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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Cine, Cine alemán, Arte 7

El mito que muta y se repite

Sin ser una de las mejores obras de Petzold, Undine merece la pena verse y es una mirada diferente a un mito que nunca ha sido olvidado

Las ondinas son seres mitológicos que se pueden encontrar en distintas historias griegas y más tarde en la Metamorfosis de Ovidio. Son ninfas acuáticas, que aparecen en ríos y lagos y que pueden cobrar apariencia humana. Originalmente conocidas como náyades, también han dado lugar a la creencia en las sirenas. El mito y sus narrativas siguieron cambiando y cobraron fuerza en las escrituras alquímicas del suizo Paracelso, durante el renacimiento alemán. Las historias ganaron fuerza y crearon nuevas leyendas en Noruega, Irlanda, Alemania y en la región de Alsacia. Particularmente toman cuerpo en La sirenita, de Hans Christian Andersen, publicada en 1837 y en Undine, del franco-alemán Friedrich de la Motte Fouqué, escrita alrededor de 1807.

El mito y sus diversas mutaciones han sido llevadas al cine múltiples veces, tanto en comedia, como Splash (1984), cuento de hadas como The Secret of Roan Inish (1994) y más recientemente y directamente derivadas de los escritos de Paracelso y la Motte Fouqué, Ondine (2009), dirigida por Neil Jordan y la que ahora nos ocupa Undine de Christian Petzold.

Fiel a la leyenda alemana, el filme comienza con una secuencia en la cual Undine conversa con su novio, Johannes, en un café, y le asegura que, si no la ama verdaderamente, se verá obligada a matarlo. Le da media hora para decidirse, le urge que la espere en el café, este no le cree. Ella trabaja como historiadora y guía en el museo de Desarrollo Urbano de Berlín, donde explica como la ciudad surgió de los pantanos y nunca ha dejado su relación con los mismos, a pesar de sus expansiones urbanas y divisiones políticas. Tras su charla, Undine regresa al café y su novio se ha ido. Lo busca llena de rabia, pero en eso se encuentra con un buzo profesional que quedó admirado con su charla y tras un ominoso y pequeño accidente, se enamoran y ella olvida la amenaza que le hizo a su novio.

Según el mito, las ondinas pueden enamorarse de los humanos y si son traicionadas deben matarlos, pero con sus dones protegen a quienes las aman de verdad. Esas dos líneas se van a presentar en el filme a través de la relación de Undine con Johannes y con Christoph, el buzo.

La necesidad de que el mito mutante se consuma nos la deja caer Petzold sutilmente durante una charla de Undine, donde explica que, para mantener la imagen original de la ciudad, se reconstruyó el palacio de Humboldt para albergar un museo y concluye que, se erige un museo en el siglo veintiuno, en el mismo lugar y con la réplica arquitectónica de un palacio del siglo dieciocho, y concluye “el progreso no existe”.

Christian Petzold es uno de los directores más importantes del cine alemán contemporáneo. Sus películas más recientes como Barbara (2012), Phoenix (2014) y Transit (2018) así lo avalan. Sus temas giran sobre los sentimientos de los seres atrapados en circunstancias históricas especiales. Con Undine se ha lanzado a desarrollar una historia más íntima, basada en una mitología conocida y muy revisitada en el cine, sin embargo, se las arregla para utilizar elementos narrativos que combinan el romance, el thriller y el cine fantástico, todo muy bien ubicado en el Berlín de hoy, con gran naturalidad. Trasciende el tema sin abandonar un intimismo muy bien logrado.

Paula Beer (Transit, Never Look Away, Frantz) encarna a la perfección el personaje de Undine, un ser con sentimientos contradictorios, con una solemnidad inhumana, sin el menor sentido del humor por estar condenada a una historia, pero con muchas debilidades afectivas que la humanizan sin trucos. Franz Rogowski (A Hidden Life, Transit, Happy End), resulta convincente en su papel de Christoph, usando excelentes recursos dramáticos sin caer en el exceso. Jacob Matschenz (Never Look Away, The Wave), en un más breve papel como Johannes, está igualmente eficiente.

Petzold, quien también escribió el guion, mueve la historia con fluidez y sus meandros acerca de la historia de Berlín, la división y reunificación de las dos Alemanias, encajan bien y resultan necesarias al conectarse con el intimismo de la trama. Integra a los personajes con el paisaje urbano de la ciudad y con sus elementos naturales. La fotografía de Hans Fromm, quien ha trabajado con Petzold en todas sus películas anteriores, es excelente, utilizando los claroscuros para ambientar todos los elementos emocionales de la trama como un espectador asombrado.

Sin ser una de las mejores obras de Petzold, Undine, merece la pena verse y es una mirada diferente a un mito que nunca ha sido olvidado.

Undine (Alemania/Francia, 2020). Guion y dirección: Christian Petzold. Director de fotografía: Hans Fromm. Con: Paula Beer, Franz Rogowski Jacob Matschenz. Se puede ver en las plataformas virtuales de los festivales en los cuales participa. El más reciente fue el Festival de Nueva York y próximamente en el festival de Philadelphia.

© cubaencuentro

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