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Fuci, Trump, Pandemia

Trump no cree en los expertos, ¿y tampoco en los niños?

El presidente parece cada vez más encerrado en el laberinto de tomar todas las decisiones, pero no asumir las responsabilidades si estas fallan

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El presidente Donald Trump no puede controlar la pandemia del coronavirus, y ha comenzado a buscar culpables para justificar su fracaso.

Desde el inicio de la plaga, trascendieron las discrepancias del mandatario con los expertos. Cualquiera que ha seguido al menos mínimamente el desarrollo de las medidas tomadas para combatir el mal, sabe de las discrepancias entre lo que dice Trump y lo que opina el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. Esas diferencias han pasado de la discrepancia al antagonismo.

No solo con el Dr. Fauci. Tras meses de disputas, más o menos internas y privadas, con las agencias y los funcionarios encargados de combatir el virus, ahora Trump ha comenzado a cuestionar abiertamente la autoridad de los expertos, desestimar sus consejos y debilitar sus medidas. Ello no es nuevo en la actual Casa Blanca, solo que más descarnado.

Sin embargo, en el caso del Dr. Fauci el enfrentamiento es más mediático y con mayor carga ideológica. Tanto las opiniones del médico reciben una amplia difusión por la prensa —especialmente la televisión más crítica a Trump—, como el experto se ha convertido en un blanco preferido, en las redes sociales, de los comentarios adversos de los trumpistas.

La distancia entre ambos ha crecido, en particular ante la prensa, aunque no por miedo al contagio.

Trump acusó al especialista de vacilar en las primeras decisiones en la crisis, así como afirmó que para él era mejor ignorar a los expertos y confiar en sus instintos.

“El Dr. Fauci dijo que no usaran mascarillas y ahora dice que las usen”, le dijo a Greta Van Susteren de Gray Television. “Y dijo muchas cosas. No cierres [la entrada de viajeros procedentes de] China. No prohíbas China. Lo hice de todos modos. No escuché a mis expertos y prohibí [los vuelos procedentes de] China. Hubiéramos estado en una situación mucho peor. No creerías la cantidad de muertes más que habríamos tenido si no hubiéramos llevado a cabo la prohibición”.

Como siempre, Trump mezcló medias verdades con mentiras, porque la referencia a las mascarillas se produjo en un momento de escasez generalizada en el país y Fauci no se opuso al cierre de los viajes desde China sino todo lo contrario: lo apoyó públicamente.

Un día después de criticar a Fauci, Trump acusó a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de crear unas “pautas muy difíciles y costosas para abrir las escuelas”, y dijo que no estaba de acuerdo con dichas recomendaciones, informó CNN.

Horas más tarde, el vicepresidente Mike Pence dijo que los CDC emitirán una nueva guía sobre la reapertura, y que esta no debería verse como una barrera para el regreso de los niños a las aulas.

El presidente parece cada vez más encerrado en el laberinto de tomar todas las decisiones, pero no asumir las responsabilidades si estas fallan. Durante los próximos cuatro meses puede dedicarse enfurecido a criticar manifestantes, defender monumentos confederados, complacer a la extrema derecha evangelista y buscar con santo frenesí el entusiasmo de sus seguidores. Nada de ello logrará compensarlo por el fracaso en la lucha contra el coronavirus. Incapaz de aceptar errores y culpas, buscará descargar en otros la responsabilidad por el descalabro.

El problema fundamental para Trump es que su actuación política y su constante empeño electoral no contribuyen a los esfuerzos contra la epidemia.

Un ejemplo, quizá anecdótico pero verdadero.

El condado de Tulsa informó 206 nuevos casos confirmados el martes y 261 —un récord— el lunes de la pasado semana.

El máximo funcionario de salud del condado sugirió que el alza probablemente estaba relacionada con varios eventos, entre ellos el mitin de campaña celebrado allí por Trump el mes pasado, en el cual muchos participantes no usaron mascarilla, según informa The New York Times.

“En los últimos dos días hemos tenido casi 500 casos, y sabemos que tuvimos varios eventos grandes hace poco más de dos semanas, lo cual es correcto”, dijo el Dr. Bruce Dart, director del Departamento de Salud de Tulsa. Entre los eventos también estuvieron las recientes protestas en la ciudad.

El Dr. Dart fue uno de los que instó a Trump a cancelar el mitin con miles de asistentes en un lugar cerrado, citando el riesgo de infección.

Trump, por supuesto, no le hizo caso.

Igual irresponsabilidad espera a la hora de abrir las escuelas.


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