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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Humor

Con dinero y sin dinero…

Mientras haya con que pagar las pancartas y las banderitas que se reparten en las manifestaciones contra el imperialismo, no hace falta más.

1) La revista Forbes dice que el Comandante tiene 900 millones de dólares y el Comandante se mete seis horas por televisión explicando que él no tiene todo ese dinero. Conclusión: la revista Forbes odia al pueblo de Cuba.

2) Entre otras cosas, el Comandante ha dicho en televisión que si le demuestran que tiene 900 millones de dólares él renuncia al poder. Conclusión: el Comandante está en el poder por falta de pruebas.

3) El Comandante gana 900 pesos al mes y aun así se desplaza en medio de una manada de Mercedes Benz blindados y tiene a su disposición una guardia personal tan numerosa como el ejército belga, aunque mejor armada. Conclusión: con 900 pesos se pueden hacer maravillas.

Todo eso sin contar las casas, yates, aviones, helicópteros, clínicas, cotos de caza y refugios antiaéreos que el Comandante posee para su uso personal. De ahí que el Comandante haga tanto énfasis en el ahorro. Si con 900 pesos se pueden hacer tantas cosas, con un tercio de esa cantidad (que dicen ahora que es el salario promedio de los cubanos) cada compatriota, si fuera lo suficientemente ahorrativo, podría tener al menos un Mercedes Benz y un guardaespaldas.

Pero desgraciadamente las cosas no son así, y el cubano, con esa falta de visión estratégica que lo caracteriza, se gasta todo el sueldo en comida, que es, de todas las inversiones, la que más radicalmente se deprecia: da lo mismo que la gente coma frijoles que caviar, porque a las 24 horas el resultado de la inversión se convertirá en un montón de mierda, literalmente (sólo en el caso de los estreñidos demorará un poco más en depreciarse).

Así, mientras el resto de sus compatriotas se gastan el sueldo en langostas, bistecs de palomilla y vinos franceses, el Comandante se lo piensa tres veces antes de invertir cada centavo. Y si, por ejemplo, se compra calzoncillos y luego de usarlos una sola vez los quema es para proteger de cualquier ataque enemigo la fuente de la fuerza y la capacidad de resistencia de la revolución cubana, o sea, la entrepierna del Comandante.

Además, ni siquiera todos los bienes que se le atribuyen pueden ser considerados realmente suyos. El Comandante es un simple usufructuario de bienes pertenecientes a la nación, de los cuales hace uso en atención al cargo que ocupa, como ocurre con cualquier otro presidente en este mundo; sólo por el tiempo en que ejerza como titular en dicho cargo, que dejará de ocupar tan pronto se muera (o cuando le demuestren que, en efecto, lo que él usa en calidad de préstamo es realmente suyo), según ratificó recientemente.

Un archirrecontramultimillonario

Pero lo de menos son los cotos de caza o los yates y helicópteros. A la provecta edad que ya va alcanzando el Comandante todas esas posesiones pueden ser sustituidas por un juego de nintendo, que ofrece menos riesgo para la salud. Pero lo que ha molestado al Comandante es que le cuestionen su profunda espiritualidad acusándolo de ser archirrecontramultimillonario.

Como saben sus más íntimos colaboradores, el Comandante es un tipo ascético y frugal, al que nunca se le encontrará un trono de oro o un inodoro del mismo material, como a algunos caudillos africanos. No, el Comandante siempre tendrá el cuidado de invertir el dinero en proyectos destinados al beneficio de toda la nación. Por ejemplo, una planta de energía nuclear o el actual sistema nacional de grupos electrógenos.

Si por casualidad sucede que al final estos proyectos no producen energía suficiente para encender una linterna, quizás se podría concluir que lo del inodoro de oro no era tan mala idea (tratándose de Cuba es totalmente falso: hace al menos dos décadas que ningún inodoro cubano funciona, sea del material que sea).

Decía que el Comandante está más allá de todo interés material y sus gustos se resumen en la sencillez misma. Muebles rústicos de madera (preferiblemente caoba), paredes recubiertas de caoba, pisos de caoba. Todo con tal de asegurarse de que la revolución esté a prueba de comejenes (sospecho que si lo dejaran escoger, los grupos electrógenos y sus inodoros serían también de caoba).

El problema es que los intereses del Comandante van mucho más lejos de lo que piensan aquellos que desde Miami ven tras cada una de sus acciones una afición desmedida por el dinero. Eso es absolutamente falso. Él siempre ha manifestado un profundo desprecio por el dinero, sobre todo si se trata del ajeno. Si alguna obsesión tiene el Comandante es con el juicio de la historia y con éste el dinero no funciona, a menos que encuentre una forma de sobornar al tribunal.

La misma frugalidad que practica en lo personal se extiende al plano nacional. ¿Para qué estimular el consumo, que no sirve más que para corromper al ser humano? La experiencia ha demostrado que mientras haya dinero con que pagar las pancartas, las banderitas y las camisetas que se reparten en las manifestaciones de condena al imperialismo, no hace falta más. ¡Ah!, y un poco de combustible para que funcionen los carros de la policía y los Mercedes del Comandante y su hermano (el hecho de todos sean orientales no es más que pura coincidencia).

El Comandante ya lo ha dicho: "los principios no son negociables". Y nada resume mejor sus principios que la letra de aquel viejo corrido mejicano: "con dinero y sin dinero / hago siempre lo que quiero / y mi palabra es la ley…". El problema de verdad es si no estás de acuerdo con los principios del Comandante, porque entonces sí se le olvida toda su espiritualidad: siempre te lo hace pagar bien caro.

© cubaencuentro

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