Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Opinión

Uno contra todos

Lo que Hobbes nunca imaginó: el Estado cubano se organiza de tal modo que su acción daña a todos los individuos.

Enviar Imprimir

Thomas Hobbes, el famoso historiador británico del siglo XVIII, fue el principal animador de la idea de que las sociedades dejadas a su libre albedrío reproducían la guerra del todo contra todos, propia del reino animal. Por lo tanto, esta es una conclusión de Hobbes: en las sociedades que quieran ser civilizadas los individuos deben ceder al Estado, y a perpetuidad, unas cuantas de sus libertades para que éste les garantice una vida en paz, armonía y seguridad.

Para Hobbes, y a diferencia de Hegel, el Estado no era la sublimación del Espíritu reconciliado consigo mismo, sino algo más prosaico: la garantía exclusiva de que los hombres no se mataran entre sí en el inevitable roce de la vida. El Estado permite la perpetuación y reproducción civilizada de nuestras vidas y está al servicio de todos los seres humanos. En esta noción, el "todo contra todos" da paso a la noción del "uno para todos".

Lo que Hobbes no imaginó fue la noción del "uno contra todos", en la que el Estado se organiza de modo tal que todos, absolutamente todos los individuos o ciudadanos, salen dañados con su acción, en mayor o menor medida. Y eso porque Hobbes no es contemporáneo de los cubanos que han vivido o nacido después de la segunda mitad del siglo XX.

Escribo en serio. Estoy preparando un ensayo, que exige el rigor de los datos y el análisis, en el que intento demostrar que el Estado en Cuba no está organizado ni siquiera a favor de la idea de revolución, de las masas o de los pobres; para no repetir el Perogrullo de que nada tiene que ver con las leyes o con la mejor noción política de la modernidad: el ciudadano.

Sería bueno que alguien asumiera el desafío intelectual de negar con datos históricos la siguiente afirmación: el Estado en Cuba no está concebido en beneficio de la burocracia, aunque esta le saque algunos dividendos. Ni a favor de las masas, a pesar de que logre la reproducción primaria de su existencia, o del campesino dueño de la tierra, ni de los profesionales instruidos, ni de las mujeres igualadas, ni de los negros emancipados, ni de los comunistas de Marx o de Lenin, ni de los martianos de república e independencia, ni de los revolucionarios entregados en sus vidas y en sus obras, ni de los intelectuales que trabajan con su mente, o de los obreros que construyen con sus manos, o de los militares que defienden con sus armas.

Ninguno de estos sectores, ni ciudadano alguno, puede interpelarlo cuando aquel lo machuca o cuando cree que debe ser mejorado.


« Anterior12Siguiente »