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Actualizado: 23/04/2024 20:43

Golshifteh Farahani, Cine, Arte 7

La condescendencia de la nostalgia

Más allá del exceso de estereotipos, esta película nunca cae en el facilismo, aunque le falta un poco de garra y de sarcasmo

Selma, una psicoanalista de 35 años decide regresar a su natal Túnez después de estar viviendo en París desde los diez años. Está decidida a abrir una consulta de psicoanálisis allí, donde la psicología se mira como ciencia ficción. ¿Cuáles son las razones que la llevan a tomar esta decisión? Puede ser estancamiento profesional, o una frustración amorosa, o quizá esa condescendencia conque la nostalgia hace mirar al país de origen a quienes llevan mucho tiempo fuera de él y comienzan a encontrar simpático y hasta atractivo, todo lo que antes detestaban y probablemente los hizo largarse de allí.

Explorar esas cuestiones es lo que se propone la comedia Arab Blues (el título en inglés es bastante interpretativo, ya que en francés se titula simplemente Un divan a Tunis, el cual no aclara mucho, pero sugiere todo), a través de la propia Selma y de su enfrentamiento con los diferentes personajes que tiene que enfrentar.

Una vez en Túnez, les alquila a sus tíos un cuarto en la azotea de su casa y ahí monta su consulta, que, a pesar de las burlas iniciales de los miembros de la barriada, se convierte en todo un éxito y le hacen largas colas quienes con desespero vienen a buscar un remedio para sus problemas a pesar de que no tienen idea de lo que se trata el tratamiento.

La película está llena de claves inteligentes. Selma se lleva consigo un poster de Freud con un fez, con lo cual se resume la contradicción de llevar el psicoanálisis a un país eminentemente musulmán. El propio Freud declaró, en Moisés y el monteísmo, que no tenía nada que decir respecto al islamismo ya que “quizá por mi propio desconocimiento… la fundación de la religión mahometana me parece una repetición abreviada del judaísmo”.

Por otra parte, la película se sitúa, e insiste en que el espectador lo entienda, ocho años después de la caída del dictador Ben Alí, tras la cual la sociedad tunecina se divide entre un incremento del islamismo y una búsqueda de modernidad y de mayor emancipación sexual para la mujer.

Toda esta problemática se va mostrando en tono de comedia, a veces con uso excesivo de estereotipos que la vuelven a ratos predecible, pero también tiene momentos muy originales ya que algunos de los personajes están bien construidos, sobre todo en su contrapunteo con Selma. Está la prima de Selma, una joven desesperada por irse a Francia que arregla un casamiento con un amigo gay porque es ciudadano francés. Los policías tunecinos, que, aunque corruptos, tratan de actuar como burócratas cumplidores, con la exactitud de un suizo, rígidos en su afán de moverse hacia los lineamientos del occidente. Y se ven los resentimientos de la oposición entre el colono y el colonizado.

La propia Selma, que guarda algunos secretos que se van desvelando a medida que transcurre el filme, no esta segura de las razones de su decisión, pero los enfrentamientos con los “pacientes” la van iluminando.

La película se apoya en la excelente actuación de la extraordinaria actriz iraní Golshifteh Farahani (Teherán, 1983), a quien había visto en In the Name of the Father, Body of Lies y Paterson, en papeles serios, pero aquí demuestra un inusual talento para la comedia. El resto del elenco hace un buen trabajo de equipo alrededor de ella.

Esta es la ópera prima de Manele Labidi (Paris, 1982), quien escribió el guion junto a Maud Ameline y se ve bien en dominio del tema y de la comedia costumbrista. No tiene pretensiones y se limita a los recursos del cine comercial. Más allá del exceso de estereotipos, la película nunca cae en el facilismo, aunque le falta un poco de garra y de sarcasmo, y todo funciona bien excepto por una secuencia onírica en la que aparece el propio Freud y que no viene bien con el resto del material, aunque la secuencia en si no está mal.

La fotografía de Laurent Brunet (Seraphine, Tel Aviv on Fire) sin destacarse mucho, funciona bien dentro del convencionalismo del filme.

Arab Blues es una comedia ligera que toca, quizá con demasiada gentileza, temas serios en tono ligero y poco mordaz, que llama a la reflexión sin exigir mucho del espectador.

Arab Blues (Francia/Túnez, 2019). Dirección. Manele Labidi. Guio: Manele Labidi y Maud Ameline. Director de fotografía: Laurent Brunet. Con: Golshifteh Farahani, Majd Mastoura, Aisha Ben Miled y Feryel Chammari. El filme se presentó en el festival de Miami de 2020 y ahora está disponible en MUBI, a través de Amazon Prime Channels.

© cubaencuentro

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