En Glory, el tercer largometraje del tándem de cineastas búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov, un empleado ferroviario cuya tarea diaria es revisar las vías y asegurar que los empalmes estén bien atornillados, tropieza con una gran cantidad de dinero en efectivo, tirado en sacos abiertos al lado de la vía que inspecciona. Tzanko, que así se llama el trabajador, es un hombre que se nos presenta como de muy limitada inteligencia y menor nivel de instrucción, pero es un individuo principalmente honesto que se contenta con pocas cosas para satisfacer su vida, por lo que decide devolver el dinero.

El ministerio de transporte, que está envuelto en un escándalo de corrupción, decide utilizar la imagen de honestidad de Tzanko y explotarla para su beneficio. Para ello crean una campaña mediática dirigida por Julia, la jefa de publicidad del organismo y traen a Tzanko a la capital para que se retrate con el ministro y dé algún que otro discursito, pero todo este carnaval se va convirtiendo en un desastre.

Julia le quita su reloj de manilla a Tzanko porque el ministro le va a regalar uno nuevo. Sin embargo, Tzanko solo está interesado en recuperar su reloj marca Glory, el cual da título a la película y al cual le da cuerda minuciosa y religiosamente cada día, para que esté coordinado con la hora de los trenes. Para colmo, el reloj es una herencia que ha estado en la familia por años. Julia no entiende la obsesión y le esconde el reloj, porque Tzanko no habla de otra cosa, no dice lo que tiene que decir en las conferencias, para colmo es tartamudo y se viste como un andrajoso.

La cosa se sigue complicando porque en su afán de llevar un mensaje al ministro, denunciando a unos ladronzuelos de gasolina, se tropieza con un periodista que está en busca de un golpe sensacional y es el enemigo máximo de Julia. Tzanko está ajeno a todo lo que no sea su honestidad y su cría de conejos y va cayendo de una desgracia a otra y su vida se le va complicando cada vez más.

Grozeva y Valchanov dirigieron la extraordinaria The Lesson, que es el drama de una maestra honesta en un pequeño pueblo, rodeada de corrupción, que cae víctima de la misma debido a una deuda que contrae. Sus películas se centran en personajes honestos que enfrentan un ambiente corrupto y se cuestionan cuánto hay que ceder para salir ileso. Tanto el empleado ferroviario como la maestra, son seres que salen de una sociedad que no se acaba de extinguir y entran en una que no acaba de surgir. Casi treinta años después de la caída del Muro de Berlín, estas sociedades del antiguo bloque socialista parecen vivir una interminable transición que se mueve entre lo malo del capitalismo y lo peor del socialismo. Los viejos esquemas totalitarios de control y coerción social subsisten junto a la avaricia desmedida, la falta de perspectivas económicas y el descontrol de un capitalismo incipiente que no madura y navega en la ilegalidad.

Los directores son observadores moralistas, pero utilizan elementos del thriller, de la comedia y del drama social para iluminar sus temas sin cagarlos de gravedad. Han aprendido del cine iraní a hacer producciones de bajo costo, utilizando ángulos cerrados para reducir el campo visual, lo cual a la vez que reduce los gastos, ya que no se requiere mucha elaboración en los alrededores de la filmación, crea una atmósfera opresiva que se ajusta bien a su temática.

Tanto Stefan Denolyubov como Margarita Gosheva tuvieron los papeles estelares en The Lesson y estuvieron magníficos en sus interpretaciones. Aquí, como Tzanko y Julia, vuelven a dar un recital de actuación en dos estilos muy diferentes. Denolyubov desempeña su rol con gestos íntimos y fuerza expresiva en la mirada, mientras Gosheva incorpora el suyo con más dramatismo y exuberancia gestual y una gran variedad de cambios anímicos. Se convierten en el centro de una trama que cuando parece ya agotada nos tiene reservada una sorpresiva y violenta conclusión, un final que justifica una trama secundaria que trata de humanizar al repulsivo personaje de Julia. Sus actuaciones hacen creíbles unos personajes que fácilmente pudieron haber caído en lo caricaturesco. Para desarrollar sus ideas con éxito argumental y definir bien sus personajes, los directores, también como acostumbran, se hicieron cargo del guion.

La fotografía de Krum Rodríguez, de origen colombiano pero nacido y criado en Bulgaria, quien también trabajó en The Lesson, ajusta sus planos y su iluminación perfectamente a las necesidades de los realizadores. Maneja muy bien los planos cerrados, a los cuales les da una claridad que, aunque mantiene el efecto opresivo, no provoca claustrofobia ni vuelve el argumento predecible.

Glory es un filme excelente, pero de esos que corren el riesgo de pasar desapercibidos. Al momento que esto escribo, solamente ha recaudado cuatro mil dólares en sus exhibiciones en Estados Unidos, prácticamente menos que una sola función de Transformers.

Glory (Bulgaria/Grecia, 2016). Escrita y dirigida por: Kristina Grozeva y Petar Valchanov. En el guion también colaboró: Decho Taralezhkov. Director de fotografía: Krum Rodríguez. Con: Stefan Denolyubov Margarita Gosheva. De estreno muy limitado en algunas ciudades de los Estados Unidos, pero ya disponible en Amazon streaming, en OnDemand en distintos servicios de cable y satélite y pronto en DVD.

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