Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Miami

Un libro imprescindible sobre las magias de Miami

Jan Nijman no duda en denominarle la Amante de las Américas y presenta sus argumentaciones sobre esta nueva ciudad global que nunca fue relevante para su propio espacio nacional

Comentarios Enviar Imprimir

Miami es, sin lugar a dudas, una ciudad misteriosa. Para escudriñarla se han escrito valiosos libros por autores (entre otros) como Arva Moore Parks (su historiadora por excelencia), Melanie Shell Weiss (la autora del mejor libro de historia social de la ciudad), Alejandro Portes y Alex Steppick (que hace veinte años nos ofrecieron el primer intento de interpretación sociológica comprensiva), y ahora Jan Nijman, urbanista de la Universidad de Miami quien con Miami, the Mistress of the Americas (University of Pennsylvania Press, 2011) se ha ganado el derecho a figurar en el anaquel de los imprescindibles.

En un prefacio a su libro pionero de 1993, Portes y Stepick se extendieron sobre la particularidad de Miami como ciudad y como parte de la nación americana. Le llamaron “un compendio de los puntos débiles de la nación”. Miami, afirmaron, ha sido extraña hasta en sus orígenes pues su fundación no respondió a las normas usuales que implican el surgimiento de una ciudad. Fue una conjura de fuertes voluntades, quizás las últimas que animaron aquella vocación de fronteras que según Turner resultaron vitales para modelar el espíritu americano.

Casi dos décadas después, Jan Nijman no duda en denominarle la Amante de las Américas y presenta sus argumentaciones sobre esta nueva ciudad global que nunca fue relevante para su propio espacio nacional, y que debe su centralidad a su capacidad para articular flujos hemisféricos de todo lo que se mueve: bienes, servicios, capitales, personas y coca. Por eso es una amante y no una esposa: infla emociones, hace inolvidables las noches, abofetea con sus misterios, pero no es capaz de imaginar un hogar, por lo que la ciudad eminentemente postmoderna tiene siempre un toque de “no lugar” (como lo explicara Augé) y de relaciones transitorias y contractuales.

En sus nueve capítulos de lectura fácil y bien documentada, Nijman discute cuestiones como los orígenes tempranos (aquella época mítica en que Julia Turttle regalaba naranjas perfectas como tarjeta de presentación), el tránsito de la ciudad/resort al centro financiero y comercial, el papel del narcotráfico en este proceso, sus especificidades como ciudad global y la relevancia del consenso de la élite para producir este cambio más allá de todas las estructuras públicas formales.

En particular para los cubanos —que siempre creemos que la vida nos debe algo— el libro es interesante porque analiza críticamente y con acierto el rol de la migración cubana en la conformación del centro global. De manera que aún considerando el impacto crucial de esta migración —la que denomina algo así como uno de los drenajes de cerebros más fabulosos de la historia— precisa su lugar subordinado en relación con otros procesos hemisféricos y a la hegemonía de la élite WASP que solo poco a poco, con particular cuidado, fue produciendo una cooptación funcional de figuras útiles como fueron los casos de Botifoll y Codina en relación con el Non-Group.

El Miami que nos describe Nijman es el de una ciudad efectivamente global, y que como tal, al mismo tiempo que es sacudida por una dinámica económica y cultural alucinante, tolera niveles de pobreza y exclusión alarmantes para los estándares de Estados Unidos. Y una ciudad de transeúntes, con una sociedad civil desarticulada y orientada a cuestiones utilitarias, lo que marca indefectiblemente su vida y su hechura. Miami, sugiere Nijman, ofrece toda la fuerza de la globalidad, pero también sus fisuras. Es como el enfrentamiento entre el cosmos y el hogar.

Si algo es valioso en este libro, es que Nijman sabe huir con habilidad del enfoque binario que tanto nos ha afectado. No hay aquí una ciudad buena o mala, simplemente una ciudad compleja. Y una ciudad que resulta vital para los cubanos, no solo porque en ella (pienso ahora en el Gran Miami Metropolitano) habita más de un millón de ellos, sino porque la vida futura de la nación y en particular de La Habana está ligada a la evolución de la Ciudad Mágica.

“Si las ciudades —concluye—, son sinónimos de civilización, Miami provee una visión del destino fatal de esa civilización”.

Lo recomiendo.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.