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Cuba, EEUU, Trump

¿Quiénes están detrás de la campaña de desinformación sobre Cuba?

El presupuesto presentado al Congreso propone eliminar la ayuda a la disidencia cubana, demostrando lo “preocupado” que está Trump por los derechos humanos de los cubanos

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El escritor británico Eric Arthur Blair (1903-1950), que usó el seudónimo literario de George Orwell, fue un luchador socialista hasta el final de su vida. Su obra sigue contribuyendo a la comprensión de las condiciones que deben darse para que exista una sociedad libre. Orwell es conocido por sus dos novelas críticas del totalitarismo: Rebelión en la granja (publicada en 1945) y 1984 (publicada en 1949). En la novela 1984 se describe una sociedad que es masivamente vigilada —se controla cada aspecto de la vida de las personas—, con el objetivo de impedir que exista un pensamiento independiente —esto lo logrará en la medida en que se pueda manipular el lenguaje, para lo cual es ampliamente utilizada la desinformación.

Hace cuatro años la novela 1984 fue un éxito de ventas en Estados Unidos, después de que el 5 de junio de 2013, Edward Snowden, un exempleado de los servicios de inteligencia norteamericanos, denunció el programa global de espionaje de la Casa Blanca. La administración Obama presentó acusaciones de espionaje en su contra. Dos años después de las revelaciones hechas por Snowden, el Congreso de EEUU aprobó una ley que limita el espionaje.

Ahora hace falta una ley que nos proteja de la desinformación gubernamental y de la que algunos medios hacen. Por ejemplo, la normalización de relaciones con la Cuba de la familia Castro fue posible después de 18 meses de negociaciones secretas que estuvieron a cargo de Ben Rhodes y Ricardo Zúñiga —este posteriormente fue cónsul general en Sao Paulo, Brasil. Pero el Sr. Rhodes —que se mantuvo con un gran poder hasta que concluyó el segundo mandato de Obama, al ser asesor presidencial y viceasesor de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas y Redacción de Discursos— fue puesto en la picota informativa por haber sabido manipular a los periodistas.

Es inaudito cómo desde hace varios años en EEUU se está tergiversando la realidad cubana —incluso hasta se demoniza a la disidencia—, en su empeño por justificar su futura participación en la más cruel explotación de los trabajadores cubanos, desprovistos de todos los derechos consagrados por la Declaración Universal de Derechos Humanos. El pasado enero se realizó un foro en el Graham Center de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), donde el Dr. José Álvarez, Profesor Emérito de FIU, explicó “cómo el Estado cubano explota a sus trabajadores con la complicidad de las compañías extranjeras”.

La campaña mediática —o sea, la realizada por los medios masivos de comunicación— pretende que aumenten las concesiones unilaterales a la peor dictadura que ha existido en el hemisferio occidental. Lo peor de esta campaña es que está logrando desviar la atención del problema fundamental: cómo lograr la democratización de Cuba.

Esa campaña mediática es liderada por el diario The New York Times (TNYT), que es controlado por la familia Sulzberger que lo compró hace 120 años: Arthur Gregg Sulzberger es el vicepresidente editor y su padre, Arthur Ochs Sulzberger jr., es el presidente editor. Por cierto, es necesario recordarles a los agentes de influencia castristas que “atienden” CUBAENCUENTRO que el 99,9 % de los medios masivos de comunicación cubanos son controlados por la familia Castro, que los robaron mediante el uso de las armas de fuego hace 57 años.

El Sr. Arthur Ochs Sulzberger jr. sabe que es una falacia que la derrota en Cuito Cuanavale provocara la liberación de Mandela y la derrota del apartheid. En el caso sudafricano se demostró una vez más en la historia que “¡es la economía, estúpido!” —la célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 llevó a la Casa Blanca al gobernador de Arkansas— la que decidió la victoria a favor de los opositores al oprobioso régimen del apartheid.

No se puede olvidar que durante dos décadas se realizó una fuerte campaña internacional para poner fin al apartheid. Una de las principales estrategias fue la campaña para que las empresas que tenían negocios en Sudáfrica retiraran sus inversiones del país.

El TNYT conoce que la represión en Cuba siguió aumentando a pesar del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos en 2015. Por ejemplo:

1) El preso político Hamel Santiago Maz Hernández murió el 24 de febrero de 2017, en la gran prisión de La Habana conocida como Combinado del Este. Él languideció en prisión desde el 3 de junio de 2016, es decir, más de 8 meses sin ser sometido a juicio. Maz Hernández fue acusado de “desacato” (falta de respeto a cualquier funcionario del gobierno).

2) La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional —ONG que está avalada por Human Rights Watch— ha documentado la existencia de al menos 140 presos políticos, el doble que hace un año. El coordinador nacional del Movimiento Cristiano de Liberación, el Dr. Eduardo Cardet, fue condenado a tres años de prisión por el tribunal que lo juzgó el 3 de marzo de 2017 y está siendo acosado en la prisión por agentes de la policía política cubana.

3 También se han documentado unas diecinueve mil detenciones arbitrarias de disidentes pacíficos desde el 17 de diciembre de 2014, o sea, cuando el entonces presidente Obama anunció sus planes para normalizar las relaciones diplomáticas con la dictadura de la familia Castro.

4) Continúa la retórica de la Guerra Fría, con activistas políticos y defensores de los derechos humanos siendo insultados públicamente llamándoles “mercenarios”, “contrarrevolucionarios” o “terroristas”. Por cierto, muchos parecen olvidarse del extenso historial terrorista —financiado por políticos cubanos, la burguesía nacional y gobiernos como los de Costa Rica y Venezuela— y de la total entrega a una potencia extranjera de los hermanos Castro.

5) Los críticos de la dictadura siguen sufriendo hostigamiento de todo tipo, incluyendo los fascistas “actos de repudio”.

6) El Grupo Liberal y Demócrata en el Parlamento Europeo (ALDE) ha condenado enérgicamente el comportamiento de las autoridades cubanas, que han impuesto la prohibición de viajar a Sayli Navarro Álvarez, defensora de los derechos humanos y miembro de las Damas de Blanco. Navarro había sido invitada a hablar en una conferencia organizada por el Grupo ALDE sobre el papel de los derechos humanos y la democracia en la aplicación del acuerdo UE-Cuba.

7) Estudiantes cubanos son obligados a protestar contra la organización World Learning, que ofreció becas a jóvenes cubanos para que cursaran estudios.

¿Qué ha cambiado en Cuba, Sr. Sulzberger? ¿Cuándo su periódico publicará un editorial repudiando hechos como los anteriores, que ocurren muy frecuentemente? Cualquiera que conozca cómo sigue siendo el comportamiento criminal del régimen comunista, sabe que es una vil mentira esto que dice el editorial del TNYT del pasado 1 de mayo: “Most damagingly, putting the relationship with Cuba back on a confrontational track would all but certainly subject Cubans to greater repression and privation”.

El TNYT sabe que las concesiones incondicionales al totalitarismo imperante en Cuba, no lograron tan siquiera que el régimen militar reconociera la existencia de opositores ni iniciara una verdadera apertura económica, solo ha sido un salvavidas que la familia Castro necesitaba a toda costa para intentar salvar una economía al filo del colapso, más ahora que Venezuela se encuentra al borde del abismo.

Tal pareciera que los defensores de los derechos humanos de los cubanos somos una especie en peligro de extinción. ¿Por qué el diario The New York Times no hace una campaña que promueva la realización de un plebiscito en Cuba, como lo hizo el dictador Pinochet?

En el útimo editorial del TNYT que leí, publicado el 5 de enero, se expresa que volver a la política de línea dura “aislará a Estados Unidos, hará daño a sus intereses empresariales y posiblemente impedirá el impulso para una mayor democracia en la Isla”... La apertura de Obama a La Habana ha permitido un flujo más libre de personas, bienes e información entre los dos países, a pesar de que aún subsisten diferencias significativas sobre los derechos humanos”.

El TNYT debiera saber que los derechos humanos no son negociables. ¿A algún empresario extranjero le preocupa los derechos humanos de los cubanos? ¿Cuba no es el paraíso de los empresarios que violan los derechos del trabajador, ya que no existe libertad sindical ni el derecho a huelga? ¿Estos empresarios no hacen en Cuba lo que no pueden hacer en otros países?

La junta editorial del TNYT sabe que la democracia en Cuba camina como el cangrejo, para atrás. Ella conoce que cuando el entonces presidente Obama visitó Cuba en 2016, la patria de José Martí ocupaba el lugar 169 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, publicada por la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF). Por ello, en una carta abierta dada a conocer una semana antes del viaje presidencial a La Habana, Christophe Deloire, secretario general de RSF, le pidió a Obama que “considere prioritarios los problemas relacionados con la libertad de prensa y el acceso a la información”.

Sin embargo, según el último informe de RSF, “Cuba sigue siendo, año tras año, el país peor calificado en libertad de prensa de Latinoamérica” y ha descendido al lugar 173 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017.

Lo anterior debiera sumarse al pésimo legado cubano del presidente Obama, porque el deterioro en libertad de prensa también forma parte de él. ¿No se ha demostrado fehacientemente que su verdadero objetivo no era el empoderamiento del pueblo cubano? No se debe olvidar que con respecto a Cuba, el entonces presidente Obama mintió en varias ocasiones. ¿Esto tendrá algo que ver con el hecho de que el principal donante del Partido Demócrata es Alfonso “Alfy” Fanjul, quien “ha visitado Cuba en varias ocasiones y se ha reunido con miembros del gobierno cubano”?

Menos de 100 días después de dejar el cargo, Obama aceptó cobrar “400.000 dólares de Cantor Fitzgerald, el banco de inversión mediano” por “participar como orador en la inauguración de la conferencia anual sanitaria de Cantor en septiembre”. Es condenable la influencia de las grandes fortunas en la política, ya sea del peso que tuvieron en el diseño de la política llevada a cabo por el entonces presidente Obama —y cómo las protegió—, como del que están teniendo en el diseño de la política que está ejecutando el presidente Donald Trump —incluso, hay quienes se preguntan si el actual gobierno es una plutocracia.

El presupuesto presentado al Congreso por la Casa Blanca para el año fiscal 2018 propone eliminar toda la ayuda a la disidencia cubana, demostrando lo “preocupado” que está el presidente norteamericano por los derechos humanos de los cubanos. Lector, compruebe usted mismo cómo el presupuesto de Trump favorece a los regímenes de Cuba y Venezuela. Por cierto, el presidente Trump está demostrando que es un Robin Hood a la inversa: “La propuesta presupuestaria del mandatario plantea reducciones de gastos de salud, pero también exenciones fiscales para quienes tienen más dinero”.

Hace tres años comenzó la campaña del TNYT para manipular a la opinión publica norteamericana con relación a Cuba, tergiversando la realidad cubana y llegando incluso a demonizar a la disidencia. Por ello no me asombra que uno de los medios masivos de comunicación controlado por la familia Castro diga: “La nueva encuesta nacional de la compañía Morning Consult publicada este lunes por la coalición Engage Cuba arrojó que solo un 18 por ciento de los norteamericanos se opone al acercamiento a la isla caribeña emprendido por el exmandatario”.

A Orwell se le atribuye haber expresado que “el falso periodismo es aquel que publica lo que alguien quiere que publiques, aunque sea mentira o no merezca ser publicado”. ¿Habrá que seguirle la pista al dinero?


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