La llegada a mis manos de este buen libro ha venido a completar mi pequeña biblioteca personal y mi crecimiento cultural sobre esta legendaria figura del mundo musical neoyorquino, Ray Barretto, del que nunca había sabido a plenitud sus verdaderos valores, aportes al jazz y la salsa, y bien ganado prestigio en su brillante trayectoria artística, solo lo asociaba a la Fania y sus estrellas, ¡que felicidad poder llegar a conocer, mediante este formidable libro, la fuerza gigante de Ray Barretto y su obra creadora!

Ahora no puedo sustraerme a hablar sobre Robert Téllez y su solicitud de crítica a su libro Ray Barretto: fuerza gigante. Y es que realmente no veo que criticar en su obra literaria, aunque sí la calidad de la producción y sus imágenes, pero eso es otro asunto que no compete a Robert Téllez. Al realizar una primera lectura rápida, después “leerlo” y a continuación hacer una lectura con el ojo crítico, despojado de nuestra amistad, veo más elementos positivos que negativos, fuera de su alineación al origen de las charangas en Cuba (pág. 39) y la creación del nuevo ritmo por Enrique Jorrín (pág. 40), para nada de su responsabilidad pues mayoritariamente las fuentes consultadas en Cuba y fuera de la Isla tienen esos asuntos, por demás todavía en discusión, mal afirmados u equivocados.

Entonces me sumo a levantar mi voto por Robert Téllez y su libro por tres motivos: su documentada fuentes de información y su uso óptimo. Por su veracidad y escrupulosa utilización de las entrevistas incluidas. Y por su convencimiento y apego a la personalidad creadora de Ray Barretto. Todo esto supera a algunos libros escritos en la actualidad, e investigaciones que solo describen, narran y plantean anécdotas, infortunios y chismes de formidables artistas apegándose a la burbuja farandulera, pero Robert Téllez nos lleva a las puertas de una futura biografía de Manos Duras, sus vínculos con el folclor norteamericano y cubano, su insaciable búsqueda de identidad musical y sobre todo su obra creadora discográfica, demostrativa de cuanto pudiera hablarse sobre este gigante y su talento creativo, ¡es ahí donde está su brutal fuerza gigante creadora!

Se debe destacar en Ray Barretto y su música, su sencillez y carisma personal, la humildad siempre presente hasta en lo privado, y su incondicional amistad a todos sus músicos, incluyendo a sus detractores, me imagino por lo que he aprendido sobre él que en la unión esta la fuerza. Me enriquece con agrado descubrir y profundizar en sus estrechos vínculos con destacados músicos cubanos radicados en Nueva York, y su aprehensión a los ritmos, géneros y compositores musicales cubanos, como Rudy Calzado; Alfredito Valdés Jr.; Alejandro “El Negro” Vivar; Justi Barreto Blanco; Roberto R. Rodríguez; entre muchos otros que nutrieron su acervo cultural y de su pasión por Chano Pozo, Miguelito Valdés, Tata Güines, Marcelino Guerra, Celia Cruz y muchos más; todo lo cual nutrió su salsa musical, sin perder sus raíces puertorriqueñas.

Pero nada de toda esta fuerza gigante hubiese sido magistralmente lograda transmitir por Robert Téllez, periodista y comunicador sagaz, sin saber que desde niño, en escapadas a casa de sus vecinos más cercanos, supremos gozadores y fiesteros del barrio, a donde llegó por primera vez a ver un aparato que hacia girar un ovni negro sobre el cual rozaba una aguja y salía una música encantadora y mágica, él como soldado en guardia veía, escuchaba cada una de esas canciones, memorizaba las letras, los timbres de todos los cantantes y agrupaciones salseras, sus portadas retratadas vívidamente en su memoria, lo llevaron sacrificar parte de su alimentación escolar y de su mesada para sus estudios burlando la vigilancia familiar e ir haciéndose de esas placas negras y cada historia asociada a sus músicos, su vida desde entonces cambió y además con firme propósito ha llegado a amar y disfrutar de su gran amor: la salsa. Esto explica porque es uno de los jóvenes estudiosos más valorado de la salsa en el mundo y porque siendo colombiano ha escrito sobre un gigante de la salsa que por demás fue de origen puertorriqueño.

Lamento no haber podido complacer a Robert Téllez con su solicitud de crítica musical y musicológica, pues siendo mi amigo, colega, colaborador, discípulo y sobre todo compadre musicográfico, no pueda ver manchas en el Sol donde solo mis lentes pueden ver estrellas, y siendo así le doy cinco estrellas a Ray Barretto: fuerza gigante.

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