Tan irracional es el griterío pa´lo que sea, Fidel, pa´lo que sea como arremeter con lo que sea contra Castro. El brigadier Rafael del Pino aporta otro ejemplo al retorcer algo tan ajeno a Cuba como el derribo del avión malasio en Ucrania: “Este es simplemente el modus operandi, sin un ápice de ética, de los militares en regímenes totalitarios como el de Cuba y autoritarios como el de Rusia”.

La cosa no es tan simple. Los militares de la democracia de EEUU derribaron, el 3 de julio de 1988, un avión comercial iraní Airbus con 290 personas a bordo. Y sin un ápice de ética, el vicepresidente George H. W. Bush declaró: “I will never apologize for the United States of America ever. I don't care what the facts are”.

Para endilgar a Rusia el derribo intencional del avión malasio con un misil tierra-aire, el brigadier Del Pino recurrió a “grabaciones realizadas por los servicios de seguridad de Ucrania”. Ningún otro servicio de inteligencia se atrevió a validarlas. Por el contrario, la inteligencia estadounidense admitió no tener ningún indicio de que Rusia estuviera implicada. Ucrania sacó entonces unas imágenes de satélite para reforzar su posición, que resultaron ser tan falsas como las grabaciones.

Modus operandi

Hace ya más de un mes que sobrevino el incidente y Rusia tiene la sartén por el mango. El embajador ruso ante Naciones Unidas, Vitali Churkin, acaba de solicitar en el Consejo de Seguridad que se informe sobre la investigación del derribo. Y no solo el presidente ruso Vladimir Putin, sino hasta el excandidato presidencial estadounidense Ron Paul piden a Washington que acabe de sacar las imágenes de sus propios satélites. Lo mejor del caso es que:

• El reportero investigativo Robert Perry soltó que analistas de la CIA filtraron ya que el misil fue disparado por militares ucranianos
• Los militares del régimen autoritario de Rusia desafiaron a EEUU y al “gobierno democráticamente electo de Ucrania” a responder diez preguntas sobre el incidente, entre ellas por qué Ucrania tenía emplazados misiles antiaéreos cerca de la zona del derribo y por qué un caza de la fuerza aérea ucrania se acercó al avión malasio en vuelo.
• El periódico malasio New Straits Time reportó que los peritos estiman que un misil tierra-aire no pudo provocar por sí solo el patrón de fragmentación observado en los restos del avión.

Y lo peor del caso es cómo razona el brigadier Del Pino: Si Castro saltó a la palestra global con “relampagueante e inusual rapidez” para echarle la culpa a Ucrania, entonces “sabemos ahora ciertamente que fueron los rusos”.

Principio de la sorpresa

El filósofo americano Charles S. Peirce advirtió hace tanto que, para jugar la carta de triunfo en las explicaciones, los hechos se contrastan con las hipótesis probables y debe aceptarse, hasta nuevo aviso, aquella que resulte menos sorprendente.

Sería sorprendente que Moscú, envuelto ya en jelengue con Occidente por la crisis en Ucrania, se hundiera más todavía tumbando un avión comercial, pero no sería ya tan sorprendente que Kiev tramara el derribo con ánimo de hundir más Rusia.

Ante tal disyuntiva hay que jugar las cartas con cautela, pero el brigadier Del Pino sucumbió a la tentación de aprovechar el incidente para ligar a Rusia con Cuba y encauzarlo contra EEUU con otra gritería: ¡Ahí vienen los rusos! Lo cual no sorprende, porque hace rato que cualquier cosa se toma por una u otra bandería del problema cubano para militar sin lógica.

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