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Virutas de otoño

'Gritos' a favor del debate, 'mejoría' en la situación de los derechos humanos y filósofos que necesitan una temporada en Cuba.

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-Bajo el título "Un grito cubano en favor del debate" —título engañoso que quiere electrizarnos—, el corresponsal Mauricio Vicent nos informa en El País (27/10/07) que en La Habana ha aparecido una nueva revista literaria llamada La Siempreviva, dirigida por Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura y durante años director de la Cinemateca de Cuba. "Aunque está financiada por el Ministerio de Cultura, no está adscrita formalmente a una institución oficial", nos dice el funambulista Vicent, y se apresura a subrayar que González es "organizador de las últimas protestas intelectuales".

Quien conozca la realidad cubana sabe que el reportero de El País intenta vender gato por liebre. En Cuba, el debate fundamental es entre la democracia y la tiranía, y, por supuesto, no será acogido en una publicación tutelada por el Ministerio de Cultura del régimen. Además, el director de la nueva revista, quien no dice cuál es el debate por el que clama, aceptó, cuando el gobierno puso fin a las "protestas de los intelectuales" en la guerrita de los emails, la extravagante tesis oficial que exonera a la cúspide del poder castrista de la responsabilidad del Pavonato. Me sorprenderé hasta el deslumbramiento si La Siempreviva no se tiende como un nuevo manto de niebla sobre el conflicto básico de la Cuba actual.

-El embajador de España en Cuba, Carlos Alonso Zaldívar, es un optimista a cuyo lado el Doctor Pangloss, aquel personaje de Voltaire que creía vivir en el mejor de los mundos posibles, es un ave de mal agüero. Según la agencia noticiosa Ansa, el animoso diplomático opina que en Cuba "ha mejorado" la situación de los derechos humanos. Don Carlos fundamenta su auspicioso parecer, después de manipular su ábaco, en que "hoy hay bastantes presos políticos menos". Sólo quedan 250. ¡Oh, Señor, gracias por permitirle milagros a la aritmética!

-Norberto Fuentes publica en el madrileño ABC (9/10/07) un artículo titulado "La leyenda equivocada". En él me enteré que el general Arnaldo Ochoa, cuando era jefe de las tropas cubanas en Angola, le espetó a Aleida Guevara que su padre, el Che, era un perdedor. Afirma Norberto que la muchacha le dijo, a punto de llorar, "¡Que mi padre no te oyera!", y que el general, sonriendo, insistió con saña: "Tu padre no tenía nada que enseñarme, Aliusha, no me jodas tú. Tu padre era un perdedor". El Che sí tenía algo que enseñarle: que con Fidel Castro nadie está seguro. ¿Habrá recordado Ochoa, cuando estaba ante el pelotón que lo fusiló por orden de Castro, lo que le dijo a Aleida Guevara? Él también fue un perdedor. El Che se rindió a los soldados bolivianos y él a su amo y verdugo.

-La dictadura castrista propaga la mentira de que los disidentes cubanos son mercenarios del imperialismo. Las tiranías descalifican política y moralmente a sus críticos para eludir el debate con ellos y justificar la represión a que los someten. Franco acusaba a sus críticos de ser peones de una conspiración judeo-masónica. Pinochet afirmaba que quienes lo combatían habían sido comprados con el oro de Moscú. Los tiranos quieren hacernos creer que es imposible que alguien en su sano juicio los deteste gratis.

-En el libro titulado Educación para la Ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho, de los profesores Carlos Fernández Liria, Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero (Madrid, Ediciones Akal, 2007), puede leerse (páginas 209-211) una loa a la dictadura castrista. No es para asombrarse que el totalitarismo cubano entusiasme a los autores de este idearium soviético mechado de bobería progre.

Es habitual que cierta izquierda que flota muy bien en el capitalismo al tiempo que lo combate, y que, para divulgar su mensaje, se aprovecha de las libertades democráticas al tiempo que las niega, se dedique a difundir, en sus publicaciones partidistas y en la prensa común, embustes e idioteces destinados a embellecer el sultanato de los hermanos Castro.

Lo preocupante es que en un libro sobre educación cívica se haga el panegírico de una dictadura. Y de una dictadura que ha hundido en la indigencia la que fue una de las primeras economías de América Latina. Cuba es, gracias al castrismo, un país de balseros que huyen en todas direcciones y que tiene la cuarta parte de su población en el exilio; un país donde constituye delito el ejercicio de las libertades fundamentales; un país con alrededor de trescientos presos políticos.

Los filósofos Fernández Liria y Alegre Zahonero necesitan aprobar una asignatura práctica para completar su currículo académico: vivir en Cuba una temporada como los cubanos de a pie. Si lo hacen, me temo que regresarán a España en balsa. Aunque probablemente desembarquen filosofando sobre el "bloqueo".


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