Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Tony Cortés, Derechos Humanos

Ni con la cadena, y mucho menos con el mono

Entrevista con el actor, cantante, presentador y periodista cubano Tony Cortés

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¡Ah, la política!, esa intrincada telaraña que nos entrampa aunque queramos ignorarla, aunque pretendamos no verla, lo que en el caso cubano es totalmente imposible.

La política ahora se ha ensañado con el actor, cantante, presentador y periodista cubano Tony Cortés, para, en la persona de su esposa Nila, hacerlo víctima de una cruel y desmedida represalia por haberse atrevido a jugar con la cadena del mono castrista, creyendo ilusamente que el mono no se iba a dar por enterado, hasta que el simio reaccionó, y de qué modo.

Antecedentes

Tony, con una carrera relevante en Cuba en la televisión como actor, cantante y bailarín —llegó a tener hasta un grupo juvenil de baile en la Isla y una orquesta—, en Miami logró entrar a trabajar en el Canal 41, en la serie humorística La Flor de Hialeah, donde se destacó con su personaje de “El Chino”, que le ganó el título de “Míster Televisión” en 2007; fue conductor y actor de la serie Casados y algo más, de ese mismo canal, para la cual compuso hasta la música, y después le tocó ser el último presentador —cohost— del programa La Cosa Nostra. En 2008 recibió “La Palma de Oro”, como reconocimiento a su destacado desempeño como actor durante ese año.

Fenecidas dichas series y clausurada La Cosa Nostra, emigró para MEGA TV, que lo puso a sustituir a Camilo Egaña —una de las primeras “víctimas” de las inconsecuencias de la MEGA— en la conducción del programa Raíces y recuerdos, luego de varios sorprendentes reportajes especiales desde Cuba para María Elvira Live, donde Tony comenzó a jugar con la cadena del mono; para finalmente encargarle la difícil tarea de ocupar el espacio de la propia María Elvira, una de las principales cartas de triunfo de esta “MEGA que se DES-PEGA”, después de su intempestiva salida del canal.

Tony, contra todo pronóstico, con su serie especial Sobre mis pasos —secuela de aquellos reportajes iniciales sobre Cuba que ya mencioné—, superó las expectativas y consiguió captar el interés de los televidentes miamenses, y, por desgracia, también de Jaime Bayly, el llevado y traído —por la propia MEGA— controversial personaje peruano, que se “encarnó” en Tony. Después de invitarlo a su programa, se dedicó, con total alevosía y mala intención, a “serrucharle el piso”, hasta que lo logró: la serie especial Sobre mis pasos fue suspendida, y Tony se volvió a quedar “colgado de la brocha”, como Camilo Egaña, Daisy Balmajó, Lourdes Ruiz Toledo y María Regina Bustamante en su momento, a pesar de que dos de los capítulos de dicha serie —los dedicados a El Mariel y al tabaquero Robaina— se encuentran nominados a los Emmy Awards.

Pero como las desgracias parece que nunca vienen solas, muy poco tiempo después, la esposa de Tony, Leonila —Nila— Hernández, fue detenida en La Habana, y se encuentra desde ya hace más de quince días en Villa Marista, la sede de la tenebrosa Seguridad del Estado castrista, “bajo investigación”, acusada de “actividad económica ilícita”, y de “difusión de noticias falsas que atentan contra la paz internacional”.

Lo primero que le viene a uno a la mente es lo ilusos que podemos ser todavía los cubanos al pensar que el régimen castrista estaba cambiando su esencia censora y represiva, y que alguien podía impunemente recorrer la Isla haciendo reportajes sobre su realidad apabullante —una sola imagen vale más que mil palabras— sin que el mono reaccionara ante los jalones a su cadena.

Segundo, cómo la MEGA le permite a Bayly que siga burlándose de la tragedia de Tony diciendo que Nila está hospedada en un hotel cinco estrellas llamado Villa Marista, o algo así; y tercero, me indigna la pálida reacción de los medios de comunicación hispanos de Miami ante este nuevo atropello castrista a las libertades individuales y el derecho a la libre expresión, por lo que no vacilé en contactar a Tony Cortés para expresarle mi solidaridad —esa hermosa palabra en desuso, secuestrada para mal por los comunistas— y mi deseo de entrevistarlo, para que nos diga su verdad y denuncie con sus propias palabras toda esta campaña en su contra, que, increíblemente, no se limita solamente a La Habana, sino que también tiene sus bemoles en Miami.

Tony, antes de preguntarte algo, quiero reiterarte mi apoyo y mi solidaridad como compatriota y como ser humano, porque, como expresó Bertold Brecht en uno de sus escritos, “mañana pudieran venir por mí”; un abrazo fraterno para ti, y ahora sí mi primera pregunta: ¿Tú y/o la MEGA tenían un permiso oficial del Gobierno cubano para que tú pudieras hacer tus reportajes y entrevistas en Cuba sin problemas, o lo hiciste a tu cuenta y riesgo?

Tony Cortés (TC): Primero, la MEGA no participó absolutamente en nada; solo transmitió la serie que mi compañía Burumba Productions, de la cual soy productor general y realizador, filmó en Cuba. María Elvira Salazar y Roberto Céspedes, su productor general, decidieron exhibir la serie en el programa María Elvira Live porque consideraron que la misma era una opción interesante para mostrar en televisión. Yo la había propuesto ya en varios lugares, pero me decidí por el espacio de María Elvira porque fue la que menos peros me puso.

Nunca le pedí permiso al Gobierno de Cuba para hacer la serie, porque como cubano y como realizador entendí que era algo que no se debía manipular ni producir, para que representara el contacto de un cubano con su Isla, que en estilo de reality show iría captando la realidad según ésta se fuera dando…

¿María Elvira te pagó?

TC: Cuando se hizo la puesta en televisión, fui contratado como artista y recibí una remuneración, pero esto nunca cubrió los costos de producción de la serie. Andrés Torres, director de fotografía —norteamericano, por cierto— y el resto del equipo sentimos sin duda alguna que las pérdidas económicas se compensaban largamente por el valor tan grande que tenía para nosotros el poder exhibir las imágenes que habíamos filmado.

¿Pensaste realmente que el Gobierno cubano y la Seguridad del Estado habían cambiado su esencia censora y represiva, y te iban a dejar “hacer y deshacer” impunemente?

TC: Pensé que se estaba generando un cambio —como yo no me ocultaba ni grababa escondido—; por eso en mi segundo viaje profundicé más en temas álgidos, o que yo sentía que se habían quedado en el olvido, como lo de “los pueblos cautivos” —que ha sido la reconcentración más fuerte que haya ordenado un gobernante contra su propio pueblo—.

Supe de pueblos completos de El Escambray que fueron reubicados en Pinar del Río con nombres nuevos: Ramón López Peña, Miraflores I y II, René Briones Montoto, Ciudad Sandino…, tema al que le dediqué dos capítulos. Ahí descubrí nuevos rostros de opositores, entremezclados con los de los cubanos “de a pie”. Puse lo que la gente me decía ante el lente; algunos apoyando al sistema comunista, otros criticándolo abiertamente…

¿Crees entonces que esos dos capítulos fueron los que más les molestaron a los censores del régimen?

TC: Sí, aunque creo que los de El Mariel, la basílica de la Caridad del Cobre, las entrevistas en la carretera, el “redescubrimiento” de los indios en Oriente —en La Caridad de los Indios—, y el dedicado a Santiago de Cuba, “la cuna de los rastafaris”, también les molestaron bastante.

En la segunda parte de la serie, que contó con 13 capítulos, abordé el abandono de los cines, los hoteles cerrados en Varadero, la playa de Guanabo…, y ahí sí pienso que fue cuando ya me “me metí en candela” de verdad, pues en mi tercera visita, cuando fui al entierro de mi madre, me cancelaron el permiso de entrada a Cuba en mi pasaporte, cuando ya iba a regresar a Miami, es decir, en el aeropuerto.

La tercera serie, de 15 capítulos, la hice con material filmado en la segunda visita, porque lo que pude filmar en la tercera continúa inédito…

Pensé con fe que todos esos cambios que parecía pretender hacer Raúl Castro irían también en un camino de apertura al exilio, donde la oposición fortalecía su espacio por su valentía dentro del pueblo, por lo que sentí que era necesario seguir profundizando en los temas, porque las grabaciones “piratas” de mi serie circulaban de mano en mano, y la gente se enteraba así de cosas que no estaban en la historia “oficial”, que no aparecían en los libros de texto; era una forma también de “enseñar democracia” a un pueblo que no la conoce, que no tiene libertad.

Mucho antes de esta represalia contra tu esposa, aquí en Miami —Bayly el primero— cierto círculo de cubanos ya estaba diciendo que tú te habías bajado los pantalones ante Raúl para que te dejara hacer los reportajes, y que estabas tratando de quedar bien con el Diablo, con la MEGA —¡tan alejada de Dios, por cierto! Y, primero que todo, con tu bolsillo; ¿cuál es tu verdad?

TC: Es risible escuchar los criterios de personas que no conocen la realidad cubana, y de otras personas que la olvidaron. Con los únicos que me importa quedar bien es con los cubanos de a pie, que son los verdaderos protagonistas de mi obra. Ni Bayly ni nadie puede sentir lo que siente el pueblo cubano apresado en una gran cárcel. Es absurdo pensar que una crítica tan contundente como la que ha sido Sobre mis pasos sea alentada por el Gobierno cubano en un juego de intereses, y la injusta detención de mi esposa en Cuba es la mejor prueba de ello.

Siempre que los cubanos, cuando no entendemos algo, nos acusamos unos a otros de “comunistas”, que es el mayor descalificativo que se le puede decir a un cubano. Simplemente corrí el riesgo, hice la serie, y ahora estoy pagando el precio, allá y aquí; a nadie se le había ocurrido hacer antes algo así… ¿por qué los perros le ladran a la luna?: porque no la entienden.

¿Cuándo, con quién y a qué fue tu esposa Nila a Cuba?

TC: Mi esposa viajó sola el martes 11 de octubre, para visitar a su madre, Elisa Sánchez. Fue una decisión familiar, ya que somos una familia pequeña, y yo me había quedado sin trabajo apenas una semana antes. Iba a estar hasta el sábado, que era el día de su regreso.

¿Es cierto que la detienen junto a un amigo tuyo camarógrafo que reside en Cuba, que estaba trabajando para tu serie especial? ¿Cuándo y en qué circunstancias la detienen?

TC: La detienen junto a Javier Pérez Acosta —que no es camarógrafo—, quien en la primera serie, hace ya un año, fue quien me ayudó a localizar a algunos artistas amigos para saludarlos, y que había sido mi asistente en Cuba cuando yo tenía la Orquesta BM (Benny Moré) Expreso. Él nunca trabajó para la serie ni recibió dinero alguno; creo que estuvo en el lugar equivocado en el momento incorrecto. Lo cogieron preso, pero ya lo soltaron…

A Nila la detienen el miércoles 12 de octubre, a las 6 de la tarde, presupongo, porque todavía no tenemos nada confirmado, ya que hace 18 días de esto y las autoridades aún no se han pronunciado, y la llevaron directamente para Villa Marista. No estaba filmando ni entrevistando a nadie, para que quede bien claro.

Yo había hablado con ella a las 5 de la tarde de ese día, y no volví a saber de ella hasta las tres de la tarde del día siguiente, cuando le comunicaron a la madre que estaba detenida en Villa Marista, lo cual me parece otra ilegalidad, un secuestro…

¿Has pensado ir a Cuba ahora para aclarar las cosas y traerla de vuelta contigo, o te da miedo que acabes siendo detenido tú también?

TC: Por mi esposa haría cualquier cosa; tengo todo el derecho como cubano, esposo de ella y padre de sus dos hijos, de ir a verla en una visita a Villa Marista, y si el asunto es directamente conmigo, que fui quien publicó “las noticias” —que no son falsas—, pues que lo resuelvan con Tony Cortés, no con una mujer inocente… ¡este Gobierno tiene evidentemente problemas con las mujeres!

Dios está usándonos con un propósito, por tanto, no tengo ningún miedo de ir a Cuba; si me dejan entrar, yo iría; son ellos los que tiene el problema, no yo.

Yo sí tengo un gran dolor, por la injusticia que están cometiendo con Leonila y con mi familia.

¿De qué la acusan exactamente, y cuál es tu respuesta a esa acusación?

TC: “Actividad económica ilícita”, y “difundir noticias falsas que atentan contra la paz internacional”. Mi esposa —para que lo escuchen bien los intransigentes, los comunistas, los agentes del odio— no fue a Cuba a vender nada; iba con una maleta de mano, con el dinero exacto para apoyar a su madre, como cualquier cubano exiliado, y las noticias que yo he publicado —yo, Tony Cortés, no ella— no son falsas, y fueron generadas por ellos mismos; mi serie es solo un espejo de la terrible realidad que hay en Cuba, creada por el propio sistema. Lo que está pasando con Nila es que nos están aplicando la “Ley Mordaza”, para escarmiento de aquellos que traten de decir o contar la verdad, como ocurrió en el 2003 cuando la Primavera Negra con los 75.

¿A qué atribuyes la saña con que Jaime Bayly te ha atacado y te sigue atacando en sus programas?

TC: Jaime Bayly solo vio lo que quiso ver, no se tomó el trabajo de ver el material completo; más bien habría que preguntarle al señor Bayly por qué lo hace, ya que no quiero estar especulando…

¿Estás conforme con la actitud de la MEGA ante tu caso?; ¿has recibido el apoyo que esperabas de la cadena para la que trabajabas hasta hace muy poco?

TC: Yo soy responsable de mis propios actos, no voy a enjuiciar a ningún ejecutivo, ni mucho menos a una empresa; son ellos los que deben pensar si lo que hicieron o lo que hacen es correcto. Gracias a la puesta en pantalla de Sobre mis pasos hoy tenemos dos nominaciones a los Emmy Awards, y a mi esposa prisionera en Cuba; les toca a ellos decir que este caso es contra la libertad de expresión, contra la democracia, contra los cubanos. Si lo hacen o no, es su decisión.

¿Qué medidas legales vas a seguir para conseguir la liberación de tu esposa? ¿Has nombrado ya tú —o la MEGA— a algún abogado para que se encargue del caso?

TC: La MEGA no tiene nada que ver ya conmigo —me cancelaron el programa desde el 4 de octubre, mediante una carta donde me decían que “estamos contentos con su trabajo, pero la temporada ha llegado ya a su fin”—, por lo que la decisión de nombrar un abogado en Cuba y de trabajar con un equipo de leyes que nos represente aquí en Miami ha sido solo mía, y quiero destacar que hay un grupo de personas y de amigos que me está apoyando desinteresadamente, sensibilizados con la magnitud del trauma familiar en que se encuentra envuelta la familia Cortés-Hernández; gracias a este apoyo ya tenemos un abogado en Cuba y un equipo legal en Miami encargados del caso.

En caso extremo, ¿le presentarías el caso a la Comisión para los Derechos Humanos de la ONU?

TC: Sí, y a Amnistía Internacional, a la Iglesia católica, a su Cardenal Jaime Ortega, a quien España le acaba de otorgar la orden “Isabel la Católica”, por su mediación a favor de los presos de conciencia en la Isla, a Human Rights, y a cualquier persona de bien que me pueda apoyar en esta cruzada en favor de la democracia, la libertad y los derechos humanos.

¿De qué manera consideras que te podemos ayudar tus compatriotas de Miami?

TC: Con una campaña internacional que pida la liberación inmediata de esta mujer cubana, cuyo único delito es ser la esposa de un comunicador que salió a contar las historias de los cubanos en el mundo, y que ahora está sobre los pasos de su propia historia. Si los cubanos decidimos quedarnos callados, nos vamos a convertir en testigos mudos de una injusticia más contra una madre, una esposa, una hija, una amiga, que mañana puede ser la tuya; ¡no a la “Ley Mordaza”!


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