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Actualizado: 28/03/2024 20:07

Schroeder, Cine, Arte 7

La pócima del olvido

Este filme toca puntos importantes del debate ético alemán, que son traducibles a cualquier otro país en el cual se ha experimentado el horror totalitario

Tras comenzar con una breve secuencia en la que una anciana camina entre unas rocas costeras, se sienta y se oye que alguien la llama, en Amnesia inmediatamente se nos informa, pantalla en negro: “10 años atrás, primavera de 1990, poco después de la caída del Muro de Berlín”. El filme va a transcurrir en una de las etapas más importantes de la historia alemana, una traumática reunificación de una nación asediada por la culpa, que se verá súbitamente forzada a una introspección colectiva. Todo acto insustancial que se nos muestre cobra significatividad por el marco referencial en el cual tiene lugar.

Vemos entonces a la anciana, menos vieja, una Marthe Keller que luce como más o menos debe lucir en la realidad hoy en día, quien es visitada por un hombre que le habla en alemán, mientras ella le responde en un inglés con fuerte acento nibelungo. Él le dice que la necesitan en Alemania, que debe regresar a firmar unos papeles o presentar un certificado de defunción. Todo ello para vender unas propiedades y para que los otros miembros de la familia reciban su parte. Marthe, que así se llama también el personaje, hace muchos años que vive en Ibiza y muchos más que no pisa Alemania.

Marthe no solo no ha regresado a Alemania desde 1936, sino que rehúsa hablar alemán o consumir ningún tipo de productos de origen germánico, sean automóviles, vinos o productos alimenticios. Cerca de su retirada casa, en un hermoso promontorio en la costa de esta isla balear, se muda Jo, un joven alemán aspirante a tener una carrera como DJ, fascinado por las discotecas de Ibiza y de Formentera. Con una inocente curiosidad, entendiendo muy poco al principio, se va envolviendo con la septuagenaria, llenando lagunas en su historia y desarrollando una atracción romántica y sexual por ella. Marthe, hostil al principio, se va soltando y dejando llevar por la curiosidad del joven. Disfruta la fuerza que su atracción ejerce. No voy a seguir narrando ni a explicar el motivo exacto de Marthe por su rechazo a todo lo alemán. Pero en la relación, se van descubriendo poco a poco las piezas del rompecabezas.

Baste decir que Marthe tiene una gran crisis con la conciencia nacional, no necesariamente con la individual y ha optado, como actitud de enfrentamiento, el olvido. Lo que pasa que este olvido es solo una pócima que envenena más de lo que cura. No resulta, a la larga, más que una máscara exterior para ocultar el dolor interno, que sigue ahí, que nunca la abandona. Siente vergüenza ajena e impotencia personal. Es más una fuga que un enfrentamiento.

El filme toca puntos importantes del debate ético alemán, que son traducibles a cualquier otro país en el cual se ha experimentado el horror totalitario y diferentes generaciones asumen su herencia histórica de formas diversas, mientras que muchos de los cómplices y culpables tratan de presentar su visión de la historia sin alternativas. Enfrentar el compromiso histórico, las consecuencias de las actitudes individuales y alcanzar estabilidad emocional son, para muchos, tareas imposibles. Ante el espejo de la tragedia, deciden mentirse incluso a sí mismos.

El problema es que, en Amnesia, que aparte del título de película es el nombre del club en el cual Jo quiere conseguir trabajo, se pierde mucho tiempo narrativo en los paseos sin rumbo de Marthe por la isla. Ciertamente bellos parajes que encantan a la vista, pero que cabrían mejor en un documental turístico de las Baleares. Hay conversaciones interesantes presentadas de forma episódica y el director nos da los antecedentes emocionales de Marthe en un lenguaje puramente cinematográfico, con tomas esporádicas que invocan con sutil eficiencia lo estados de ánimo de la protagonista.

La película está en parte basada en episodios de la vida de la madre de Barbet Schroeder, el director y se nota que el drama personal toca de cerca al realizador. Schroeder (Teherán, 1941), fundó, en 1963, la casa productora Les Filmes du Losange, que no solamente produjo varias de las películas más importantes de la Nueva Ola francesa, dirigidas por Eric Rohmer y Jacques Rivette, sino que también fue la compañía que produjo Conducta Impropia (1984), el documental de Néstor Almendros sobre la persecución a los homosexuales en Cuba. Es un hombre que vive su compromiso social con dedicación. Como director, ha realizado filmes como Barfly (1987), Reversal of Fortune (1990) y Single White Female (1992), entre los más conocidos.

Aunque no se puede decir que la dirección es mala, no está aquí en su mejor forma. Sin embargo, produce una obra para dar que pensar y que se queda con uno mucho después de finalizada. Evita la solemnidad a pesar del tema, aunque no necesariamente mediante la ironía. El principal problema es que deja demasiadas cosas en el aire y a veces no parece ir a ninguna parte.

El filme pertenece a la veterana actriz Marthe Keller (BobbyDeerfield, The Formula), que parece ni esforzarse en su excelente y profunda interpretación de Marthe, en un papel muy apropiado para sus 72 años, en los que muestra una belleza madura, y a Max Riemelt (Berlín 1984), que actuó en The Wave (2008) y Before the Fall (2004). Con un moderado pero efectivo dramatismo histriónico desempeña cabalmente el papel del joven que comienza su vida y se deja arrastrar por una personalidad misteriosa, padeciendo una crisis edípica muy bien lograda. También se destaca el siempre extraordinario Bruno Ganz en un breve papel.

La fotografía de Luciano Tovoli, quien ha trabajado en casi todas las películas dirigidas por Schroeder y en varias de Dario Argento, es buena, pero tiene demasiado tono de postal turística, aunque no me quejo. Es agradable a los sentidos y le resta un poco de gravedad a la trama, que de otra forma quizá sería muy densa. El guion de Schroeder y tres de sus colaboradores, fluye bien, pero a veces se siente superficial.

Quizá por tratar un tema que muchos no quisieran enfrentar, la película ha demorado dos años en cruzar el Atlántico y no ha tenido buena promoción, distribuyéndose calladamente. Si bien es un filme que me parece poco logrado, es una película que debe verse.

Amnesia (Suiza/Francia, 2015). Dirección: Barbet Schroeder. Guion: Emilie Bickerton, Peter Steinbach, Susan Hoffman y Barbet Schroeder. Director de fotografía: Luciano Tovoli.Con: Marthe Keller y Max Riemelt. De estreno en ciudades selectas de Estados Unidos y ahora disponible en OnDemand.

© cubaencuentro

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