Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Ballet

Lázaro, ¡levántate y baila!

Entrevista con el bailarín Lázaro Carreño

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Lázaro Carreño es el patriarca de un clan muy famoso en el mundo de la danza, iniciador de una leyenda que ―como la de su homónimo de Betania― ojalá nunca tenga fin y nos siga embelleciendo la vida con su magia.

¿En qué lugar de Cuba ocurrió tu “milagro”?

Lázaro Carreño (LC): Si el “milagro” es haber nacido para la danza, pues en Fomento, provincia de Santi Spirítus, un 30 de enero de 1952; si es dónde comencé mis estudios de ballet, fue en la Escuela Nacional de Arte (E.N.A.). Estaban buscando chicos para empezar a estudiar ballet y la audición fue en Santa Clara; me aceptaron, y de ahí fui becado para Cubanacán, donde cursé mis primeros años hasta mi ida para San Petersburgo —en aquella época Leningrado—, donde permanecí hasta el año 1969, en que regresé a Cuba para graduarme, nada menos que en Isla de Pinos, en una tarima al aire libre… ¡sin comentarios!

En una cultura tan machista como la cubana, donde existen prejuicios muy arraigados sobre el hombre bailarín —aunque el gay se da en todas las profesiones, peloteros y boxeadores incluidos—, ¿cómo fue que el niño Lázaro Carreño se decidió a estudiar ballet?

LC: Yo ni sabía lo que era el ballet; en las planillas que me hicieron llenar decía “danza”, y como yo bailaba rumba y guaguancó, pues acepté, aunque me extrañó el término, porque para bailar guaguancó no hacía falta levantar las piernas…

Al llegar a La Habana y comenzar en la escuela, me di cuenta de que lo que me estaban enseñando era otra cosa…, era ballet, pero como yo lo que quería era salir de aquel pueblo para estudiar y llegar a ser alguien, me dejé llevar y acabó gustándome.

¿Qué consecuencias tuvo para tu carrera los estudios en Leningrado?

LC: Estudié en la escuela Agripina Vagánova, para la que fui seleccionado entre muchos alumnos a la edad de 11 años. Partí solo, sin hablar el idioma, desde La Habana hasta Mursmansk, 30 días de travesía trasatlántica en barco. Allí me trasladaron en avión hasta Moscú, para un albergue de universitarios, donde nadie sabía qué yo hacía allí, pero estudié fonética con los mayores y aprendí mucho. Al cabo de dos meses, la Escuela Vagánova me localizó, y al fin llegué a San Petersburgo, donde tuve maestros excelentes que aún recuerdo con mucho cariño.

Para mi carrera como bailarín y maître, el haber estudiado allí en esa época ha sido el mayor pilar de mis conocimientos académicos.

¿Con qué ballet debutaste profesionalmente?

LC: Debuté profesionalmente con el Ballet de Camagüey, recién fundado, pero no recuerdo en qué ballet.

¿Cuál es tu rol preferido?

Mi rol preferido es Albretch, del ballet Giselle.

Alicia te escogió como su partenaire para Roberto el Diablo, cuando todavía bailaba con Jorge Esquivel, ¿qué te viene a la mente cuando evocas ese acontecimiento?

LC: Primero, sorpresa; y luego, un gran honor haber podido bailar con ella.

Salvador Fernández —con la venia de Alicia, por supuesto— te “casó” con su esposa María Elena Lorente durante un tiempo —para algunos muy largo—, en el que casi no pudiste bailar con otra bailarina, ¿cuál es tu visión de este hecho a la distancia?

LC: Para mí, haber bailado con María Elena Llorente ha sido lo mismo que con las otras tantas bailarinas con las que he bailado a lo largo de mi carrera. Cada quien me aportó en su momento lo que yo fui capaz de aprovechar de cada una; todas eran diferentes.

¿Con qué bailarina consideras que lograste una mayor compenetración como partenaire?

LC: Todos saben que con Ofelia González.

¿Cuál fue tu criterio durante la crisis del BNC en 1986, cuando Rosario, Caridad y Mirtha abandonaron la compañía, tras la carta al Partido Comunista?

LC: Yo estaba al margen de lo que ellas querían. No era mi problema, nunca me metí ni tuve problemas de ese tipo.

Dime un adjetivo o enunciado corto con el que calificarías a las siguientes personas:

Alicia: la gran diva

Fernando: el gran maestro

Alberto (Alonso): El coreógrafo de Carmen.

Ofelia González: mi bailarina preferida

Jorge Esquivel: mi buen amigo

José Manuel: Mi sobrino

Alihaydée: mi sobrina

Joel: mi otro sobrino

Álvaro (Carreño): mi hermano

Alberto Méndez: el gran coreógrafo cubano, el más grande.

Josefina Méndez: mi primera maestra

Loipa Araújo: una de mis partenaires.

Mirtha Plá: bella bailarina

Aurora Bosch: la técnica

¿Y a Lázaro Carreño?

LC: Uno que ama el ballet como su vida misma, y que si volviera a nacer sería bailarín, seguro.

¿Dónde vives, y a qué te dedicas actualmente?

LC: Vivo en Madrid, España, y soy maître de la compañía de Ángel Corella.

Dice Alihaydée que sueña con hacer un Giselle algún día con toda la familia en el escenario, donde tú harías el Hilarión, ¿la complacerías?

LC: Me encantaría, pero no esperen mucho: ¡hay que hacerla ya!


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