Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Viagra venezolana

¿Cómo fundar un 'socialismo del siglo XXI' cuando se ignoran los datos más elementales del fracaso del socialismo del siglo XX?

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Pese a su militancia antioccidental, los tenores del nuevo modelo revolucionario no citan a un solo teórico que no haya surgido de Europa o nutrido del pensamiento europeo. Contra la arrogancia de la ignorancia que profesan como virtud, lo único que queda es aconsejarles el estudio, y así tal vez adquieran la humildad necesaria sobre la cual se sustenta el saber.

Por ahora, lo que demuestran es una actitud de colonialismo mental voluntario que deja perplejo. La importación de teóricos de segunda categoría de Cuba, Europa y Estados Unidos, les hace comportarse como los indígenas que se encandilaban con las cuentas de vidrio que les regalaban los conquistadores. Las suites en el Hilton de Caracas, más otras bonificaciones que se le otorgan a los turistas que acuden al llamado de la buena nueva de otra revolución en el Caribe, sustituyen las pepitas de oro de entonces.

Hasta ahora Venezuela no ha producido un solo texto que le dé un mínimo de sustento teórico al "socialismo del siglo XXI". El único discurso que impacta en los medios es el de los insultos que profiere el presidente de Venezuela al de Estados Unidos, que entraría más bien en la categoría forjada por el filósofo alemán Peter Sloterdijk de "fascismo de diversión": se debe admitir su pobreza como base de sustento ideológico.

Una incógnita angustiante

En el plano venezolano, la propuesta del "socialismo del siglo XXI" representa una incógnita angustiante, porque son ellos, los venezolanos, quienes están llamados a servir de conejillos de Indias de un experimento producto de la economía petrolera y no de un contexto histórico, como ha sido el caso de todas las revoluciones que han acaecido hasta ahora. Los tenores de este "paquete ideológico" dan la impresión de farsantes que se han hecho pasar por químicos competentes puestos al frente de un laboratorio de alto nivel de investigación.

Las ideas de los líderes e ideólogos del proyecto del "socialismo del siglo XXI" se caracterizan por un pensamiento vacuo, la repetición de conceptos desfasados que sólo demuestran una gran pobreza intelectual y una ignorancia patética de la historia contemporánea, en particular del socialismo del siglo XX.

¿Cómo pretender fundar un socialismo del siglo XXI cuando se ignoran los datos más elementales de lo que significó y sigue significando la experiencia fallida del socialismo del siglo XX?

Ello nos invita a acudir al ámbito del registro psíquico, del afecto, de lo imaginario. Hugo Chávez está poseído del síndrome del milenarismo apocalíptico, del sueño de pasar a la posteridad y el deseo de que otros continúen su misión así como él lo pretende hacer, siguiendo los pasos del primer Bolívar, de aquel que todavía animaba una ingenuidad mesiánica; no del escéptico realista que dijo haber arado en el mar y que lo único que quedaba en Venezuela era el exilio.

Su "socialismo" no es de corte terrestre, es de corte mágico, lo que no impide que el presidente venezolano imparta leyes por decreto y se invite a teóricos extranjeros para tratar de llenar el abismal vacío de pensamiento.

El "está barato, dame dos", del nuevorriquismo venezolano, se traduce hoy en la compra de adhesiones políticas, puestas al servicio del ego de un liderazgo comprado. Los ingentes medios económicos de los que dispone, le dan la ilusión de acercarse al escenario donde se realizará su liderazgo continental, ¿mundial? En el plano nacional, el apoyo popular tiene más de clientela electoral que de adhesión fervorosa a un proyecto.

Un sucedáneo para la erección permanente

La fijación obsesiva que mantiene con el presidente de Estados Unidos lo lleva a comportarse en simetría con éste, su otro yo complementario, su espejo, que tampoco se queda atrás en términos mesiánicos.

Este último pretende instaurar la democracia allí donde aún no ha llegado, mediante intervenciones militares, ignorando el tiempo que requiere la sedimentación de la historia. El venezolano pretende instaurar por decreto un socialismo, provocar una revolución donde el contexto histórico lo único que exigía era una administración eficaz y la modernización del Estado.

El pensamiento mágico del venezolano compra aplausos, por cierto, algo más etéreo, pero en concordancia con su tendencia a desechar lo terrestre, al planteamiento sereno de los problemas de la sociedad y preferir el mundo de lo imaginario, del maniqueísmo primario y el la sensualidad del poder.

Gracias a su tendencia a la asociación libre, el presidente ha dado la clave de la falla psíquica sobre la cual se sustenta el montaje ideológico del bolivarianismo. El Viagra-petróleo es el sucedáneo que le procura la realización del fantasma del estado de erección permanente. Estado cuyo clímax lo alcanza durante las horas de duración del programa Aló Presidente.

El dilema es que el Viagra-bolivarianismo no es más que una batalla de la ilusión contra la realidad. Porque en lo concreto, en el socialismo del siglo XXI de lo que se trata es de una "democratización" de la corrupción de la que no podrán surgir ciudadanos animados por los preceptos republicanos, sino súbditos genuflexos de un sultanato extemporáneo.

Son las metáforas las que mejor desvelan las imposturas de la historia. Cuando Caetano Veloso califica a Chávez de burka, un traje de épocas remotas que se ha vuelto contemporáneo nuestro por la visibilidad que ha adquirido, está poniendo al desnudo la impostura.


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