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Actualizado: 19/05/2024 23:18

Álvaro Mutis, Literatura, Obituario

Réquiem por Maqroll el Gaviero

El escritor y poeta colombiano Álvaro Mutis falleció a los 90 año el domingo en la ciudad de México, capital del país donde estableció su residencia desde 1956

“Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales”, una voz cala el silencio: Maqroll el Gaviero decide interrumpir La última escala del Tramp Steamer para viajar por las rutas de Joseph Conrad, franquear ríos impetuosos, escoltado por una sonata de arpa y el canto del pozo cegado del exilio.

Álvaro Mutis (Bogotá, Colombia, 25 de agosto, 1923 - Ciudad de México, 22 de septiembre, 2013) conocía muy bien las sombras blanquecinas de los hospitales y el dolor reservado de los enfermos taciturnos de Ultramar. Sintió lástimas a la muerte de Marcel Proust, descolgó el espejo para prolongar el sigilo y permitir que “el nostálgico limbo donde habitan / a la orilla del tiempo” la perpetua agonía de los sueños conformará una geografía de perdurable elegancia presente en sus versos y en su prosa de fervores en el que “una vaga niebla, un espectro desvaído” vaga en los intersticios de una torva interminable.

Reviso los estantes de mi biblioteca: me detengo frente A la nieve del almirante, Los emisarios, La muerte del estratega, la Mansión de Araucaima, Ilona llega con la lluvia, Un Bel Morir, La balanza, Los elementos del desastre, Caravansary, Reseña de los hospitales de Ultramar, Diario de Lecumberri… Me detengo en los retumbos de una algazara en la fronda de un navío capitaneado por Maqroll el Gaviero.

“El único sentido de la poesía y el arte, en su expresión más pura, es el de permitir un goce sagrado, en el efímero paso del hombre sobre la tierra”, dijo alguna vez este colombiano que le llevó al otro colombiano de Aracataca un ejemplar de Pedro Páramo y le dijo: “Lea esta vaina, para que aprenda”. Álvaro Mutis también sabía que Cada poema un pájaro que huye / del sitio señalado porla plaga. / Cada poema un traje de la muerte / por las calles y plazas inundadas / en la cera letal de los vencidos.

Cuarto domingo de septiembre/2013, Ciudad de México: un Réquiem se interpone en la noche: “Que te acoja la muerte / con todo tus sueños intactos. / Al retorno de una furiosa adolescencia, / al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron, / te distinguirá la muerte con su primer aviso”. Todo se anega del yodo de las navegaciones. El poeta no se ha retirado del deseo: ha decidido galopar en los musgos de la sangre y el sueño. Amén.

© cubaencuentro

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