Cambios, Economía, Reformas
Carmelo Mesa Lago, otra vez…
La obra más reciente del profesor Carmelo Mesa Lago, quien ha publicado 82 libros y monografías y 275 artículos
Carmelo Mesa Lago, con la energía de un adolescente y la experiencia de algunas décadas, nos acaba de regalar otro libro: Cuba en la era de Raúl Castro (editorial Colibrí, Madrid, 2012). Aunque algunos lectores inquietos lo tenemos desde hace semanas, será presentado en el auditorium del edificio 7 del Wolfson campus (downtown) del Miami Dade College el martes 12 de febrero a las 9:30 am. Una buena oportunidad para quienes vivan o transiten por Miami.
Me considero un lector gozoso de la obra de Mesa Lago (CML), pero confieso que es muy difícil llevarle el paso. Desde su clásico Cuba en los 70s… he perseguido la obra de Carmelo. He ojeado, leído o estudiado sus textos sobre economía cubana, sobre modelos comparados y sobre bienestar y seguridad social. Pero al enterarme que CML ha publicado la friolera de 82 libros y monografías y 275 artículos, y que solamente en la última década ha sacado de imprenta siete de los primeros, creo que no tengo más remedio que sospechar que mi amigo Carmelo es el científico social cubano (¡tan auténticamente cubano!) más prolífico y calificado en estos complejos tiempos en que pensar cuesta trabajo y escribir más todavía.
En esta ocasión se trata de un libro de 336 páginas, distribuidas en seis capítulos. Tras una primera introducción sobre la historia socioeconómica de la isla en el período post-revolucionario (y que resume la periodización que ha ido elaborando desde los 70s) el libro entra de lleno en el análisis del sexenio posterior a la abdicación de Fidel Castro. Los dos siguientes capítulos son análisis económicos sectoriales (economía interna y externa) mientras que el cuarto está referido a un tema en el que CML posee una vasta experiencia: el bienestar social. El libro finaliza con dos capítulos en los que discute el alcance y los límites de la llamada actualización impulsada por Raúl Castro, y donde el autor despliega sus valoraciones sobre el proceso, vaticina posibles resultados y ofrece sus recomendaciones.
El libro es enjundioso pero de fácil lectura. Y es fascinante. Con él, es posible recorrer los principales momentos de la reforma económica sin-prisa-pero-sin-pausa del General/Presidente, recrear las diferentes opiniones que se van ventilando en torno a cada paso relevante, y al mismo tiempo ir midiendo sus resultados concretos de acuerdo con las metas trazadas.
Recomiendo su lectura a todos los interesados, pero por razones de espacio no me detengo más en reseñar el libro. Sólo quiero pedirle a mi amigo Carmelo que dedique su próximo libro a explicar como puede guardar, procesar e insertar tales volúmenes de información. Con lo cual, creo, nos haría un gran favor a todos los científicos sociales, o al menos a los desorganizados que, como yo, nunca tenemos a mano las cifras elementales del mes pasado.
Lo que me interesa resaltar del libro es que CML no se olvida de que la economía tiene que ver con las personas, y que las personas comen, se visten y viven en casas, y que, por consiguiente, tienen derecho a opinar sobre como se organiza el mundo en que desenvuelven sus vidas cotidianas. Una realidad que somete a los economistas a un estrés total cuando tienen que referirse a cuestiones como el bienestar social o la política, dos asuntos en lo que Carmelo entra y sale constantemente en su libro y en particular analiza en dos de sus capítulos.
Si revisamos la producción académica de los economistas cubanos contemporáneos se advierte fácilmente el extravío resultante de ese estrés. Buena parte de los economistas cubanos —ojalá que sólo momentáneamente— han perdido de vista que lo que se discute en el país no es solamente si la economía crece o no (lo cual es tremendamente importante) sino también como las personas van a ser afectadas, y por consiguiente, cual va ser el costo social y cuales deben ser las políticas compensatorias que ello implica.
Y lo que resulta no menos estresante, discutir una dimensión política que tiene que ver con variables como la descentralización, la participación en y la transparencia de los procesos de planificación, Así como la capacidad de los actores sociales diversos para hacer representar sus intereses en los procesos de toma de decisiones. Y algo bien importante, la relación que la isla debe mantener con la parte emigrada de su sociedad transnacional, que no puede ser simplemente una relación de engorde y ordeño.
No quiero decir que CML haya dado respuesta directa a cada uno de estos temas, que por un lado no son su campo de especialidad, y por otro son asuntos muy complejos que ameritan libros del tamaño del que aquí comentamos. Pero es indudable que cuando CML no mira hacia el lado, ni se ensimisma en los modelos chinos y vietnamitas que parecen ser un horizonte acrítico de nuestros economistas, ni rehúye temas urticantes pero vitales como son las desigualdades regionales, de género y raciales, hace un aporte decisivo a este debate.
Y de paso —cosa de los tiempos, diría Cicerón— se coloca a la izquierda de una oficialidad cubana que hace solo un par de lustros le consideraba un representante de la cubanología contrarrevolucionaria digno del peor destino político. No porque Carmelo se haya movido hacia la izquierda. El sigue estando en el bando de los keynesianos confesos y convencidos. El problema es que el tablero político e ideológico de la isla se ha movido hacia la derecha y ha dejado a Carmelo peleando desde la esquina roja. Por eso, lo felicito.
Por todo esto, este libro merece ser leído y discutido. Esperemos el otro, que a este ritmo llega pronto. Y nuevamente la oportunidad de homenajear al pensador y al patriota que es, con todo derecho, Carmelo Mesa Lago.
© cubaencuentro
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