor con precio. Pero también habría que ser necio para confundir a la UPR con el modelo de la universidad dogmática, represiva, atrasada y aburrida que hay en Cuba. Casi ningún estudiante puertorriqueño, incluyendo a los huelguistas, la aceptarían.
Pero veamos simplemente los hechos:
― Los estudiantes han ido a la huelga y la administración de la universidad los ha encauzado judicialmente, pero hasta el momento los jueces a cargo han dado la razón a los estudiantes, directa o indirectamente.
― Aunque formalmente no tienen ni agua ni energía eléctrica, en realidad disfrutan de ambos recursos en sus improvisados campamentos que cierran los portones, y de hecho han organizado sistemas de duchas muy cómodas con las que no podrían soñar los habitantes de la mayor parte de La Habana.
― Aunque la administración universitaria decretó el bloqueo de alimentos y agua potable, siempre recibieron ambas cosas a través del muro y según un reportaje los huelguistas confesaban tener mucho más comida que la que nunca han tenido, y por supuesto (agrego yo) también más comida, nutritiva y diversa que la puede tener la inmensa mayoría de las familias cubanas. Un juez local decretó ilegal el bloqueo y ya se abrieron legalmente los suministros con la única condición que los policías revisen los contenidos. En un reportaje un sindicalista describía el envío que habían hecho para un almuerzo: pollo asado, arroz amarillo, plátanos fritos y jugos de frutas.
― Los actos de violencia han sido pocos. El primero lo provocaron algunos estudiantes al inicio de la huelga cuando golpearon a unos guardias de seguridad y los rociaron con spray irritante. Luego se han producido algunos forcejeos menores con un par de magulladuras infringidas a simpatizantes de los huelguistas por la policía. Hasta donde recuerdo, un estudiante fue detenido por unas horas, pero regresó al campus y brincó el muro para unirse a sus compañeros. El caso más grave se produjo en el Lobby del Hotel Sheraton, cuando un piquete de estudiantes intentó acceder al segundo piso donde el gobernador Luis Fortuño encabezaba un mitin partidista. La policía lanzó una bomba lacrimógena, algunos estudiantes fueron golpeados y otros pocos detenidos por unas horas. Un balance total que, para un mes de huelga y manifestaciones, indica un nivel muy bajo de violencia.
― No ha habido silencio de los medios. Los principales organismos internacionales dedicados al tema se han pronunciado condenando las eventuales acciones represivas, al mismo tiempo que la prensa boricua, y en particular sus dos periódicos más leídos (El Nuevo Día y Primera Hora), ha dado un seguimiento “minuto a minuto” de la huelga, donde es evidente la simpatía de los redactores con los estudiantes. También hay periódicos de izquierda, y los estudiantes tienen una radio propia audible en San Juan.
― Aún cuando no hay certeza acerca de la posición de la mayoría de los estudiantes acerca de la huelga, ésta se mantiene. Con toda probabilidad los estudiantes apoyan las demandas de los huelguistas, pero preferirían otra acción diferente a la huelga, pues ésta pone en peligro la terminación del semestre. De hecho los huelguistas se han negado a realizar votaciones secretas para medir las preferencias de la mayoría, y cuando se han realizado las han considerado como ilegítimas.
― Los huelguistas han sido apoyados por manifestantes de organizaciones sociales que han interrumpido el tráfico y han obstaculizado el ingreso de las personas a edificios públicos. Cada noche se realizan actividades de apoyo desde tarimas con altoparlantes que se refieren despectivamente al gobernador, al presidente de la universidad, a la rectora y al jefe de la policía. Hace un par de noches una encendida huelguista, micrófono en mano, cantó por cerca de veinte minutos un simple estribillo que decía: A la rectora/por intransigente/le voy a sacar los dientes. Probablemente la rectora nunca conoció de la infantil amenaza, pero los vecinos tuvimos que sufrirla hasta que la joven decidió cuidar su garganta para otros fines.
― Las autoridades universitarias han negado toda intención de ordenar a la policía un desalojo de la universidad y la apertura de los portones. Las organizaciones sociales puertorriqueñas han declarado que si lo hicieran sería una violación intolerable a los derechos humanos. Si lo hicieran, dicen los estudiantes, ellos se sentarían en el piso y los policías tendrían que cargarlos hasta los autobuses que los llevarían lejos de la universidad. Es decir, justo lo que los policías cubanos han hecho frecuentemente con las Damas de Blanco.
Ahora tratemos de imaginarnos que algo similar a este cuadro que tanto horroriza a Alarcón, suceda en Cuba.
Volvamos a las Damas de Blanco.
Pensemos, por ejemplo, que ocurriría si ellas ocupan un edificio público relacionado con ellas, como pudiera ser la sede de la Federación de Mujeres Cubanas, e impiden el acceso a los trabajadores y funcionarios. Digamos que el Estado cubano ―tras cercar el edificio con policías― lleva el caso a los tribunales y estos deciden a favor de las Damas de Blanco, pero el Estado insiste y prohíbe la entrada de comida y agua. No obstante, los partidarios de las Damas y sus familiares se las arreglan para lanzar comida y agua por encima de la cerca desafiando a los policías que tratan de impedirlo. En el forcejeo hay varios heridos leves incluyendo varios guardias que además fueron rociados con gas pimienta. Pero nuevamente los tribunales deciden a favor de las Damas, y hay que dejar circular la comida y el agua a las ocupantes. Imaginen que los disidentes montan una tarima frente a la sede de la FMC y se dedican a gritar consignas contra las dirigentes de la FMC, Raúl Castro y el jefe de la policía. Y que interrumpen el tráfico y hacen una marcha pacífica hasta la Plaza de la Revolución. El mayor altercado se produce cuando un grupo de apoyo a las huelguistas va al hotel Habana Libre donde Raúl Castro tiene una reunión y tratan de llegar hasta él. Granma y Juventud Rebelde dan seguimiento permanente a la huelga y las Damas de Blanco montan una emisora de radio propia.
Creo que cuando todo esto suceda, la democracia en Cuba habrá avanzado muchísimo. ¿Qué creen ustedes?
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