New York Times, Embargo, Washington
¿“The New York Granma” o “Granma Times”?
Ambas publicaciones se parecen cada vez más al tratar algunos temas
Durante los últimos cuatro domingos, The New York Times, uno de los periódicos más influyentes de Estados Unidos, ha publicado editoriales que recuerdan las ideas, el estilo ¿y las intenciones? enarboladas por esa vergüenza conocida como periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
Creo en la libertad de prensa y reconozco a The New York Times el derecho a publicar lo que considere. Consecuente con esta manera de pensar, también reconozco a Granma el derecho a publicar lo que considere.
La diferencia está en que The New York Times expresa lo que su junta editorial, o en última instancia sus dueños, consideran oportuno, mientras Granma está en la obligación de publicar exclusivamente lo que el departamento ideológico del partido comunista cubano considere apropiado.
Además, mientras en Estados Unidos a quien no le guste o interese The New York Times tiene muchas otras ofertas periodísticas que consultar, cada una respondiendo a sus juntas editoriales o a sus dueños, en Cuba a quien no le atraiga o interese Granma no tiene una verdadera opción, porque todas, absolutamente todas las ofertas periodísticas en el país responden al mismo departamento ideológico del partido comunista cubano al que responde Granma, y no hay alternativas de ningún tipo.
Y lo que vale para la prensa escrita vale para radio, televisión, cine y publicaciones digitales: nadie escapa al férreo control y censura de los talibanes del departamento ideológico del partido comunista: los directores de periódicos y revistas, estaciones de radio o televisión, noticieros cinematográficos o páginas digitales, no pueden decidir nada que no esté previamente aprobado en cánones y “orientaciones” del tenebroso departamento ideológico partidista.
Para quienes no lo sepan, esas realidades se llaman en el lenguaje oficial del régimen “democracia socialista”, que según dicen y repiten los esbirros de la dictadura es la forma superior de democracia no solamente en el mundo, sino también en el sistema solar y hasta en todo el universo conocido o por conocer.
Resulta verdaderamente deplorable que The New York Times, que puede contratar todos los periodistas de puntería que necesite, y cuenta entre sus colaboradores con destacadas plumas que han recibido innumerables premios y galardones, maneje una lógica tan limitada, reducida y mediocre al referirse al embargo de Estados Unidos contra el régimen de los hermanos Castro (porque no es un embargo contra “Cuba”, sino contra la dictadura).
Véanse algunas de las perlas literarias del último editorial, a las que añado un brevísimo comentario en cada caso:
- Solo hay una manera viable de retirar a Gross de una ecuación suficientemente compleja. La administración Obama debe canjearlo por tres espías cubanos que llevan más de 16 años tras las rejas en Estados Unidos. [¿Es esa realmente la única “manera viable” de lograrlo?]
- El gobierno estadounidense, sensatamente, suele rehusarse a negociar con terroristas o gobiernos que detienen a sus ciudadanos en busca de dinero o concesiones políticas. En circunstancias excepcionales, vale la pena hacerlo. El caso de Gross es una de ellas. [¿Por qué el caso de Gross es “una de ellas”?]
- Para efectuar un canje, el presidente Obama tendría que suspender el resto de la condena de los reos. Esa acción sería justificable si se tiene en consideración el largo periodo que han estado presos, las críticas válidas que han surgido respecto a la integridad del proceso judicial que enfrentaron, y los posibles beneficios que un canje podría representar para lograr un acercamiento bilateral. [Más o menos lo mismo que diría cualquier personero del régimen en cualquier lugar donde quieran oírlo.]
- …el líder de la Red Avispa, una agrupación que infiltró grupos de exiliados cubano- americanos en el sur de Florida… [¿El Comando Sur o la Base aérea de Homestead son “grupos de exiliados cubano-americanos”?]
- Un canje podría abrir el camino para reanudar lazos diplomáticos, lo cual permitiría que Estados Unidos tuviera mayores oportunidades de fomentar cambios positivos en la isla mediante la expansión de comercio, turismo y mayor contacto entre cubanos y norteamericanos. [¿Para “abrir el camino” es imprescindible liberar a los espías?]
Pregúntese el lector, simplemente, algo tan sencillo como esto: ¿cuál de esos cinco párrafos del editorial de The New York Times sobre el canje de Alan Gross por los espías de la Red Avispa, salvo alguna que otra palabra, pudiera haber sido escrito, sin sonrojo, en un editorial de Granma en La Habana?
La respuesta es evidente: los cinco párrafos podrían ser publicados por Granma.
¿En que se diferencian, entonces, ambas publicaciones al hablar sobre este tema?
¿Por qué se rebaja tanto la reconocida publicación americana? ¿Qué influencia ejerce la dictadura cubana sobre la junta editorial del emblemático periódico de Estados Unidos. ¿Desde dónde controlan a algunos personeros de ese periódico, desde Villa Maristas (la contrainteligencia) o Línea y A (la inteligencia)? Porque parece como si tuviéramos un “The New York Granma” o un “Granma Times”.
Y la verdadera prensa libre del mundo merece algo mucho mejor que eso.
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