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Actualizado: 17/05/2024 1:04

Cine

Rebeca en rojo

El ICAIC conmemora su aniversario 50 con un remix oriental de 'Clandestinos'. La visión de Cuba consiste en un cúmulo de cadáveres exquisitos sobre un camión.


Una banda sonora que derrocha balazos mp3 de un western revolucionario. Las Damas de Negro clamando por sus hijos y esposos presos o desaparecidos. Cartelitos contestatarios y pintura militar para borrarlos de las fachadas. La escena obligatoria del carnaval, así sea en carne viva. Una ciudad maquillada de mercados y publicidad y encuadres cerrados para simular un pasado de democracia demacrada por el horror. Sangre de utilería, importada de Hollywood por un tercer país o acaso en bolsitas del ahora contraindicado Rojo Aseptil (Mercuro crónico): la muerte y no Santiago de Cuba es la protagonista coral de este filme. Suite Santiago, aciaga ciudad en rojo: en rejas, a rajatabla, remix oriental de los "Clandestinos" de Fernando Pérez. Entré a la última tanda de un desierto Acapulco (uno de los pocos cines habaneros que aún huelen a cine) y me sobrecogí.

Se habla de un boom de guionistas, fotógrafas y realizadoras cubanas. Los catálogos anuales de la Muestra de Jóvenes Realizadores sin duda justifican la euforia eufónica del monosílabo boom. Y ahora el ICAIC, por su aniversario 50, estrena la película de ficción Ciudad en Rojo (90 minutos), con guión de Xenia Rivery y dirigido por Rebeca Chávez. Se suple así por partida doble un vacío de género. Desde Sara Gómez, con De cierta manera, a finales de los años setenta (una época de cerrazones que derivó hacia la reconstrucción histórica y el melodrama social-realista), ninguna mujer dirigía un largometraje en la industria fílmica nacional: en este caso, en coproducción con Venezuela y el Programa Ibermedia.

Inspirada en la novela Bertillón 166, del santiaguero José Soler Puig, quien en 1960 ganó con esa obra la primera edición del Premio Casa de las Américas, la también santiaguera Rebeca Chávez apuesta por un fresco de su ciudad de los años cincuenta, sumida en una guerra no tan civil como criminal, en la que ella misma de muy joven se involucró.

La acción épica, que en vano se cuida de lo panfletario, parece contagiar cada plano del filme, compensando de paso la precariedad del relato en escena (para no hablar de los estereotipos de caracterización). La edición se mueve con el tempo de un reportaje al pie de la horca (ritmo rumbero de Lorca: moriré en Santiago), echando mano al blanco y negro, a la imagen de archivo documental o apócrifa, a los códigos del thriller mafioso más algún solapado homenaje de culto, y, como coda de la película, a una sesión de fotos extradiegéticas con la furia en estéreo de X Alfonso, en un remedo del remate de Dogville, esa obra maestra de Lars von Triers (algo ya ensayado en el 2008 por el ICAIC, para inventarle un final al filme Kangamba, de Rogelio París).

Ars funeraria

En una entrevista concedida recientemente a Rosa Miriam Elizalde, la propia directora se resiste a dejarse encorsetar en el llamado "tema histórico", y declara su intención de enfrentarse a ciertas preguntas "cargadas de prejuicios" para expresar "un problema humano como cualquier otro que se enmarca en una época". Si ese problema es la violencia ciega por causas políticas (sea el terrorismo de un hombre o sea la tortura institucional), entonces Rebeca Chávez logró conmigo uno de sus objetivos, según la entrevista: tras hora y media de "una tensión emocional muy fuerte", me quedó "como una mancha o un vacío en la memoria", un "sabor amargo" en quien nunca ha ejercido la violencia pero duda qué pasará si, de pronto mañana, no tiene "otro recurso que ejercerla".

En este sentido, y apropiándose inconscientemente de una tesis de nuestro clásico de animados Elpidio Valdés, la peor suerte parecen correrla aquellos personajes que "no se meten en nada" en medio de la barbarie colectiva. La bandera o el traje blancos no funcionan como atributos de paz y una paloma puede ser otro incentivo para la delación gratuita y el sacrificio ritual. De cierta manera, según esta lógica macabra, salirse del juego patrio sería sólo el señuelo que pone a salivar sádicamente a los perros de presa, siempre tan sedientos de sangre (corrimiento hacia el rojo de nuestro universo histórico).

"La fe que no duda es fe muerta", leemos en pantalla grande una cita de Miguel de Unamuno. Pero las polémicas polisémicas de aquellos héroes avant-la-revolución hoy ya nos saben a plato obsoleto: a criterios punibles como baja traición. Casi ni entendemos aquella comunistofobia burguesa resuelta como una caricatura en el set. Peor aún es el tratamiento maniqueo de los conflictos generacionales entre padres e hijos. Lástima de paisajes que apenas posan como turísticos dentro del argumento.

Paradójicamente, nos sigue interesando más el villano interpretado por Patricio Wood que toda una pléyade de jóvenes justicieros, atrapados en diálogos disciplinarios donde podrá caber la duda pero no el deseo. Y en dramaturgia ese déficit se paga con una dosis letal de inverosimilitud. La ficción cede su espacio a la ilustración: a medio camino del homenaje a una novela o una época o una ciudad.

Por mi parte, arrellanado contra el terciopelo rojo del Acapulco, a las diez de la noche de un fin de semana cubano de nuevo siglo y milenio, leí daltónicamente esta Ciudad en Rojo como una ars poética que deviene ars política que deviene ars policíaca que deviene ars bélica que deviene ars funeraria.

No obstante a mí, que dudo dadaístamente de todo, esta visión de Cuba como un cúmulo de cadáveres exquisitos sobre un camión, en principio también me conmovió (sólo por eso no me moví de la butaca antes del copyright ICAIC 2009). Entonces salí a la Avenida 26 con cautela de clandestinaje, como si una bomba del 26 de Julio estuviera por reventar las vidrieras del cine, y una patrulla contemporánea viniera ululando para preguntarme a patadas quién ha sido intelectualmente el autor.

© cubaencuentro

13 Comentarios


13 by Juan.Isla (Usuario no autenticado) 02/05/2009 20:40

Hola a todos, Ahora no quisiera detenerme en argumentar el sino del artículo en cuestión. De eso se ha hablado bastante en los comentarios publicados entre los que se encuentran algunos muy esclarecedores. Quiero ir un poco más allá, al intentar advertir lo que a mi modo de ver constituye ya una tendencia que se viene observando últimamente en estas páginas y que deberíamos contribuir a subvertir o, al menos, a debatir. En los últimos tiempos, en las páginas de Cubaencuentro ha existido, al lado de la profundidad, calidad y seriedad de parte de muchos de sus colaboradores, cierto coqueteo con la vulgaridad, la chabacanería disfrazada de ampulosidad, la simplificación, la inexactitud, la pedantería y la creencia de estar en un paraninfo en el que todas las pedradas son justificadas pues el objetivo final es combatir un sistema que para la mayoría ya resulta despreciable. Muchas veces, sin embargo, no resulta claro hacia quiénes ni hacia dónde va dirigida la pedrada pues cual boomerang se consigue el efecto contrario. Al ser así, creo que todos hemos tenido oportunidad de leer verdaderos disparates incluidos en este sitio. Primero fue con asombro. Luego, y gradualmente, con pálida resignación. Últimamente también he visto como muchas veces llegan a ser más interesantes y agudos los comentarios que los propios artículos de opinión, y eso es preocupante. Creo que este sitio está en condiciones de buscar y encontrar verdaderos expertos en cada una de las áreas que aborda; sin vedetismo, con trabajo, y una idea clara de lo que se quiere exponer. No debemos aceptar que sumada a la confusión que ahora prevalece en el sistema político cubano observemos pacientemente el mismo mareo en unas páginas que nos han nutrido a lo largo de más de una década y generalmente con seriedad. La confusión del sistema es entendible: tienen miedo, andan sin respuestas y se les acaba el tiempo. A la relativa pérdida de rumbo de Cubaencuentro en algunas secciones no le encuentro mucha justificación y se pueden enmendar. Alguna vez ya lo dije: Cubaencuentro es, más allá de quienes la componen, el único sitio sobre temática cubana que gracias a su espíritu fundacional y al carácter exegético de su abordaje, el lugar que seguramente debe tener más entradas a nivel mundial en lo que hace a la problemática de Cuba. En cierto modo es un sitio de todos -y de encuentros, por cierto-. Aunque reconozco que es una tarea difícil tomar distancia de la realidad, pues hay historias de vida realmente dramáticas detrás de cada calificativo frente a un sistema sin dudas oprobioso, hay que intentar superar la superficialidad de la crítica fácil y sacada de contexto. Eso forma parte de la obligación y la materia prima con la que se forja ese ser extraño que es el intelectual: extraer ideas y tendencias generales que trasciendan no solo su deseo personal sino que le permitan justificar y explicar la propia realidad más allá de sus limitaciones, historias de vida y sentimientos. Ningún sistema social o político, película, obra de arte o persona es malo porque sí o porque a mí me dé la gana. Es un poco más complejo y los que no lo entienden así no deberían ser formadores de opinión. Mi temor es que se vulgarice y trivialice el discurso de estas páginas (solo) en función de mostrar lo descontentos que estamos con la realidad de Cuba. La mejor forma de explicar eso es siendo cada vez más objetivos, más serios, estudiosos y responsables, y sintiendo que detrás de cada opinión o cada idea, por más que sea obviamente personal, existe una real justificación. La mejor y única manera de enfrentar al castrismo y a todo lo que representa, en la búsqueda de ese inasible bien común que desearíamos todos para el país que nos vio nacer, es, insisto, ser más rigurosos, profesionales, serios y sensatos. De no ser así, nosotros también somos el castrismo. Somos o seguimos siendo eso que criticamos. No hemos logrado superarlo si muchas veces recurrimos no solo a sus mismas herramientas sino a la misma falta de argumentos de la que ha adolecido un sistema al que le debemos todos los días la justificación de su necesaria desaparición. Y sería muy lamentable que en su negación nos convirtamos en ese castrismo moribundo que tanto hemos odiado. Primero fuimos castristas en el silencio cuasi obligatorio que imponían las circunstancias y ahora lo somos en su defecto: con el grito más descarnado e igualmente absurdo. Me resisto a creer que la nueva generación de especialistas que hoy sostiene a Cubaencuentro, y quienes colaboran – a muchos de los cuales conozco y admiro, y que representan buena parte del pensamiento más avanzado que ahora mismo posee Cuba como nación- hayan caído en la trampa que nos ha tendido el sistema a lo largo de estos cinco siglos de existencia obligatoria: la simplificación, la descalificación arbitraria y personal, la superficialidad, el poder como instrumento de la verdad. Creo debemos hacer un esfuerzo por trascender ese legado. No sirve de nada ser anticastrita persé ni como una forma de vida o emblema de presentación. Al contrario, es una carga de la que nos deberíamos librar cuanto antes. Cualquier fin de una época, como esta a la que asistimos, entraña también cierta responsabilidad hacia la que está en gestación pues en caso contrario el parto sería más doloroso y menos merecido. ¿Acaso la lógica aceptación de la libertad de ideas, opiniones y puntos de vista, nos obliga a mirar acríticamente y como válidas la reproducción social de un sistema de valores igualmente carente de profundidad y de apego a la seriedad y al estudio que demanda un escenario tan complejo como la de la Cuba de hoy? Es mi más ferviente deseo que Cubaencuentro continúe siendo ese lugar al que cada mañana de nuestras vidas, los cubanos entramos con la esperanza de ver reflejada una Cuba mejor, no porque de golpe un artículo u opinión supere sus infinitos dilemas y taras, pues sería un absurdo pensar así, sino porque su aporte nos haga más incluyentes, respetuosos y profundos y porque desde las ideas intentemos superar aquello que nos ha detenido en el tiempo y nos ha condenado a sacar conclusiones muchas veces solo explicables por el odio y la nostalgia. Ante esa proverbial falta de libertades que hemos padecido no caigamos en la trampa de perecer en otra acaso igual o más perniciosa: de censurarnos lo mejor que anda en cada uno de nosotros. Debemos intentar mirar hacia adelante sin los lastres de lo que sabemos hoy solo se mantiene por inercia y así contribuir a disminuir tantos años de separación e intolerancia. Juan.Isla

12 by Augusto el antorcha (Usuario no autenticado) 30/04/2009 9:20

No es que el flaco escriba mal, es que no escribe para todos y sobretodo no es critico de cine. Es valiente, ingenioso y sabe jugar con el verbo pero no es especialista en la materia y el articulo adolece de muchos erores. esta es una revista para todos los nieveles, por favor flaco, ajustate un poco y tu feedback mejorara compadre.

11 by cubano en españa (Usuario no autenticado) 29/04/2009 12:00

Hola laura puede ser...en la vida todo puede ser.. este chico dice alli cosas que tienen un alto precio..ese es su merito..y nadie debe quitarselo.. pero no es escritor..y que cubaencuentro nos lo presente como critico cinematografico ya es la bomba..es que ni sabe de lo que esta hablando... nada contra el..ya te digo..tiene merito...pero habremos de cuidarnos de no repetir ese error de confundir politica con cultura..o intelecto...te leiste las palabras de retamar sobre los poemas de Tony...pues aqui tienes mas de lo mismo..

10 by El lapón libre (Usuario no autenticado) 29/04/2009 9:00

Lo siento por los comentarios anteriores, pero yo veo muy claro lo que quiere decir el autor y su forma de escribir puede que sea algo rebuscada, pero no es nada que espante y denota que el autor tiene cultura y conoce de que habla. -!Qué conste que no lo conozco de nada- Por otra pate ?Qué sentido tiene que nos cuente de que va la película? Cuanddo justamente se trata de que deje la intriga y cierta duda para que vayamos a verla y saquemos nuestras conclusiones ?Qué es nos ofrezca su punto de vista: claro, oscuro o gris? Está en todo su derecho de crítico. Me parece que, en algunos de los comentarios anteriores, hay algo de envidia profesional o discrepancia política con el autor -"talibanismo" intelectual por encargo-. Lo cual sería una pena, pero bueno: En ese mal ejemplo nos han educado a los cubanos durante 50 años ya. Y es más fácil descalificar al "atrevido" que hacerle frente con otro artículo con más equilibrio sustancial y más claridad.

9 by Sara Gómez (Usuario no autenticado) 29/04/2009 9:00

Dos aclaraciones De Cierta Manera es de 1974. Nada que ver con el quinquenio gris. Mujer transparente es de 1991 y de los cinco cuentos hay tres dirigidos por mujeres: Mayra Vilasis, Mayra Segura y Ana Rodriguez. Por tanto, después de Sara Gómez otras mujeres dirigieron largometrajes en la industria filimica nacional. Sin contar a Teresita Ordoquiz que desde los estudios de la TV cubana dirigió Te llamarás inocencia. Los detalles conceptuales sobre qué es un largometraje y qué es la industria filmica nacional, ni los menciono porque no vale la pena

8 by Laura (Usuario no autenticado) 29/04/2009 9:00

Para Cubano en España: sera que orlando es mal escritor o que tu eres mal lector?

7 by cubano en españa (Usuario no autenticado) 29/04/2009 1:40

Que mal escribe este muchacho!! lo de su enrevesamiento para contar algo es solo una pose (en su blog no lo es tanto)...una impostura ..ya en la universidad te cuentan que este tipo de escritura es casi siempre de gente que no tiene nada que contar..salvo honrosas excepciones de autores con muchisimos conocimientos o con afan por describir..en cuyos casos es valida esa escritura... OLP tiene poquisimo que contar (su libro es el mejor ejemplo), conocimientos a medias en casi todo..y describiendo es malisimo...el tipo de tio que si la oracion que acaba de escribir no tiene sentido...es chic!!?? que querias contar hijo? que la peli era mala?..pues eso dilo y ya....y dejanos en paz...por favor!!!

6 by Mabuya (Usuario no autenticado) 29/04/2009 1:40

Rene, tu comentario es todavia mas confuso e incomprensible que el articulo. La poca comprension del articulo no se debe a su matiz politico, que tiene poco, sino a que el autor se ha enfocado mas en su reaccion ante la pelicula que en explicar la sinopsis de la misma. (lo cual es valido) Sin embargo, el lenguaje y sintaxis del autor es poco comprensible. No por las palabras que usa, que todos las conocemos, sino por la poca claridad en la expresion de sus ideas. Igual que Ariel, yo tampoco entendí de qué va la pelicula, ni cuales son sus puntos fuertes y debiles.

5 by 99.12 nittary (Usuario no autenticado) 29/04/2009 1:40

Rene Sanchez, no te preocupes por que Orlando pierda su empleo, el castrismo no se va a acabar, hay muchos empleos en juego, y con sueldos muchos mas jugosos que el de Orlando. Te confieso que yo tampoco lo entiendo como escribe, pero de la manera que describio el cine de mi barrio, eso me basta para no calificar de malo el articulo, gracias Orlando por sentarme de nuevo en el terciopelo rojo del Acapulco y sacarme despues a coger el aire de la noche en 26, dos cuadras mas y estaria en mi casa, pero sin internet, claro, asi que no te hubiese podido leer. Cosas de la vida.

4 by Rene Sanchez (Usuario no autenticado) 28/04/2009 23:00

Ariel claro que no puedes entender nada porque este señor todo lo mezcla con la politica, critica tanto el régimen Castro que donde quiera ve manchas. ME PARECE FATAL SU "CRÍTICA", este señor de cine no sabe nada. Ciudad en rojo es una gran película. Qué lástima que no respeten la diferencia. Siempre con lo de "afuera", esa indefensión del cubano, ay Dios, así que Lars Von Trier si, y no lo dudo!, pero la Chavez no. jajja, pobrecito Orlando Luis Pardo, cuando se acabe el castrismo se lo comerán los leones, no sabrá de qué escribir.

3 by Ariel (Usuario no autenticado) 28/04/2009 18:00

Pues yo no he enterado de que va la pelicula....muchos adjetivos, mucha retorica, pero vamos, que no termino de tener una idea clara sobre la peli. Un poquito mas de claridad a la hora de escribir una resena por favor, que no se trata de mostrar lo inteligente que es uno o lo buen escritor, sino de hacernos llegar una idea clara del filme.

2 by Menelao M. (Usuario no autenticado) 28/04/2009 12:20

Nuestro pais anda con su propia historia metida en los bolsillos.Y a la larga, el cine denuncia todo eso.Buen articulo.

1 by El lapón libre (Usuario no autenticado) 28/04/2009 9:00

No he visto la película, pero el comentario me parece muy inteligente, ilustrativo y sincero, diría que hasta creible. Mis felicitaciones al señor Luís Orlando Pardo por tan sabias palabras y excelente prosa, las que ojalá sean justas con el fime.

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