Actualizado: 23/04/2024 20:43
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OPINIÓN

La nación somos nosotros

¿Tiene legitimidad Fidel Castro para rechazar, en nombre de un país que no ha sido adecuadamente informado ni consultado, las ayudas que no provengan de fuentes 'políticamente correctas'?

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El huracán Dennis parece haber dejado una estela de destrucción en Cuba superior a la de cualquier desastre natural en casi un siglo. Ello se suma y mezcla con el prolongado desastre natural que representa la ineptitud de un régimen que ha sumido a amplios sectores de la población a una situación cotidiana de largos apagones y falta de agua.

Las secuelas del ciclón son un obvio reto humanitario, pero también constituyen, para Fidel Castro, un desafío político. Las sorprendentes piruetas retóricas para bautizarlo como ciclón "mercenario" por haber entrado por Playa Girón, compararlo con un ataque nuclear, declarar que se "desmoralizó al chocar con tierras cubanas" y asegurar que "fracasará" en sus intentos de derrotarlo, tienen que ver con una angustia inconfesable. Castro recuerda el fin de Ceaucescu como resultado de una inesperada explosión social, en medio de una concentración oficial para apoyar a su régimen, ocasionada por el malestar de la población por la falta de calefacción y otras escaceses que precedieron su caída.

Desde su perspectiva, el reto no consiste en hacer las gestiones pertinentes y crear condiciones para que la ayuda fluya desde todas partes del mundo hacia el necesitado pueblo cuyos intereses pretende representar. Sus objetivos inmediatos se encaminan por otro lado: cómo traspasar la responsabilidad de los apagones, escasez de agua, escasa oferta de productos alimenticios, y de otros problemas cotidianos ocasionados de manera creciente y durante muchos años por su desastre económico a este desastre natural. De ahora en adelante, el embargo de Estados Unidos y "la agresión del ciclón mercenario" aparecerán en la prensa oficial como únicos culpables de las desgracias cotidianas del ciudadano de a pie.

El estimado oficial de daños ocasionados por el ciclón es de 1.400 millones de dólares, o sea, una sustantiva proporción de la menguada renta nacional. Fidel Castro, sin embargo, ha declarado ya su rechazo a toda ayuda que no provenga de "países amigos" —dejando claramente establecido que no sólo Estados Unidos, sino ningún país de Europa clasifica en esa categoría. Al hacerlo no ha vacilado en mentir nuevamente asegurando que la Unión Europea ya le había quitado la ayuda, cuando en realidad las sanciones europeas fueron exclusivamente políticas. Fue el Comandante en Jefe quien, despechado, rechazó la ayuda a la población que provenía de Europa.

Medidas sensatas y responsables

El objetivo del jefe de Estado cubano es siempre el mismo, aun en medio de esta tragedia que, por supuesto, no toca a las puertas de sus familiares y allegados en Cuba: mantener demonizados a la comunidad cubana en Miami, al gobierno de Estados Unidos y ahora también a los de la flexible Unión Europea, que había dejado en suspenso por un año sus sanciones políticas sin haber logrado la liberación de los 75 disidentes encausados en 2003.

Por otra parte, el Comandante en Jefe cubano —que rechaza esas posibles fuentes de ayuda por considerar que constituyen intentos de manipulación política— parece interesado en aprovechar políticamente la actual situación para fomentar lazos de eterno y ciego agradecimiento de la población hacia la persona de Hugo Chávez, quien ya ofreció ayuda a su "hermano Fidel" a raíz del paso del huracán. No obstante la doble moral de esa operación, muy bienvenida debe ser cualquier ayuda siempre que se dirija de manera real e inmediata hacia las víctimas de este desastre.

En esta hora, ante las inmensas pérdidas —incluyendo las vidas de dieciséis personas— ha de prevalecer la solidaridad humana y la sensatez por encima de toda otra consideración.

Se hace imperativo poner las necesidades perentorias de nuestros hermanos afectados por este desastre, por encima de nuestros conflictos. Es necesario crear de inmediato las mínimas condiciones que faciliten la urgente canalización de ayuda humanitaria al pueblo cubano. Esa debe ser la prioridad de todos en esta hora crítica.


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