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Actualizado: 16/05/2024 10:29

Humor

Lecciones de vida

La pareja del momento: ¿Dios le da barba al que no tiene petróleo, o petróleo al que no tiene cerebro?

Son la pareja del momento. Hugo Chávez y el Comandante, digo. Se atraen y se complementan. Como el sol y la luna, el pan y la mantequilla, el campo corto y la segunda base, el pañal desechable y la orina. Es como si hubieran sido creados el uno para suplir las carencias del otro, y convertirlos en conjunto en una maquinaria perfecta.

Basta verlos juntos para comprender la profunda química que existe entre ellos, la química del petróleo para ser más exactos. Del Comandante se podría decir: "Dios le da barba al que no tiene petróleo". Y de Chávez: "Dios le da petróleo al que no tiene cerebro".

Pero no sólo de petróleo vive el hombre. También están los ideales, y esos al Comandante le sobran y generosamente los comparte con el venezolano. Hugo Chávez no da un paso sin consultárselo al Comandante. Y el Comandante tampoco da un paso. El prefiere ir en Mercedes Benz o en jeep, y de un tiempo a esta parte sólo lo hace con petróleo venezolano.

Hay quien dice que el intercambio entre ambos es desigual. Que los médicos y asesores que él envía a Venezuela no valen el petróleo que recibe. Pero no pueden estar más equivocados. Chávez no le está retribuyendo los médicos, que en definitiva al Comandante le salen gratis. Lo que hace es sencillamente pagarle los derechos de autor de su revolución, una revolución con garantía mínima de 46 años (en el poder). Y eso no es plagio. Se llama "sacar una franquicia".

(Lección número uno: la realidad no tiene arreglo, pero los noticieros sí. Y las estadísticas. La realidad es demasiado complicada. Uno puede pasarse la vida tratando de cambiar las cosas y nadie te lo agradece. En los noticieros es todo lo contrario: todo el mundo aparece contento y dándole las gracias a la revolución).

Ignorancia geográfica

De Chávez hacia el Comandante todo es admiración. Siempre se dijo a sí mismo que cuando fuera grande quería ser como él. Tanta es la admiración de Chávez por el Comandante que ha llegado a decir que Cuba es un "mar de felicidad", lo cual, geográficamente hablando, es un disparate. Cuba es, como todos saben, un archipiélago, no un mar. El mar es lo que la rodea, y, la felicidad, según afirman los balseros, queda al otro lado.

(Lección número dos: No hay proyecto por estúpido que parezca que no encuentre gente dispuesta a aplaudirlo. La dificultad no está, en realidad, en que la gente lo aplauda, sino en encontrar un proyecto que sea todavía más estúpido que el anterior).

El Comandante y Chávez se pasan la vida hablando de Martí y de Bolívar, pero sus principales fuentes de inspiración son Jesucristo y Robin Hood. Siempre están hablando de milagros y de pobres. Que si van a devolverle la vista, la audición o la capacidad de caminar, a los ciegos, sordos e inválidos pobres, después de quitársela a los ricos.

Ahora Chávez quiere regalarle petróleo a los pobres en Estados Unidos para que no se congelen en invierno, porque, como todos saben, en Estados Unidos los ricos dejan congelar a los pobres en invierno para comérselos cuando escasee la carne. Pero Chávez está dispuesto a acabar con esa práctica tan repulsiva. Si luego los pobres siguen sin ver, sin oír, o sin caminar, o si terminan cocinados (con petróleo venezolano), para beneplácito de los ricos norteamericanos no habrá problemas porque para eso tenemos la…

(Lección número tres: Si algo no te sale bien es porque no tienes suficiente poder. Cuando tengas poder suficiente, todo el mundo dirá —al menos en tu país— que todo te ha salido perfecto. Cuando se tiene suficiente poder no hay cosa, por mal que salga, que no pueda ser convertida en una victoria moral).

La pareja del momento ama a los pobres...

La pareja del momento ama a los pobres, adora a los pobres. Su cálculo es el siguiente: si los pobres son los que apoyan la revolución hay que hacer que todo el mundo sea pobre. Los ricos son el enemigo. No obstante, hay quienes no son ni pobres ni enemigos, sino todo lo contrario. A esos se les llama dirigentes.

(Lección número cuatro: Buscarse algo a lo que echarle las culpas de todo. Algo grande, poderoso y duradero para que pueda ser capaz de cargar con todas las culpas que le echen arriba. El sol sería perfecto si no estuviese echando una mano en atraer al turismo. Queda entonces Estados Unidos, que, como el papel toalla, sirve para casi todo).

La batalla por el postre

Pongamos por caso que Chávez decida que en lo adelante sus pozos petroleros empezarán a producir leche y así alimentar a todos los niños pobres del mundo, proyecto loable aunque un poco imposible, según algunos pesimistas. O que, pongamos un caso todavía menos probable, decida acabar con la pobreza en su país. Podrán dudar de su viabilidad, pero no de sus magníficas intenciones.

A continuación, los noticieros nacionales anunciarán que el petróleo ha sido convertido en leche y los pobres en pueblo revolucionario (que ahora ha pasado a ser el 100% de los habitantes del país). Entonces las agencias de prensa imperialistas empezarán a difundir que, en efecto, el petróleo ha sido convertido en leche, pero toda la producción de un año ha alcanzado apenas para quince libras de dulce de leche, por las cuales el pueblo revolucionario se está peleando en las calles.

El primer impulso por supuesto será culpar al sol por haber evaporado la leche y encima echarla a perder. Pero como el sol está movilizado en sus actividades de apoyo al turismo, se terminará culpando a los norteamericanos y se le pedirá al pueblo revolucionario (que entonces alcanzará el 120% de los habitantes) que abandone la batalla por el dulce de leche y empiece a cavar trincheras ante la posibilidad de una inminente invasión.

Mientras la gente del pueblo cava, esperanzada, dirá que en realidad los hoyos de las trincheras conducen a nuevos yacimientos de dulce de leche y que entonces no habrá más peleas por la comida y mucho menos por el postre. Si hay algo que una revolución —de las que le gustan al Comandante y a Chávez— produce más que cualquier otra cosa son: 1) trincheras para resistir al enemigo hasta la última gota de sangre, y 2) métodos para escapar al lado enemigo (y si es posible, poner un negocio).

(Lección número cinco: los verdaderos revolucionarios no se retiran nunca).

Recientemente, durante las celebraciones del cumpleaños 79 del Comandante, Chávez reveló una broma común, según la cual el Comandante y él se retirarían a una isla en el año 2050 en compañía de dos personas, "pero Fidel me dijo que la suya (la pareja para esa ocasión) no ha nacido todavía".

La broma está en que ellos no se piensan retirar nunca a ninguna parte. Lo gracioso está en imaginar la cara que pondrán los aspirantes a sucederlos. Pero lo de que el Comandante está buscando renovar pareja cuando cumpla 123 años (y 91 en el poder), va en serio. Así que los futuros padres vayan preparándose. Si en el 2050 tienen una hija joven y hermosa y un día ven un Mercedes Benz blindado en la puerta de su casa, ya saben de lo que se trata.

(Lección número seis: La historia no nos absolverá. Los que sí absorben son los pañales desechables. No esperes a poder ir al baño solo luego de 90 años en el poder).

Ni falta que hace que los absuelva la historia. Todo está en durar bastante y luego darle instrucciones precisas a los historiadores. Si se controla bien el presente, el futuro y el pasado son pan comido.

(Lección número seis mil setecientos treinta y nueve: Buscarse un comemierda que te dé todo el petróleo que necesites para sufragar tus proyectos).

Chávez: "¿Cómo? Eso sí que no lo entendí, Fidel".

Comandante: "Nada, no te preocupes. Es que me confundí. Esa lección era para los que no tienen petróleo. Tú tranquilo, que no te hace falta saber eso".

Chávez: "Chévere Fidel".

© cubaencuentro

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