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Actualizado: 21/05/2024 22:00

Literatura

Perseguido hasta la tumba

Documentos de la antigua policía política checa prueban el martirio del poeta y Premio Nobel de Literatura Jaroslav Seifert.

La apertura de los archivos de la policía política comunista de la ex Checoslovaquia ha permitido demostrar ante la historia cómo el Premio Nobel de literatura de 1984, el poeta checo Jaroslav Seifert, fue perseguido desde 1951 hasta su muerte, en 1986.

En su expediente, de 1.700 páginas, los esbirros cuentan cómo le vigilaban aun en su lecho de muerte. Entre los crímenes que se le imputaban había declaraciones como "admiro más al poeta que vomita que al que canta".

Su entierro fue vigilado y la persecución sólo terminó cuando el oficial que cubría la causa escribió en el cementerio: "para disminuir su actividad enemiga se utilizaron métodos que culminaron con éxito".

¿Por qué la policía política comunista odiaba a Seifert?

Si bien la "Causa Seifert", como se le llamó a su expediente, se abrió en 1951, la policía política checoslovaca (StB) hizo constar que el poeta ya les era sospechoso desde 1929, cuando fue expulsado del Partido Comunista junto a otros escritores.

Al igual que a muchos de sus contemporáneos, a Seifert le fascinó en los años veinte la "nueva estrella del comunismo" a la que se refería el Manifiesto del grupo vanguardista Devetsil, del que fue fundador junto con su contemporáneo Nezval.

Pero cuando los comunistas llegaron al poder en Checoslovaquia y trazaron una línea fiel a Moscú, Seifert abandonó esta ideología y se afilió a la socialdemocracia. Este alejamiento se acrecentó entre 1936 y 1937, cuando en Moscú se celebraron los monstruosos procesos contra intelectuales y artistas, a quienes se acusó de trotskistas, en medio del terror estalinista.

En Praga, Seifert no se sumó al coro comunista, al contrario, publicó en el diario Pravo Lidu poemas muy críticos ("El proceso de Moscú", "En el Mausoleo de Lenin" y "El monumento a Pushkin en Moscú"). Los comunistas eliminaron estos versos de la obra de Seifert en las ediciones de postguerra.

En mayo de 1952, en el expediente "Causa Seifert" se registra una carta firmada por un activista del Partido Comunista llamado Vilem Kun, quien informa: "Ya en 1950 yo le había informado a Slansky (Rudolf Slansky fue secretario general del Partido Comunista Checoslovaco) que los poetas Seifert y Vladimir Holan estaban ofendiendo a la Unión Soviética. Seifert dijo públicamente que le gustaba más un poeta francés que vomita a un poeta soviético que canta".

En 1953, la StB clasificó a Seifert como "uno de los enemigos más grandes de la URSS". En el acta de la policía política se escribe que Seifert criticaba el comunismo, y en una discusión con estudiantes de la Universidad de Olomouc, dijo textualmente: "en nuestro país no hay libertad y no se puede escribir lo que uno quiere".

Los años finales de la década del cincuenta y principios de los sesenta fueron duros para el gran poeta checo, pero en 1966, con el período de apertura que trajo la llamada "Primavera de Praga", Seifert vuelve a publicar y hasta llega a obtener el título de Artista Nacional. Sin embargo, en 1968 las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y en 1969 el artista se convierte en un escritor prohibido.

Relaciones tensas

A partir de aquí las relaciones entre el régimen totalitario y el poeta Seifert se mantuvieron tensas, pero él mantuvo una actitud valiente. En 1977 es uno de los primeros en firmar la Carta 77, manifiesto redactado por el movimiento disidente checo y liderado por el dramaturgo Vaclav Havel (quien fue después primer presidente democrático del país). Carta 77 reclamaba el respeto de los derechos humanos en Checoslovaquia.

Pero el poeta, ya anciano, tuvo que soportar otra vez las consecuencias de defender sus ideas. En 1981, cuando quiso agradecer las felicitaciones recibidas desde todo el mundo por su cumpleaños 80, la StB impidió que publicara una columna en la prensa, "porque el poeta no ha dado las gracias todavía por las felicitaciones del presidente checoslovaco, compañero Gutav Husak".

Según consta en el expediente "Causa Seifert", la meta principal de la StB era "proteger a Seifert de las malas influencias de la oposición y convertirle en un escritor oficial, complaciente con el régimen y dispuesto a apoyarlo".

Ya en la segunda mitad de los años setenta, Seifert estaba muy enfermo y casi no salía de su residencia en Brevnov. Los esbirros creyeron que su debilidad física le haría ceder a sus presiones y comenzaron a presionarlo cada vez más.

Encontraron al delator Vaclav Pelikan, ex director de la Unión de Escritores, de la que Seifert había sido presidente. Este chivato comenzó a visitar al anciano poeta, y como tenía el hobby de reparar relojes, comenzó a ocuparse de los relojes de la familia Seifert.

Pelikan, que era un agente que informaba bajo el alias de "Vaclav", siempre encontraba un motivo para visitar al poeta con la tarea de "disuadir a Seifert de los contactos con la oposición checoslovaca". En 1978, Pelikan (Vaclav) avisó: "Seifert me dijo que su único interés era vivir en paz y tranquilidad y que no quería mezclarse en actividades de oposición que pudieran perjudicarle y que su mayor interés era publicar sus libros".

Pero Seifert decía una cosa a Pelikan y hacía otra. En el otoño de 1981, dos oficiales de la StB (Miroslav Dohnal y Frantisek Vach) le visitaron para reclamarle por qué había firmado una carta que la disidencia había presentado ante el PEN-Club, donde se quejaban de la situación política en Checoslovaquia, y le mostraron a Seifert una copia de la carta con su firma publicada en el extranjero.

Según consta en el acta de esta entrevista, trataron de "convencerle de que estaba siendo manipulado por los enemigos y que se recordara que él debía mucho a la cultura checoslovaca". Y más adelante el acta continúa: "Seifert contestó que había cometido un error y que no volvería a firmar nunca más cosas parecidas". Pero pidió a los agentes Dohnal y Bach que no hicieran públicas estas palabras de arrepentimiento, porque "le daría una enorme vergüenza", y así se lo prometieron, según el acta.

La llegada del Nobel

Mientras más viejo y enfermo, más le acosaba la StB para utilizarlo públicamente como un crítico de la disidencia. El delator Pelikan avisó en 1983: "Seifert me dijo que no le interesaba que Vaclav Havel le visitara, porque él no iba a firmar más documentos". Pero, además de Pelikan, había otro delator, su vecina Marie Vejlupkova, quien tenía la tarea de "vigilar al sujeto todo el tiempo en su domicilio".

Desde 1981, Vejlupkova (quien era viuda de un empleado del Ministerio del Interior) prestaba su propio piso a la StB para que vigilara a las personas que entraban y salían de la casa de Seifert y por esto obtuvo un premio "por su actitud ante el trabajo", consistente en un bono de 500 coronas (una quinta parte del salario promedio de aquella época).

Una gran parte del expediente está dedicado a la disputa entre Frantisek Janouch (un físico nuclear checo exiliado en Estocolmo, que había obtenido de Seifert los derechos para publicar su obra en el extranjero) y la organización comunista Dilia (una especie de agencia literaria encargada oficialmente de publicar las obras checas en el extranjero).

Dilia obligó a Seifert a terminar su colaboración con Janouch: "Si rompe su contrato con Janouch, sus libros podrán publicarse sin problemas de nuevo", dice un acta de la StB de 1984. Seifert, enfermo y cansado, cedió sus derechos a Dilia, y aparentemente terminó su contrato con Janouch; pero en realidad siguió colaborando con él en secreto y sus obras siguieron publicándose en Suecia. Gracias a este esfuerzo de los checos disidentes en Estocolmo, Seifert obtuvo el Premio Nobel.

Cuando el 11 de octubre de 1984 llegó a Praga la noticia de que Seifert había obtenido el Nobel de Literatura, el poeta ya tenía 83 años y estaba ingresado en el hospital de Vinohrady. Sufría una grave enfermedad cardíaca y su habitación era vigilada día y noche por dos agentes vestidos de paisano.

Durante las semanas siguientes la policía política coleccionó todas las reacciones que podían mostrar a Seifert bajo una imagen negativa y convertirlo en un "acto político de los enemigos". La candidatura de Seifert para el Nobel había contado con el apoyo, entre muchos otros, del escritor checo en el exilio Pavel Tigrid (que después fue ministro de Cultura en la democracia) y del poeta alemán Heinrich Boll.

A la StB le interesaba mucho qué iba a hacer Seifert con el dinero obtenido del premio. Finalmente, en el acta consta que Seifert dividió entre sus dos hijos las más de 1.600 coronas suecas (en el mercado negro checo de divisas eso equivalía en aquella época a unos ocho millones de coronas checoslovacas).

La muerte de Seifert

A partir de esta fecha, Seifert no se recuperó más, pero la policía política le persiguió con más saña, tratando de aislarlo del exterior y agobiándolo con sus constantes visitas y vigilancia. Cuando el laureado poeta murió en enero de 1986, la StB se enteró de que los disidentes querían aprovechar su entierro para protestar contra el régimen.

El cuerpo de Seifert fue expuesto en el Rudolfinum (edificio histórico para conciertos y exposiciones en el centro de Praga). Allí se pronunciaron los discursos oficiales y el actor y comunista fiel Zdenek Buchvaldek recitó versos del poeta. Después tuvo lugar una misa en la Iglesia Santa María de Brevnov, en el barrio praguense donde Seifert vivió toda su vida. Una nota curiosa es que la misa fue oficiada por el sacerdote Alois Kansky, quien era agente de la StB con el sobrenombre de Petr.

Luego su ataúd fue enterrado en la cripta familiar de la familia Seifert, en la ciudad de Kralupy nad Voltavou (20 kilómetros al norte de Praga), un lugar donde el poeta solía pasar las vacaciones con sus abuelos cuando era niño. La operación de vigilancia de los tres lugares donde estuvieron los restos de Seifert fue dirigida personalmente por el primer secretario del Ministerio del Interior, Alojz Lorenc.

Por supuesto, los disidentes no organizaron sus protestas y unas pocas centenas de personas que acudieron al entierro se despidieron en paz. El primer teniente de la StB, Pavel Benisek, encargado del caso, ordenó en julio de 1986 archivar la "Causa Seifert", no sin antes escribir una carta de agradecimiento "al colaborador Vaclav Pelikan, quien visitó regularmente a Seifert y ayudó a disuadirlo de actuar con el enemigo".

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Jaroslav Seifert, el poeta (1901-1986)

Nació en un barrio obrero de Praga y nunca llegó a terminar sus estudios, pero era un gran conocedor de la historia y la cultura checas, de lo cual escribía en periódicos y revistas.

En sus comienzos, durante los años veinte del siglo pasado, Seifert fue uno de los llamados "poetas proletarios", hombres que soñaban con un mundo mejor y figuró a la cabeza de diversos movimientos de vanguardia checos. En 1921 escribe su primer libro, Ciudad de Lágrimas, en la línea de Devetsil, de corte social. Funda luego el poetismo (movimiento poético checo influido por el futurismo y el surrealismo), hijo de Dadá, y finalmente regresa al verso clásico, si bien conserva siempre su identidad en la belleza melódica de sus poemas.

Su transición al poetismo fue con su segundo libro, El amor mismo (1923). En 1926 publica En las ondas y en 1929 Paloma mensajera, en los cuales domina lo cotidiano y resultan estilísticamente clasicistas: abundan las imágenes naturales y la parquedad en las metáforas, alejándose del tomo dramático y tenebroso de poetas checos de su generación, como Vladimir Holan o Frantisek Halas.

Aunque fue fundador del Partido Comunista Checoslovaco, rompió relaciones con la organización en 1929, después de un viaje que realizó a la antigua Unión Soviética. En sus libros Casco de tierra (1945) y Mano y llama (1948) está la marca de la II Guerra Mundial.

En 1956, como consecuencia de un discurso en el que criticaba la política cultural estalinista, dejó de publicar. Su obra fue editada nuevamente en 1965, con Concierto en la isla, y en 1966 fue nombrado Artista Nacional. Entre 1968 y 1970 asumió la dirección de la Unión de Escritores Checos, desde la que condenó duramente la invasión soviética de 1968 y firmó la Declaración de las 2.000 palabras, donde se pedía al partido la continuidad del proceso democratizador iniciado con la llamada Primavera de Praga. Las autoridades disolvieron la Unión de Escritores Checos.

En 1984 Seifert recibe el premio Nobel por su obra, plena de sencillez y sensualidad, la cual fue reiteradamente criticada y censurada por su país ante la negativa del poeta de abrazar la ortodoxia política.

© cubaencuentro

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