Denuncias, Represores, Miami, Exilio
Santos, pícaros y declaraciones falsas
Miami, el exilio, sus organizaciones y las denuncias de supuestos represores castristas
El septuagenario Saúl Santos, exoficial del MININT en San Cristóbal (Pinar del Río), fue noticia a principios de este mes por haber caído en el jamo de la justicia federal estadounidense [1]. Hacia la Nochebuena de 2013, Santos prestó falsa declaración ante las autoridades de inmigración en su solicitud de residencia permanente. Al cabo de cinco años, la acusación pudo formularse gracias al empeño de cuatro abogados cubanoamericanos que, sin subvención federal ni estatal, tienen montado el grupo “Cuba, Represión ID” desde 2010.
Voces de la experiencia
Al filo del caso Santos, el reportero Ricardo Quintana (TV Martí) entrevistó a Santiago A. Alpízar, uno de los juristas de “Cuba, Represión ID”, quien abogó por que la gente “perdiera el miedo” y denunciara casos similares al grupo, que viene poniendo en la picota pública a personeros del castrismo entrando al imperio con ánimo de mejor jubilación y denunciados por sus víctimas. Entre los casos más relevantes se cuentan pesos medianos como Crescencio Marino Rivero, excoronel del MININT en Santa Clara, y Reinaldo Peguero, exdelegado del Ministerio del Azúcar (MINAZ) y cuadro del Comité Provincial del Partido Comunista (PCC) en Pinar del Río.
En el mismo reportaje aparece [a partir de 2:45] Juan Antonio Blanco, Director Ejecutivo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC, por sus siglas en inglés) de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Luego de referir Quintana que aquella fundación había identificado “en junio pasado a dos presuntos represores”, Blanco aconseja: “Si tú eras del Partido, dilo cuando entres y explica por qué lo eras; si tú eras del MININT, dilo y explica qué fue lo que hiciste y lo que no hiciste y por qué estabas ahí”.
Aparte de que aún se espera por los cargos que encajaron los pesos moscas Makbel Grau y Julio Francisco Orta, la misma nube de sospecha se posaría sobre el propio Blanco al mes siguiente de divulgar ambos casos por abusos y actos de violencia en Cuba.
La reportera Nora Gámez (El Nuevo Herald) sacó el sable de que, estando en USA, Blanco había confesado hacia 1993: “Yo mismo soy un miembro de las Brigadas de Respuesta Rápida en mi edificio”. Tal y como aconsejó ahora a militantes del PCC y miembros del MININT entrando en el baile de USA, Blanco explicó en aquel entonces: “Me uní a la brigada precisamente porque creo que es importante asegurarse de que no haya excesos ni abusos” [2]. Así dejó planteada una línea estratégica para los reprimidos: infiltrarse entre los represores para contenerlos.
Declaraciones falsas
El 2 de junio de 2016, Juan Antonio Blanco presentó en reunión ordinaria de la FHRC el nuevo programa “Identifique Represores”. El acta de la reunión reza:
“Se comentó como el proyecto había comenzado con la iniciativa que habían tenido Willy Allen y otros abogados pero que luego habían abandonado. Ante la consulta de unos agentes del FBI preocupados por la cantidad de personas que han sido parte de la represión violenta en Cuba y están llegando a Estados Unidos para quedarse se realizaron conversaciones con los abogados que habían creado el proyecto con la intención de retomarlo ampliando las bases, la expansión del mismo consistiría en establecer desincentivos a los represores de base para rehúyan esa tarea. Elaborando entre otros elementos una radiografía de las condiciones carcelarias del Gulag Cubano apoyando también a los presos por peligrosidad y otros delitos con los que aprisionan a los activistas, siendo Cuba el segundo país de las Américas y sexto en el planeta con mayor número de prisioneros per cápita de población”.
Aquí Blanco parece unirse a “Cuba, Represión ID” como hermano al rescate, pero Allen y los demás abogados no habían abandonado el proyecto ni hubo conversaciones con ellos para “retomarlo ampliando las bases”, que no podían ampliarse más porque, desde siempre, “Cuba, Represión ID” estuvo abierto a todos. Los agentes del FBI venían consultando tan sólo a estos abogados y no a Blanco, quien vino a enterarse del proyecto al coincidir por pura casualidad con Allen en el Centro de Detención Krome (ICE). Luego se reunió con Allen y Alpízar. Tras aseverar que tenía buen presupuesto para la tarea, Blanco clonaría el proyecto.
Coda
A diferencia de “Cuba, Represión ID”, que sin presupuesto ajeno acumula ya unos cuantos, la FHRC no ha presentado un solo caso relevante de “Identifique Represores” a pesar de su buen presupuesto. Por ironía exiliar, su caso más sonado de “presuntos represores” no fue el dúo de mala muerte Grau-Orta, sino el solista Blanco, por obra y gracia de El Nuevo Herald. Blanco salió enseguida a echarle la culpa del sablazo heráldico al régimen de La Habana, como si en el exilio miamense no fueran comidilla las luchas intestinas entre fundacionalistas y rosablanqueros.
Notas
[1] Causa 18-20982 (Tribunal del Distrito Sur de la Florida).
[2] Estas declaraciones aparecen en el libro de la activista rosicler Medea Benjamin Talking about Revolution: Conversations with Juan Antonio Blanco (Ocean Press, 1994). Otras igual de interesantes pueden consultarse en el panel de la revista Temas “El hombre y el socialismo en Cuba: Una mirada en los 90” (1997).
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