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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Cine, Cine cubano, Arte 7

El encuentro cercano de Celeste

El problema de esta película es la inconsistencia dramática y el hecho de que se vuelve demasiado mansa a medida que avanza y pierde su filo, su inicial causticidad

Hace ya más de diez años, le pedí a un amigo que es profesor de cine y reside en Cuba, cuyo criterio respeto, que me enviara algunas muestras de lo mejorcito que estaban produciendo los alumnos de la escuela de cine de San Antonio de los Baños, donde enseña, y entre los pocos DVD que me remitió, se encontraban El televisor (2001) y Utopía (2004), dos joyitas cortas de un entonces joven y desconocido realizador, Arturo Infante, llenas de ironía, de un humor negro incisivo y una aguda visión de la idiosincrasia cubana en tiempos de represión.

Casi dos décadas después de su primer cortometraje, Infante ha podido hacer su primer largometraje de ficción. En el entretanto, escribió el guion de un par de largometrajes olvidables, La edad de la peseta (2006), dirigida por Pavel Giroud, y Habana Eva (2010), un fiasco de la directora venezolana Fina Torres.

Dadas las dificultades que enfrentan los realizadores cubanos para poder filmar un largometraje, que van desde la censura hasta la escasez de recursos financieros, la mayoría de ellos, cuando se les da la oportunidad, sufren de lo que yo llamo el SS cubano, quieren hacer un filme “significativo y seminal”, y por lo general terminan haciendo uno simplemente pretencioso. Es que hay que ver mucho Billy Wilder, mucho Samuel Fuller y mucho Howard Hawks, antes de sumergirse en la estética de Tarkovski, de Kurosawa, de Bergman y de Tarr, todos excepcionales y magistrales, pero que pueden resultar tóxicos a un joven cineasta.

Con su ópera prima El viaje extraordinario de Celeste García, Infante ha evitado caer en esa trampa, ha vencido el primer obstáculo. Se ha limitado a hacer una comedia costumbrista sin ínfulas de trascendencia existencial. Solamente conozco dos cineastas cubanos que han sido capaces de hacer lo mismo con éxito, ellos son Gerardo Chijona (Adorable mentiras y Perfecto amor equivocado) y Ernesto Daranas (Los dioses rotos y Conducta), aunque en el caso de este último el género no es la comedia, sino la telenovela hecha cine, y hay que obviar su debut ¿La vida en rosa?, que es un verdadero ejemplo de SS.

Celeste es una maestra retirada, viuda, que se desempeña como guía en el Planetarium habanero. Sueña con el cosmos porque su vida está repleta de la soledad y el atolladero de la existencia miserable de La Habana de hoy. Su hijo anda en algo que ella prefiere no saber, pero que puede ir del pinguerismo a cualquier otro tipo de delincuencia. Es un sobreviviente a la deriva. Su hermana solo piensa en buscar formas de hacer dinero a como sea.

De repente, tras observar una actividad extraña en la casa de su vecina, la rusa Paulina, Celeste escucha por la radio y la televisión que el gobierno anuncia que varios extraterrestres amistosos han estado viviendo en la isla bajo cobertura y que invitan a los cubanos que seleccionarán, a que viajen al planeta Gryok. Aunque solo irán los seleccionados, casi todo el mundo se apunta para ver si se pueden ir, porque en Cuba la gente quiere irse a donde sea, hasta al lugar más desconocido.

Celeste está entre los escogidos, que son llevados a una abandonada escuela en el campo para esperar la llegada de la nave espacial. Ahí se cruzará con una serie de personajes y también conoceremos secretos de su pasado. Comienza una intriga que involucra a Celeste y sucede toda una cadena de hechos hasta la llegada de la nave.

Infante domina muy bien los arquetipos y es capaz de moldear figuras que representan diversos personajes de la realidad cubana contemporánea. Desde la dictatorial jefa de la misión, que conduce el campamento como una militar intransigente, pasando por la cabeza loca de Perlita, el carnicero enamorado de Celeste, hasta el joven buscavidas que no se detiene ante nada para lograr, sin escrúpulos ni remordimientos, sus objetivos. También muestra con sarcástico acerbo, el funcionamiento mecánico y opresivo de la burocracia del poder total, que todo lo invade.

El guion del propio Infante tiene muchos chistes ocurrentes y situaciones mordaces, muestra buen oído para el diálogo, pero, y aquí viene el segundo obstáculo a superar en el tránsito del cortometraje al largometraje, los gags no se pueden estirar y repetir hasta el cansancio y los personajes necesitan mayor desarrollo y credibilidad, así como una relación más orgánica con la trama. Aquí se excede en referentes demasiado inmediatos a la realidad cubana, con alusiones que escaparán a la mayoría de los espectadores no cubanos, y con juegos de palabras y dicharachos que parecen más propios de un episodio de Vivir del cuento, que de un largometraje. El argumento se le va de las manos. Hay personajes gratuitos y el final me parece demasiado paniaguado y absurdo. La relación entre Celeste y el carnicero es poco plausible.

El personaje de Celeste empieza bien, pero a medida que se desarrolla no se sostiene dramáticamente, solamente lo salva la extraordinaria actuación de María Isabel Díaz, que aparte de su extensa hoja de trabajo en el cine cubano, viene bien curtida por su labor en la televisión y el cine español. Ella sola es capaz de sostener el interés en el personaje y hacerlo convincente hasta el final. De hecho, a partir de la mitad, la película gira alrededor de su actuación.

Yerlín Pérez (Atlántida interior, Boccaccerías habaneras), Reinier Díaz (La partida, Camionero) y Verónica Díaz (Guantanamera, El cuerno de la abundancia), están muy bien en sus papeles, pero estos no están más que hechos a base de pinceladas. Néstor Jiménez (Regreso a Itaca), no puede estar peor en un papel que parece una caricatura paródica del Diego de Fresa y chocolate. Omar Franco (Amor vertical), se nota incómodo habitando en la piel del carnicero, un personaje que parece no tener nada que ver con la película.

La fotografía de Javier Labrador Deulofeu, que realizó muy buen trabajo en Santa y Andrés y en They Are We, resulta eficiente y logra buenos efectos en la secuencia de la llegada de la nave espacial.

Con tantas virtudes como defectos, la película, si bien se queda corta de sus modestas expectativas, no es necesariamente una mancha en el comienzo de este realizador. Su problema es la inconsistencia dramática y el hecho de que se vuelve demasiado mansa a medida que avanza y pierde su filo, su inicial causticidad.

El viaje extraordinario de Celeste García (Cuba/Alemania, 2018). Guion y dirección: Arturo Infante. Director de fotografía: Javier Labrador Deulofeu. Con: María Isabel Díaz, Omar Franco, Reinier Díaz, Néstor Jiménez, Yerlín Pérez y Verónica Díaz. El filme logró que The Match Factory la distribuya por todo el mundo y en estos momentos está disponible en la plataforma Amazon Prime.

© cubaencuentro

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