Actualizado: 18/04/2024 23:36
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¿Chávez o Lula?

Preocupación en La Habana y Caracas por la entrada del etanol brasileño en la guerra energética.

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A principios de este mes, el periódico The New York Times dio a conocer que según funcionarios de la administración Bush, el presidente se prepara para concretar un acuerdo con Brasil con la finalidad de promover la producción y el uso de etanol como fuente de energía a través de América Latina y el Caribe.

Dado que el convenio establece que ambos países ayudarán a otras naciones a aplicar la experiencia de Brasil en la producción de etanol a partir del azúcar, el gigante suramericano se beneficiaría con un gran crecimiento en la industria del etanol y en la exportación de tecnología y equipos a otros países de la región.

Por su parte, Estados Unidos, mediante el incremento de la producción y el consumo de etanol, persigue disminuir su dependencia del petróleo del exterior y aliviar la escalada de precios del combustible. No menos importante sería el dividendo extra de reducir la influencia de Hugo Chávez en la región.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela cuenta en un informe entregado recientemente a la Asamblea Nacional, que solamente en el año 2006 Hugo Chávez visitó aproximadamente 28 países. El costo total de las diferentes gestiones para contribuir a la ampliación y afianzamiento de la política exterior venezolana en diferentes continentes se eleva a unos 273,8 millardos de bolívares, equivalentes a más de 127.000 millones de dólares, según el informe.

Entre los "aspectos positivos" reseñados se destacan "las alianzas geopolíticas con los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)". El informe reconoce el empleo de una "diplomacia energética" y señala que la misma es "el pilar fundamental de las relaciones políticas internacionales de Venezuela".

Considerando todo lo anterior, es sospechosa la urgencia con que el convaleciente interlocutor de Chávez en Aló Presidente, ya al inicio de la charla, le increpa: "Dime, dime, pregúntame, interrógame". Y como esto no trae a cuento el asunto que centra la atención de Fidel Castro, este le elogia su "memoria privilegiada", pero le apunta de modo sutil al anfitrión radial que lo que se le olvidan son los números. Parece que entonces Chávez se da cuenta y retoma el guión. Al fin le proporciona la entrada al anciano pero todavía influyente figura en pueblos y en algunos gobiernos de América Latina.

'Malvado' etanol

Castro quiere hacer su aporte en el complicado triángulo que se viene conformando al calor del etanol y el petróleo, integrado por Bush y Chávez, y Lula da Silva entre ambos estos últimos.

"¿Tú sabes cuántas hectáreas de maíz hacen falta para producir un millón de barriles de etanol?", pregunta Chávez. Y arremete Fidel Castro: "Ah, 20 millones. Bueno, y desde luego, la idea de poner los alimentos a producir combustible es trágica, es dramática. Nadie tiene seguridad de a dónde van a llegar los precios de los alimentos, cuando la soya se esté convirtiendo en combustible, con la falta que hace en el mundo para producir huevo, para producir leche, para producir carne, y es una tragedia más de las muchas que hay en este momento".

El disparo va claramente dirigido al proyecto que estudian Brasil y Estados Unidos. La entrenada sofística de Castro habla de un futuro aumento en los precios de los alimentos como consecuencia del uso masivo del etanol, cuando la realidad es que los precios exorbitantes del petróleo ya hace rato que vienen produciendo el encarecimiento sostenido de los alimentos y todo tipo de artículos de consumo básico.

Esta semana, George W. Bush y Luiz Inácio Lula da Silva tienen previsto reunirse en Sao Paulo, y el próximo 31 de marzo el mandatario brasileño será recibido en la residencia de Camp David. Llamativamente y sin otra explicación que una agenda muy cargada, Chávez se ausentó de la reunión del Grupo de Río en Guyana, adonde asistió el presidente de Brasil.

La aparentemente incidental referencia del dictador cubano al asunto del etanol, los combustibles y los alimentos, parece pretender aportarle municiones de su gastada retórica al acaudalado discípulo, cuando la "diplomacia energética" de Hugo Chávez podría estarse transformando en una guerra energética y de liderazgo.