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Actualizado: 25/04/2024 19:17

Cine, Cine estadounidense, Arte 7

De la muerte, la supervivencia y otros avatares

Los Coen hacen cine de verdad. Ese que si se cuenta no dice nada, porque el buen cine hay que verlo

Hermanos en la vida real y siameses en el cine, los hermanos Joel y Ethan Coen se encuentran sin lugar a dudas entre los realizadores más originales del cine americano contemporáneo. Sus filmes son inconfundibles, a pesar de que se atreven a incursionar en los más diversos estilos, ya sea la comedia, como el thriller, el drama existencial o el absurdo. Tienen unos veinticinco largometrajes realizados, los cuales han codirigido, coescrito, coproducido y coeditado. Intercambian créditos indiscriminadamente. Su sello distintivo puede verse en filmes tan diferentes como Blood Simple, Fargo, The Big Lebowski, Inside Llewyn Davis y No Country for Old Men. Hace ocho años produjeron True Grit, una versión muy peculiar y revisionista del western. Ahora vuelven al género, esta vez para no solo revisarlo, sino replicarlo con su particular sentido del humor, deconstruirlo y volverlo a levantar y darle otra dimensión no explorada anteriormente.

Un vaquero cantante que elimina a sus enemigos mientras dispensa sarcasmos. Un inepto ladrón de bancos que milagrosamente escapa de la muerte por una serie de coincidencias desafortunadas. Un cicerone de actos de feria que recorre los pueblos polvorientos con el único interés de lucrar, sin escrúpulos por sus saltimbanquis. Un solitario buscador de oro que tiene que enfocarse en sobrevivir cada minuto de su miserable vida. Dos hombres increíblemente honestos que se dedican a conducir caravanas a través de las praderas. Tres personajes que divagan sobre la vida y la moral, que no saben ni siquiera lo que son o dónde están. Esto sintetiza la trama de las seis historias que componen el filme The Ballad of Busty Scruggs, pero en realidad está muy lejos de dar una idea de lo que en realidad es esta película.

Los Coen hacen cine de verdad. Ese que si se cuenta no dice nada, porque el buen cine hay que verlo. Aquí los hermanos no solamente hacen una película que se vale por sí misma y puede decirse que es uno de los mejores westerns de los últimos treinta años (que en realidad no es mucho decir), sino que reinterpretan el oeste conocido. Aquí se parodia y a la vez se homenajea a Gene Autry, a los spaghetti western de Sergio Leone, a La diligencia de John Ford, a Horizontes de grandeza de William Wyler, a la reciente Meek’s Cutoff de Kelly Reichardt y hasta a esa horripilante película checa, Limonada Joe de Oldrich Lipsky que últimamente se ha convertido en un filme de culto (algo parecido a lo que ha sucedido con Soy Cuba).

Pero los Coen no solamente tienen un estilo peculiar de narrar y de concebir la secuencia de imágenes cinematográficas, sino que además su visión de las contradicciones de la vida es irónica y equívoca. Quizá sea porque nacieron en Minneapolis, esa tierra en la cual la intensidad de la luz del sol confunde la nieve, las nubes, los infinitos lagos y el cielo, y la frontera entre lo real, lo percibido y lo imaginado se confunde ante nuestros ojos, que su filosofía personal y su estilo narrativo se funden en un híbrido único e irrepetible.

Nada como el Oeste en plena fundación, cuando la ley era algo local, la autoridad no estaba bien establecida, la tierra estaba por conquistar, los aventureros solitarios recorrían desiertos, estepas y montañas y predominaba la ley del sobreviviente, para desatar esa visión del cine y de la vida. Para meditar sobre la muerte y la supervivencia, la fidelidad y la traición, las bases del universo moral, y todo ello sin solemnidad y con un exquisito sentido del humor. Los Coen no defraudan. A ello hay que sumar su excelente dirección de actores, sacando lo mejor de James Franco, lo más oscuro de Liam Neeson, el humor de Tim Blake Nelson, la socarronería de Tom Waits, la ambigüedad de Bill Heck y el dramatismo contenido de Saul Rubinek y Tyne Daly. Cada actor en perfecta función de su historia. El guion está escrito de manera que pareciera que Sherwood Anderson y Jack London concibieron sus cuentos en imágenes y no en palabras. A eso se le suma la extraordinaria fotografía del francés Bruno Delbonnel, quien anteriormente trabajó con los Coen en Inside Llewyn Davis y que ha trabajado con directores como Alexander Sokurov. Tim Burton, Julie Taymor y Jean Pierre Jeunet. Todo ello hace de The Ballad of Buster Scruggs un filme completo, otra joya de los Coen.

El filme comienza como comedia ligera y se va volviendo más sombrío con el paso de cada cuento hasta alcanzar un final comedidamente sobrecogedor, mas aterrador que un filme de horror. Cuando todo acaba, hemos visto los avatares de lo cotidiano en un ambiente insólito.

The Ballad of Buster Scruggs (EEUU, 2018). Guion y dirección: Joel y Ethan Coen. Uno de los cuentos está basado en una narración de Jack London. Dirección de fotografía: Bruno Delbonnel. Con: Tim Blake Nelson, Tom Waits, Liam Neeson, Zoe Kazan, Tyne Daly, Saul Rubinek, Bill Heck y James Franco.

Se exhibe limitadamente en pantalla en algunas ciudades americanas. Disponible a través de Netflix streaming.

© cubaencuentro

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